«Contra las cuerdas». Informe de la ONG colombiana Somos Defensores en el que alertan sobre los asesinatos y amenazas a líderes sociales y defensores de derechos humanos durante 2016 

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CONTRA LAS CUERDAS

Si la lucha de los defensores de derechos humanos en Colombia fuera una pelea de boxeo, en 2016 estos activistas estarían contra las cuerdas. Incrementos desproporcionados en asesinatos y atentados y una desprotección por parte del Estado que no tiene justificación «ad portas» de la finalización del conflicto colombiano son el tema que aborda el Informe Anual 2016. Que la Paz no les cueste la vida a los defensores(as) en Colombia es la consigna. Las advertencias del pasado se cumplieron y el Estado colombiano continua en silencio.

Bogotá D.C. – Colombia 22 de febrero de 2015 – Comunicaciones Programa Somos Defensores

El año 2016 será recordado en la historia por ser el tiempo de la finalización de unos atropellados diálogos de paz entre FARC y gobierno, pero también el año en que los colombianos(as) se apartaron de la decisión más importante del país en décadas (el plebiscito por la paz) con una abstención superior al 60%. Y es precisamente en este año en el que las acciones bélicas derivadas del conflicto disminuyeron a sus niveles mas bajos, que la violencia contra defensores de DD.HH y líderes sociales se recrudece a niveles no vistos hace 10 años.

Durante 2016 fueron asesinados 80 defensores de DD.HH. y otro 49 fueron víctimas de atentados contra su vida (incrementos del 22% y 29% respectivamente con referencia a cifras del 2015). Muy a pesar de que durante el año 2016 hayan surgido de manera paralela, distintas cifras acerca del número de defensores asesinados, lo cierto es que el porcentaje de estas muertes se incrementó de manera significativa frente a los asesinatos de años anteriores (63 en 2015) y también a pesar del descenso histórico de homicidios y acciones violentas producto del cese al fuego entre las FARC y el Gobierno de Colombia[1].

Centros de estudios como el CERAC[2] o INDEPAZ[3], así como movimientos sociales y políticos como Marcha Patriótica o Cumbre Agraria o agencias internacionales como OACNUDH[4], a lo largo del 2016 hicieron evidente que el incremento en los homicidios eran una realidad y no solo pertenecía a las solitarias cifras que durante años ha publicado el Programa Somos Defensores en sus informes semestrales y anuales. Estos ejercicios de compilación de datos dieron como resultado diversas cifras entre ellas la escalofriante suma de 125 asesinatos[5].

Ahora bien, de acuerdo con el concepto usado por el Programa Somos Defensores para identificar a los defensores de DDHH, de estos 125 casos recopilados solo se pudo documentar el perfil de líder social o defensor(a) en 80 casos. Sin embargo y a pesar de que las cifras sean disimiles, es preocupante e incomprensible en todo sentido que el Gobierno de Colombia, aún no cuente con un sistema de información propio que documente estas muertes, así como tampoco lo tiene la Fiscalía General de la Nación, principal ente investigador del país.

Este incremento en las acciones de violencia física contra defensores de DD.HH se hace crítico por la ínfima respuesta estatal de prevención y protección ante estas muertes y atentados que al parecer dan cuenta de la incapacidad del Estado Colombiano en proporcionar las garantías suficientes para que estos activistas desarrollen sus labores durante la implementación de los acuerdos y la construcción de la paz en Colombia.

El presente informe hace también una revisión básica, mediante 6 capítulos o rounds, sobre las vicisitudes que han tenido que soportar los activistas por la paz y los DD.HH. en 2016 para desarrollar su trabajo. Llama la atención como en este análisis se señala a departamentos como Cauca, Antioquia, Valle del Cauca, Nariño, Norte de Santander, Santander y Bogotá como las zonas con mayor concentración de agresiones contra estos activistas.

Tema aparte es la presunta responsabilidad en estas muertes y agresiones que a todas luces, los grupos herederos del paramilitarismo son los mayores responsables (66% en agresiones y 55% en homicidios). Esta situación contrasta con la negación de la existencia del paramilitarismo por parte del gobierno y la falta de resultados del la Fiscalía General de la Nación en las investigaciones por todo tipo de agresiones contra defensores que al menos durante el gobierno Santos suma casi 3000 defensores agredidos y más de 400 asesinados. Ante este escenario de dificultad y agresiones la consigna de los defensores es y seguirá siendo QUE LA PAZ NO NOS CUESTE LA VIDA.

Las cifras completas del Sistema de Información de Agresiones contra defensores y defensoras de derechos humanos en Colombia SIADDHH para el periodo 2016 y otros periodos pueden ser consultados en www.somosdefensores.org

El Espectador

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