Elecciones en EEUU: Hillary Clinton, la preferida de los presidentes latinoamericanos

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Entre los presidentes de América latina existe un consenso generalizado en cuanto a que su candidato preferido para ganar las elecciones presidenciales en EEUU es Hilary Clinton y no su rival Donald Trump. Se trata de un inusual consenso que abarca desde el centroderecha de Mauricio Macri en Argentina al socialismo de Rafael Correa en Ecuador. Todos ellos rechazan los postulados proteccionistas y nacionalistas que enarbola el candidato republicano así como sus declaraciones xenófobas contra los hispanos.

En otros comicios en EEUU la situación era mucho más equilibrada y las divisiones ideológicas en la región (centroderecha, centroizquierda e izquierda bolivariana) se trasladaban a las visiones en favor del candidato del Partido Demócrata o del Republicano. En esta cita en las urnas la fuerte polarización y el sesgo anti-latino de Trump han decantado la situación en favor de Clinton.

Quien mejor lo ha expresado es el presidente peruano, Pedro Pablo Kuczynski, quien en la reciente cumbre iberoamericana dijo abiertamente lo que muchos dirigentes (y no solo dirigentes) latinoamericanos piensan: “Yo creo que si las elecciones fueran en América Latina, Trump no sacaría votos ¿Pero por qué está tan cerca de ganar? Hay un elemento muy grande tanto en Europa, que lo vimos en el Brexit, como en Estados Unidos, que lo acabamos de ver en las encuestas de Ohio. Hay sustracción con la falta de trabajo bien remunerado en el sector industrial. Eso está causando problemas para Hillary y Trump sabe que la población latina no va a votar por él. Este debate va a hacer muy importante”.

El centroderecha latinoamericano no quiere a Trump

Así pues, para estas elecciones del 8 de noviembre, tanto los dirigentes situados en el centroderecha como aquellos que están en el centroizquierda tienen similares posturas, favorables a ver a la exsecretaria de Estado de EEUU en la Casa Blanca.

Es el caso del presidente de Argentina, Mauricio Macri, quien es, como Trump, un empresario. Sin embargo lo que en el argentino es pragmatismo y cintura política, en el norteamericano es demagogia.

Eso ha llevado a que desde la Casa Rosada haya habido señales favorables a Clinton. Macri, de forma sutil, lo deslizó: “Digamos que he trabajado más con Hillary en los últimos años y la continuidad (con) Obama, con el cual nos llevamos muy bien”. Macri, que conoce personalmente a Trump con el que trabajó cuando tenía 24 años, ha sido claro a la hora de rechazar algunas de las propuestas del republicano: “Yo creo en las relaciones, las redes, no en el levantar muros. Apostamos a eso desde acá, así que espero tener una contraparte que crea en lo mismo”.

Y la canciller Susana Malcorra lo confirmó: “La visión de Donald Trump es muy de cerrarse, muy hacia adentro, distinta a la de nuestro Gobierno, nosotros creemos que es muy riesgoso ir a un proceso de cierre, de xenofobia… los indicadores señalan que la visión de Hillary Clinton es más cercana”.

Ante la eventualidad de un triunfo de Trump, Macri, como Peña Nieto, están elaborando un plan de contingencia para convivir con el republicano.

Martín Dinatale en La Nación subraya que “a sólo un mes del final electoral en Estados Unidos, el Gobierno empezó a tender puentes con el equipo de Trump. Mauricio Macri jamás pensó que iba a tener que dialogar con un personaje tan intempestivo y arrogante como el candidato republicano. Había apostado a todo por Hillary y las encuestas empezaron a torcer esas voluntades. El Presidente encomendó hace unas semanas a algunos de sus funcionarios y diplomáticos a entablar juego con el equipo de campaña de Trump. Macri conocía al enigmático empresario de sus épocas de negocio familiar en común en Nueva York. Pero las cosas no habían quedado muy bien y hubo que retomar de nuevo los lazos perdidos. Quizás ya sea tarde para el coqueteo final. Pero la intención vale”.

Pero Macri no es el único dirigente de centroderecha que no comulga con Trump.

