La insostenibilidad fiscal, financiera y cambiaria del segundo año de gestión de Macri – Por Horacio Rovelli
Juan Perón tenía una frase para demostrar lo que implícitamente todos sabían: “Entre gitanos no nos vamos a adivinar la suerte”, y eso es lo que pasa después de un año de gestión como Presidente de la República de Mauricio Macri, en que ejecutó una brutal transferencia de ingresos a favor de los que más tienen.
Lo hizo a través, primero, de la combinación de la devaluación y la quita y/o reducción de las retenciones a los grandes productores y comercializadores de granos, y a las empresas mineras; segundo, durante el año beneficiando al capital financiero con las LEBAC (Letras del BCRA) y otros activos púbicos con tasas de interés mayor que la depreciación del dólar.
(Por ejemplo las LEBAC pagaron en promedio en el año 2016 una tasa cercana al 32% anual y el dólar punta contra punta se incrementó solamente el 21%); y tercero y fundamental, a las grandes empresas que subieron sus precios en torno al 50% castigando a la población y a las Pymes que deben comprarle insumos a ese valor y/o venderle a precio vil (acero, aluminio, petroquímica, cemento, gas, electricidad, combustibles, el precio a la población de la leche, de la carne, de la harina, de la yerba, del aceite, de los medicamentos, etc. etc.) .
En ese marco la economía cayó fuertemente (no menos del 3% del PIB como quiera medírselo), se perdió riqueza por un valor equivalente a no menos de 16.500 millones de dólares, pero como hubo puntuales beneficiados por la transferencia de ingresos como dijimos en el primer párrafo, es claro que el resto de la población, la Argentina de a pie, perdió lo que ganaron los otros, más la caída del PIB.
Un año de gestión y genera graves problemas en las economías regionales, lo demuestran los cierres de tambos, el “regalo” desesperado o dejar que la planta se pudra de los pequeños y medianos productores de la fruta y de las hortalizas y verduras ante los precios menores que los costos por la suba del combustible y demás insumos; 190.000 despedidos formales (trabajo en blanco con aportes previsionales y sociales) en el año (unos 122.000 puestos en el sector privado -industria, construcción, comercio, etc.-. y unos 68.000 en el sector público nacional, provincial y municipal).
Sin contar las suspensiones, vacaciones anticipadas, reducciones de horas de trabajo, eliminación de las horas extras, etc. etc. que suman personas de a miles; caída en la Inversión Bruta Interna Fija que perforó el piso del 18% del PIB; caída del consumo (y de las ventas); las exportaciones se mantuvieron gracias a que sabiendo la devaluación de más del 40% del inicio de la gestión de Macri (un dólar de $ 9,70 al 9 de diciembre de 2015 a $ 13,50 en enero y de $ 16.- en marzo 2016) se vendió parte de la cosecha retenida, pero las importaciones crecieron más (y sobre todo de bienes finales lo que compite con nuestra producción).
En ese marco cuál es la prioridad del gobierno, bien por un lado y a través del Comunicado “A” 6128 del BCRA le permite a las entidades financieras incrementar la tenencia de dólares del 15 al 25% de su patrimonio; por otra parte, no bien asumió Macri le autorizó a las empresas exportadoras tomarse hasta 365 días para liquidar una operación, ahora y desde el primer día hábil de 2017, las exportadoras de servicios (royalties o patente, turismo, servicios profesionales de todo tipo, correo, fletes, seguros, etc.) no tienen ningún límite de tiempo para ingresar al país los dólares que reciben por esos servicios; finalmente, como regalo de fin de año, le reconoce y le paga a Trasener SA (donde tiene participación el Estado y también Edenor del grupo Mindlin) la suma de $ 2.014 millones, y a las distribuidoras de gas (Metrogas, Litoralgas, Gasnor, Gasnea, Gas Natural Ban, Gas del Centro, Gas Cuyana, Camuzzi Gas del Sur y Camuzzi gas Pampeana) le transfiere $ 3.450 millones por no haber podido ajustar las tarifas todo lo que las mismas pedían.
