¿Salir del TLCAN? – El Universal, México
Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.
Cualquier acuerdo que se firma entre dos actores implica ceder en algunas cuestiones y ganar en otras. Se busca que haya un beneficio mutuo. En el momento en que se pierde el balance y las ganancias se cargan hacia un solo lado, una de las partes protestará de manera natural.
El Tratado de Libre Comercio de América del Norte, que entró en vigor en 1994, nació con varios objetivos: reducir o eliminar aranceles entre México, Canadá y Estados Unidos para facilitar el movimiento de mercancías; impulsar la industria de la región, pues, por ejemplo, un automóvil debe tener 65% de contenido norteamericano para gozar de las ventajas de gravamen cero.
Otro objetivo fue el geopolítico: ante las potencias comerciales en que se convirtieron China y otros países de Asia, además de la integración europea, el TLCAN emergió como una sociedad tripartita de más de 400 millones de personas con objetivos comerciales y de seguridad comunes, que sirve de contrapeso en el intercambio mundial de productos.
La llegada de Donald Trump a la presidencia estadounidense modificó el panorama. Desde su perspectiva, de acuerdo con lo expresado en su discurso de toma de posesión, la industria de México (sin mencionarla, pero lo ha hecho en otras ocasiones) ha robado miles de empleos a obreros de su país, por lo que puso sobre la mesa la exigencia de renegociar el Tratado y, de no obtenerse mejores condiciones, abandonaría el acuerdo.
Ayer los secretarios de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray, y de Economía, Ildefonso Guajardo, señalaron también que abandonar el TLCAN se ha considerado como opción.
La posibilidad de que México deje el Tratado, en medio de la coyuntura actual, debe ser una de las primeras alternativas ante el interlocutor que se tiene enfrente.
Acudir a una renegociación en la que Washington acusa a México de beneficiarse a costa de los trabajadores y de la industria estadounidenses, luego de que el presidente de esa nación ha emitido calificativos despectivos contra connacionales, equivale a tratar de llegar a acuerdos con una contraparte que no sabe escuchar, que tiene prejuicios raciales y que apostará a ganar todo.
Trump ve amenazas del exterior, sin la menor autocrítica a eventuales errores de gobiernos anteriores. Ha apostado a levantar muros y enclaustrarse en sus fronteras. “Hemos subsidiado ejércitos de otros países, hemos defendido las fronteras de otros países, hemos gastado billones de dólares en el extranjero, hemos hecho ricos a otros, mientras que la riqueza de nuestro país ha desaparecido”, dijo el sábado pasado.
La opción de salir del tratado comercial de Norteamérica debe ser el último recurso. El acuerdo ha mostrado bondades y puede ser mejorado. Sin embargo, un tratado debe generar ganancias a los participantes. Si no es así, no es pertinente mantenerlo.