El gran apoyo de la administración demócrata al proceso de paz en Colombia provoca que el gobierno de Juan Manuel Santos vea con mejores ojos el continuismo que representa Hillary Clinton que el rupturismo que propugna Donald Trump.

El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, cree, en ese sentido, que Clinton ‘brinda más garantías’ para la paz que Trump. En respuesta a ¿quién es el candidato presidencial que puede ayudar más a implementar la paz?, una pregunta de la entrevista que concedió a la AFP, Santos valoró que conoce la trayectoria de Hillary Clinton, candidata demócrata en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, y su “apoyo” a la paz de Colombia.

En cuanto al aspirante republicano a la Casa Blanca, Santos asegura que no lo conoce y considera que sus políticas “no son muy acordes con lo que Colombia quiere de Estados Unidos y lo que Colombia ha querido del mundo entero: libre comercio, políticas de inmigración que sean convenientes para todos los países”.

Otro empresario y figura adscrita el pensamiento liberal como el peruano Pedro Pablo Kuczynski ha salido a criticar las posturas de Trump lo que de forma indirecta supone un respaldo a Clinton: “Los latinos, pese a lo que diga Donald Trump, hemos ayudado a EE.UU. porque la inmigración ha disminuido la edad promedio de su población, han aparecido más jóvenes y ello ayuda a que el Seguro Social de Estados Unidos se mantenga financiado”.

La prudencia de Temer y el resbalón de Peña Nieto

Las dos grandes potencias latinoamericanas, México y Brasil, tratan de mantener el equilibrio entre los dos candidatos a fin de cubrirse las espaldas ante cualquier tipo de resultado. Finalmente en el futuro habrá que convivir con uno de los dos.

El más prudente de todos los presidentes latinoamericanos ha sido Michel Temer. El brasileño declaró que no le preocupaba una victoria de Donald Trump, antes de iniciar su primera visita a Estados Unidos el pasado mes de septiembre.

Así lo afirmó durante una entrevista en la que se abordó el escenario estadounidense con vistas a las elecciones presidenciales ante de visitar ese país. Michel Temer sostuvo que no está preocupado con quien puede ser electo en noviembre próximo como futuro responsable de la Casa Blanca. “Ningún presidente norteamericano puede hacer lo que le venga en ganas” pues en Estados Unidos funcionan las instituciones con su sistema de frenos y contrapesos, aseveró Temer.

De igual forma, Enrique Peña Nieto ha tratado de mantener la buena sintonía tanto con Hillary Clinton como con Donald Trump, aunque en este caso se pasó de frenada.

Ante las diatribas antimexicanas y antilatinas del republicano buscó un acercamiento con Trump a quien invitó a su país y con quien se entrevistó personalmente.

Esto desató una tormenta política en México que se llevó por delante a quien gestionó la cita, el entonces secretario de Hacienda, Luis Videgaray.

Peña Nieto, para quien un triunfo de Trump representaría un desastre geopolítico, económico y comercial, trató de justificar su reunión de la siguiente manera: “Los postulados de Trump representan una enorme amenaza y no puedo quedarme de brazos cruzados. Mi obligación es defender a los mexicanos”.

La cita además no sirvió para calmar las diatribas antimexicanas del republicano quien al regresar a su país lanzó una de sus frases más hirientes: “¿Estáis listos? La primera es un gran muro y México lo pagará, aunque aún no lo sepa, pero pagará por él”.

El viaje fue un resbalón para la gestión de Peña Nieto y lo fue por partida doble: en primer lugar no logró moderar a Trump y en segundo lugar Hillary Clinton rechazó el ofrecimiento de viajar a México como le ofreció el presidente mexicano.

Ahora, el gobierno de Peña Nieto no tiene más remedio que preparar un plan de contingencia en caso de un “escenario adverso” tras los comicios presidenciales en Estados Unidos. Eso lo ha confirmado el jefe del banco central de México, Agustín Carstens, quien ha afirmado que una victoria del republicano Donald Trump sería un huracán para el país.

El peso mexicano se ha visto golpeado por la volatilidad asociada a las elecciones y ante la posibilidad de que Trump resulte electo en la contienda del 8 de noviembre frente a su contrincante demócrata Hillary Clinton.