Por supuesto que semejante dislate y muestra cabal de incompetencia de la administración de Macri, se refleja en:
a) Un déficit fiscal de $ 544.000 millones, esto es aproximadamente U$s 34.000 millones, el 6,2% del PIB. La administración de Macri Incrementó el presupuesto original en un 46% (por supuesto que encima sub ejecutó en salud, en educación, y en obra pública), y lo hizo sobre todo en el rubro deuda, en donde los intereses de la misma sumaron $156.872 millones en once meses, un 93,4% más que lo devengado un año atrás, de acuerdo a las cifras de ASAP, monto que no pudo ser compensado por el ingreso de las multas del blanqueo de $ 82.000 millones (unos 5.100 millones de dólares, aproximadamente el 1% del PIB). Que la mayor parte del ingreso de la multa del blanqueo de capitales se destine al pago de los ajustes de los haberes de jubilados y pensionados forma parte del gasto público, donde obviamente se incrementó también las erogaciones previsionales, sin que ello signifique una mejora para los que menos ganan (también allí el sello de clase de Macri).
b) El déficit cuasi fiscal de la gestión de Macri, reflejado en la LEBAC (Letras del BCRA) asciende a $ 333.139 millones, con lo cual el pasivo no monetario del BCRA al 28/12/2016 es de $629.320 millones, convertidos a dólares aproximadamente unos 39.300 millones (el 7% del PIB) que devengó intereses este año por el equivalente a 11.000 millones de dólares (más del doble de lo que ingresó al fisco nacional por la multa del blanqueo de capitales).
La suma del déficit fiscal (6,2% del PIB) y cuasi fiscal o del BCRA (7% del PIB) asciende a 13,2% del producto bruto interno, de los cuales la gestión de Macri es responsable del aumento en un 5,4% del PIB y también, obviamente, que el mismo descienda no menos de 3% en el año 2016.
c) Deuda: La deuda contraída por el gobierno de Macri de este año 2016, tanto en pesos como en dólares, pero convertida toda en divisas norteamericanas al tipo de cambio oficial, implican:
1) Intereses de las LEBAC por no menos de U$s 11.000 millones
2) Déficit Fiscal del año 2016 por el equivalente a U$s 34.000 millones
3) Reconocimiento y pago de deudas con los fondos buitres y otros por U$s 18.655 millones
4) Se le resta la multa ingresada por el “Blanqueo” de capitales de $ 82.000 millones en su equivalente en dólares de U$s 5.100 millones
Lo que conforma un total de deuda nueva por U$s 58.500 millones como mínimo, cuando la deuda al 31/12/2015 reconocida por el gobierno de Macri y publicada en la página web de la Secretaría de Finanzas de la Nación ascendía a U$s 222.703 millones (de los cuales casi el 57% era deuda intra sector público nacional), por lo que en un año aumentó el endeudamiento externo en un 26%
También, obviamente, es impensable que se pueda volver a repetir, primero porque ahora el nivel de deuda es mayor; segundo el ingreso de la multas del “blanqueo” es por una sola vez; y tercero y el más importante dato, que el riesgo de devolución de los créditos se incrementa potencialmente cuando la suma de los déficit fiscal y cuasi fiscal supera el 13% del PIB para un país como la Argentina, que tiene déficit comercial y que su población tiene en cuenta que el valor del dólar (su tipo de cambio de referencia) está atrasado y que son mucho más baratos los productos de los países vecinos y persistentemente compran dólares como ahorro, como lo demuestra los 26.060 millones de dólares adquiridos en el año 2016.
Esa compra sistemática de dólares por la población local explica porque ante semejante deuda contraída y la colocación de LEBAC para captar divisas, sin embargo las reservas internacionales del BCRA (siempre usando los número oficiales) han aumentado solamente en U$s 14.112 millones, cuando solamente tomando en cuenta los LEBAC, dichos títulos lo hicieron en $ 333.139 millones que es el equivalente a U$s 21.000 millones, quiere decir que si los bancos dan señales de deshacer su posición en LEBAC, el efecto de la corrida cambiaria sería el fin de las metas inflacionarias y cuantas estupideces repite el exotérico presidente del BCRA.
Nicolás Maquiavelo sostiene que si un gobierno depende más de la voluntad de los otros que de su propia fuerza, tarde o temprano pierde su reino, porque la ambición de los que depende (la rapacidad dice Maquiavelo) hará que deba tomar medidas cada vez más anti populares para beneficiar a los ricos y poderosos, y con ello se ganará el odio y el desprecio de su pueblo, con lo que los ricos y poderosos que lo apoyaron, un día dejarán de hacerlo y es más ofrecerán su figura como compensación y sosiego.
(*) Economista argentino. Especializado en temas fiscales y monetarios. Profesor de Política Económica en la Universidad de Buenos Aires.