A un año del referendo en Bolivia: el oficialismo recordó en las calles el “Día de la Mentira” y la oposición celebró el resultado
Democracia boliviana sale indemne de un día plagado de manifestaciones a favor y contra Morales
Bolivia vivió el martes una jornada de manifestaciones entorno al «Día de la mentira», para los adherentes del presidente Evo Morales impedido de volver a postularse por una trama mediática hace un año, y de opositores que salieron a las calles a plantear su negativa cerrada a que el mandatario tercie en las elecciones previstas para fines de 2019, en una suerte de prueba de fuego para la democracia local.
El oficialismo y la oposición bolivianos expusieron en las calles sus músculos en diversas manifestaciones públicas en una jornada que terminó con discursos encendidos, denuncias y acusaciones que pusieron a prueba la resistencia de la democracia boliviana, que a 35 años de restaurada salió indemne y en la que los protagonistas se retiraron en paz de plazas y calles al caer la noche.
Las ciudades de La Paz (oeste andino), Cochabamba (centro) y Santa Cruz (este), las más pobladas y políticamente más activas del país, fueron epicentro de multitudinarias manifestaciones a favor y contra el presidente Morales que hace un año quedó en la mira de una confabulación opositora para restarle legitimidad en su intento de volverse a postular a la primera magistratura del país.
Un activista de la oposición, Ricardo Paz, reconoció el lunes en un espacio televisivo que Morales no ha perdido su predicamento en el clima de opiniones públicas pese a los ataques que se surten en su contra.
El Movimiento Al Socialismo (MAS), partido de Morales, y las organizaciones sociales que lo apuntalan, volcaron a las calles de La Paz y Cochabamba a decenas de miles de sus militantes y simpatizantes que volvieron a denunciar la «mentira», tejida entorno a una anterior relación sentimental suya y utilizada para inventarle la existencia de un hijo y un presunto caso de tráfico de influencias para beneficiar a una mujer que reconoció públicamente haberse prestado a una tramoya organizada y financiada por la oposición de derechas al mandatario progresista.
Sus adversarios políticos tomaron también los sitios públicos para oponerse a que el gobernante indígena de izquierdas, que a un año del referendo mantiene un índice de aprobación a su gestión sobre 50%, según una encuesta independiente de reciente divulgación, se ponga en liza electoral para el período constitucional 2020-25.
En La Paz, los conmilitones y simpatizantes de Morales bajaron formados en inacabables columnas desde diversos puntos de la ciudad sede de gobierno y desde emplazamientos rurales para abominar, en un multitudinario mitin que coronó en la Plaza del estadio Siles, la «mentira» que transversalizó el referendo de febrero de 2016, descubierta por la justicia con pelos y señales en los últimos meses.
En la central Cochabamba, la tercera más poblada del país andino amazónico, las fuerzas de Morales coparon la Plaza de Armas 14 de Setiembre y las calles y avenidas adyacentes, lo mismo que en las ciudades de menor densidad poblacional de Sucre (sudeste), Tarija (sur), Trinidad (nordeste amazónico) y Oruro, donde se conmemoró el triunfo departamental del Sí a la nueva postulación de Morales que en 10 años, desde 2006, ganó 9 de los 10 asaltos electorales en Bolivia, que vive la etapa de mayor refulgencia de su democracia en más de 190 años de vida republicana.
En muestra de sensatez política, los manifestantes a favor del Presidente celebraron el lunes un mitin en la ciudad de Santa Cruz, la más poblada y pujante de Bolivia, considerado por la prensa local, como el más multitudinario de este episodio de la activa política criolla de las últimas 24 horas.
Un acuerdo tácito permitió que sus opositores se convoquen este martes en esa ciudad oriental, a 900 km de La Paz, en dos emplazamientos, el Cristo y la Plaza 24 de Septiembre, donde se desenvolvieron a discreción.
La oposición también reunió de noche a miles en la tradicional Plaza San Francisco de La Paz, donde periodistas que se oponen en rotundo al jefe de Estado, hablaron micrófono en mano lo mismo que líderes de los jefes y voceros políticos que adversan al Presidente indígena.
La jornada, precedida por una efervescencia en medios, pero principalmente redes sociales, enardecidas con mensajes zafados y algunos casos irreverentes y repetitivos, movió a una previsora Policía que acuarteló a 11.000 de sus oficiales y agentes para evitar raptos de violencia callejera.
La cuota de violencia la pusieron empero cultivadores de coca de la zona de los Yungas, estribaciones cordilleranas cerca de La Paz, que se enfrentaron a la Policía para resistir un proyecto de ley, que debe tratar el Legislativo, y que busca reglamentar la extensión de los cultivos en Bolivia.
Los labriegos de coca de los Yungas, donde la ley antidrogas vigente autoriza el cultivo de 12.000 hectáreas del arbusto cuyas hojas se emplean, en base de procesos químico sintéticos, para la fabricación ilegal de droga, se oponen a que la nueva ley autorice el cultivo de 7.000 hectáreas en el central Chapare, sin que implique un aumento para ellos.
Los cocaleros la emprendieron contra instalaciones de la Policía en La Paz, quebraron a pedradas vidrieras de la estación de Bomberos, quemaron motocicletas de la fuerza pública que debió apresar a 148 de ellos, mientras el gobierno intentaba llamar a sus dirigentes al diálogo que finalmente se concretó en la noche de un día en que política se paseó sin mella por calles y avenidas del país.