Alertan que en 2017 los feminicidios aumentan en América Latina
Miles de mujeres son asesinadas en América Latina simplemente por ser mujer. Los feminicidios en la región han crecido en los últimos años y más del 90 por ciento de los casos permanecen impunes.
Aunque muchos de los Gobiernos de Latinoamérica impulsan leyes para evitar la violencia de género, las acciones son insuficientes. A esto se suma la falta de estadísticas oficiales: los feminicidios se contabilizan de manera dispar y los procesos judiciales suele ser lentos.
1 de cada 3 mujeres en el mundo ha sufrido violencia física o sexual en algún momento d su vida.Ayúdanos a construir un futuro sin violencia pic.twitter.com/NtDs6o8S9J
— ONU Mujeres (@ONUMujeres) January 4, 2017
Los feminicidios son la muerte violenta de mujeres por razones de género, ya sea que tenga lugar dentro de la familia, unidad doméstica o en cualquier otra relación interpersonal; en la comunidad, por parte de cualquier persona, o que sea perpetrada o tolerada por el Estado y sus agentes, por acción u omisión.
Apenas han transcurrido dos meses de 2017 y ya se registran en varias naciones de la región cifras elevadas de feminicidios o de actos de violencia contra las mujeres, lo que demuestra que aún se está lejos de acabar con estos crímenes.
Tan solo en Ecuador se han registrado 19 homicidios, ocho más que en el mismo período del pasado año, según datos oficiales. Las investigaciones por parte de las autoridades arrojan que la mayoría de los casos los asesinos utilizan el cuchillo como arma homicida.
Paraguay también registró el doble de feminicidios en lo que va de año. Varias marchas se han protagonizado para denunciar seis asesinatos de mujeres, solo por su condición de ser mujeres. La cifra representa un promedio de un asesinato cometido cada cuatro días.
Similar situación se vive en Argentina, donde un informe elaborado por el Instituto de Políticas de Género Wanda Taddei reveló que durante los primeros 43 días de este año se produjo un total de 57 feminicidios, una de las cifras más altas del área.
Ante la falta de registros oficiales del Gobierno argentino, el instituto obtuvo esa cifra a partir del cruce de datos que ofrecen comisarías y fiscalías especializadas en el área. Si hasta 2016 se calculaba que cada 30 horas moría una mujer en la Argentina, ahora la cifra aumentó, pues una mujer es asesinada cada 18 horas.
Por su parte, México, uno de los países con más alto índice de asesinatos por día, no queda rezagado en cuanto a feminicidios. De hecho en ese país, los homicidios, violaciones contra las mujeres resultan una constante.
El equipo editorial de Nueva Mujer inició una recopilación semana tras semana de los casos de feminicidios que se documentan a través de los medios de comunicación. Desde enero de este año, se han registrado diez casos de asesinatos de mujeres.
Movimientos sociales en distintos países de la región se han organizado para salir a las calles a exigir el fin de la violencia contra las mujeres. A pesar de las medidas que toman los Gobiernos y los esfuerzos de los defensores de los derechos humanos, la cantidad de víctimas demuestran lo lejos que está de resolverse este flagelo llamado feminicidio.
En 2014, ONU Mujeres y la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos promovieron el Modelo de Protocolo para llevar a cabo las investigaciones por parte de las autoridades policiales, de las muertes violentas de mujeres por razones de género.
El apoyo de esta organización a los Gobiernos de la región para la adopción de esta herramienta ha resultado positivo. En 2008, nueve países de América Latina tenían legislación especializada sobre feminicidio, actualmente suman 16 países.
La violencia de género en América Latina, a pesar de los avances en programas y leyes que la penalicen, va en ascenso. Se manifiesta de diversas formas: violencia económica, psicológica, física, acoso sexual o intimidación, entre otras manifestaciones. El feminicidio es la forma más grave y extrema de las violencias contra las mujeres.
La debilidad de las instituciones locales, la falta de voluntad de los líderes políticos, entre otros factores, impiden enfrentar en su totalidad y erradicar la violencia de género y feminicidios.