Las izquierdas abrazan a Clinton

Los presidentes de centroizquierda y de la izquierda bolivariana no han tenido reparos a la hora de decantarse por la candidata demócrata. Incluso, rompiendo la prudencia que con respecto a procesos electorales de otros países suele existir.

La Presidenta chilena Michelle Bachelet reconoció su apoyo a la candidata demócrata Hillary Clinton, en conversación con Buzzfeed News, donde admitió que se encuentra “sesgada” sobre su preferencia en las elecciones estadounidenses ya que con Clinton ha desarrollado “una buena amistad” y además que cree que “es una gran mujer, muy capaz, inteligente y muy comprometida. Pienso que necesitamos más mujeres presidentas en el mundo”. “Siento ser parcial”, agregó.

En cuanto a Trump, la dirigente chilena aseguró no conocerlo, pero sobre sus declaraciones sobre América Latina sostuvo que: “Yo esperaría que el Presidente de los Estados Unidos sea una persona amistosa y que pueda ser respetuoso con los ciudadanos y los países”.

Los dirigentes bolivarianos, que claramente ven con horror a Trump, sin embargo mantienen un discurso esencialmente antiimperialista en el que el “malo” no es uno u otro candidato sino EEUU como potencia.

Rafael Correa se inclina claramente por Clinton aunque con un matiz sorprendente a primera vista, aunque explicable como producto de su formación ideológica.

Acerca de Clinton, asegura que “en cuanto a cuestiones objetivas, reales, de beneficio para Estados Unidos, para la paz mundial, obviamente una persona como Hillary Clinton es muy superior, admiro mucho a Hillary Clinton”.

Sin embargo, desde un punto de vista ideológico no ve con malos ojos el triunfo de Trump ya que “cuando llega un tipo así (Trump) creo que sería muy malo para Estados Unidos, pero ya América Latina es bastante independiente y, por el mensaje, creo que incluso para la tendencia progresista de América Latina, sería positivo… “¿Cuándo llegaron los gobiernos progresistas al poder, con Obama o con Bush? Era tal el rechazo a las políticas elementales de Bush, que generó toda una reacción en América Latina. Lo mismo generaría Trump. Exacerba las contradicciones, pero por el bien de Estados Unidos y por mi aprecio personal hacia ella, quisiera que gane Hillary (Clinton)”.

Algo similar ocurre con Evo Morales, muy decepcionado con Barack Obama y poco confiado en Clinton y mucho menos en Trump: “Estados Unidos tiene una sola política, la intervención, esa es la política de Estados Unidos. Que gane cualquiera, para mí no cambia nada. Yo pensé que entre un indio y un negro nos íbamos a entender, pero no (fue así) porque en Estados Unidos no gobiernan los presidentes electos, gobiernan los banqueros, gobiernan los empresarios”.

Raúl Castro ha permanecido muy callado en este proceso electoral pero Cuba sí ha estado muy presente en la campaña. Por ejemplo cuando los candidatos presidenciales de Estados Unidos Hillary Clinton y Donald Trump coincidieron en Florida.

Mientras la demócrata Clinton apareció en el popular programa “El Gordo y la Flaca” de Univisión, canal para las audiencias hispanas de EE.UU., el republicano Trump visitó la sede de los cubanos anticatristas que protagonizaron la fallida invasión de Bahía de Cochinos (Cuba) en 1961, en ambos casos en Miami.

La candidata demócrata ha respaldado la política de Barack Obama con Cuba, y aseguró que si es elegida a la Casa Blanca trabajará con el Congreso para completar esa tarea: “Celebro los pasos que el presidente Obama ha dado para normalizar nuestra relación. Como presidenta, trabajaré con el Congreso para completar esa tarea, porque creo que una mayor interacción entre estadounidenses y cubanos es buena para ambas naciones”.

Por contra, el candidato republicano ha prometido a lo largo de la campaña aplicar mano dura al régimen de Raúl Castro. Donald Trump ha dicho que revocará la reapertura de relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba si ganara las elecciones: “El próximo presidente puede cambiar esa política y eso es lo que voy a hacer salvo que el régimen de Castro esté a la altura de nuestras demandas”.

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