Joaquín Piñero, dirigente del Movimiento Sin Tierra de Brasil: «Seguiremos luchando por la conquista de la tierra y la reforma agraria»
Por Wafica Ibrahim
El Movimiento Sin Tierra (MTS) de Brasil es acusado de ser una organización criminal. Este enjuiciamiento forma parte del proceso de criminalización de las protestas sociales y a los movimientos populares. Después de debilitar el PT, el gobierno de Michel Temer tiene en el MST su principal blanco de ataques en este momento. «Pero seguimos en la lucha, pues solamente así venceremos las fuerzas conservadoras de nuestra sociedad y el golpe.»
Así se expresó Joaquín Piñero, miembro de la Coordinación Nacional del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra y del Frente Brasil Popular, en entrevista exclusiva concedida a Al Mayadeen, en la que nos ofrece sus reflexiones sobre diversos temas relacionados a esa agrupación popular.
¿Qué impacto tiene en el MST de Brasil el golpe judicial y constitucional contra Dilma Rousseff?
El impacto será general para toda sociedad brasileña. Teníamos una joven democracia reconstituida en 1985, tras 21 años de dictadura, que fue rota con el golpe ahora.
Ese golpe fue ejecutado para la implantación del neoliberalismo. Ello significa la paralización o extinción de las políticas sociales, incluso aquellas que teníamos en el campo. Además de los cambios en la Constitución Federal de nuestro país para sacar los derechos de la clase trabajadora garantizada ahí. Hubo y habrá reacciones por partes de los sectores organizados, incluso del MST. La represión por parte del gobierno a esos sectores es muy violenta y especialmente ahora en contra el MST, como el caso reciente de la invasión de la policía en nuestra Escuela en Sao Paulo.
Uno, la movilización: construir unidad entre los movimientos populares del campo y ciudad, juventud, estudiantes, centrales sindicales, partidos progresistas y sectores demócratas de nuestra sociedad que estaban en contra el golpe. Esa unidad fue la que garantizó todas las movilizaciones en este último periodo.
Dos, la organización: Ahora estamos avanzando para la constitución de ese Frente en todo territorio nacional.
Tercero, el proyecto nacional: Empezamos el proceso del debate entre las organizaciones sobre cual proyecto de país queremos. Ese proceso es más complejo pero necesario. Aun que tendremos en Lula el principal líder y que está bien evaluado en las encuestas para la presidencia en 2018. Nuestro objetivo es discutir un proyecto más allá de nombres y elecciones que tenga como base el debate con la sociedad y el proyecto de nación.
¿Cómo evalúa la trayectoria del MST de Brasil durante la etapa de gobierno del PT, y las relaciones con la Presidenta Dilma?
El MST es un movimiento popular, de masa que lucha por la tierra, la reforma agraria y por la transformación en nuestro país y nació y se mantiene independiente y autónomo a los partidos. Tenemos una base de casi dos millones de personas en 23 estados. Por tanto, tenemos la necesidad de dialogar con todos los gobiernos para presentar nuestras demandas sobre varios temas como la tierra, salud, educación, garantizadas como nuestros derechos por la Constitución.
Con el PT en el gobierno, ese diálogo fue más directo y se acabó la represión por parte del gobierno federal a nuestro movimiento. Sin embargo, cuando no avanzábamos en las reivindicaciones, hacíamos las otras formas de presión como la ocupación de los ministerios, marchas, etc.
¿Qué desafíos tiene el MTS Brasil en una etapa post PT?
El PT sigue siendo el partido de izquierda más fuerte de Brasil, aunque en las últimas elecciones disminuyó su base de votos. Sin embargo, cualquier cambio debe pasar por el diálogo con su base y dirigentes. Nuestro desafío es ayudar en ese proceso sobre todo a partir del Frente Brasil Popular.
¿Cuál es el estado actual del MST de Brasil? ¿Cuáles son sus principales demandas en la actualidad?
Nuestros principales objetivos siguen siendo organizar los trabajadores rurales para la conquista de la tierra y la reforma agraria. Avanzar en los procesos de formación y educación en nuestra base, y ampliar el debate con la sociedad sobre la importancia de realizar una Reforma Agraria popular sobre la base de un modelo de producción que respete el trabajador y la naturaleza a partir de la agroecología.
¿Mantiene el MST de Brasil la misma esencia desde su fundación?
Sí. Seguimos autónomos e independientes a partidos, sindicatos, iglesias, etc. Adaptando las formas de luchas en la actualidad, utilizando la tecnología para fortalecer nuestra organización.
Sabemos que existen vínculos entre los MST latinoamericanos ¿Qué implica para ustedes mantener nexos de solidaridad regionales con movimientos similares?
El MST nació y se desarrolló aprendiendo de las experiencias de otras organizaciones en otros países. Somos lo que somos por recibir solidaridad de esas organizaciones. Avanzamos cuando formamos espacios comunes de articulaciones entre campesinos como fue la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones de Campo (CLOC) y La Vía Campesina. A partir de esos espacios concretamos luchas comunes en contra los enemigos principales, y ampliamos los procesos de integración continentales cuando ayudamos a construir la Articulación Continental de los Movimientos Sociales del Alba.
¿Cómo aprecia la lucha del MST y el respaldo global en el marco de los foros sociales mundiales?
El Foro Social Mundial cumplió un rol importante en la lucha contra el neoliberalismo en los inicios de los años 2000. Estuvimos juntos en esa construcción y el MST era parte de su consejo internacional. Sin embargo, últimamente, el Foro perdió su importancia y pasó a ser un espacio de debates más entre ONG sin la fuerza de los movimientos populares.
¿Qué opinión le merece el auge de la derecha continental? ¿Cuáles han sido los principales errores de la izquierda latinoamericana en ese sentido? ¿Cuál es el aporte del MST en este debate?
En los últimos 15 años nuestro continente experimentó un periodo de gobiernos progresistas, disminuyendo la hegemonía que tenía Estados Unidos en la región con el auge del neoliberalismo.
Avanzamos mucho en las políticas sociales, en la integración entre países, pero seguimos siendo país dependiente del gran capital. Latinoamérica sigue siendo productor de materias primas para la máquina del sistema. Los gobiernos progresistas no lograron cambiar esa realidad, y ahora con la crisis del sistema afectó nuestras economías dependientes. Eso es la base para los cambios de gobiernos, sea por el voto o por golpes, y la derecha está poco a poco retomando su posiciones.