Caravana de la Libertad de La Habana a Santiago de Cuba con las cenizas de Fidel Castro

Placed in a small coffin covered by a Cuban flag the ashes of Cuban leader Fidel Castro are driven along the streets of the port of Havana, Cuba, Wednesday Nov. 30, 2016. Castro's ashes have begun a four-day journey across Cuba from Havana to their final resting place in the eastern city of Santiago.(AP Photo/Natacha Pisarenko)
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EN CONTEXTO NODAL: 

Los restos mortales de Fidel Castro viajan desde La Habana hasta el cementerio de Santa Ifigenia, en Santiago de Cuba. Las cenizas del Comandante en Jefe realizan el mismo recorrido, pero en sentido inverso, que emprendió el Ejército Rebelde, bajo el mando del líder de la Revolución Cubana, el 2 de enero de 1959. En ese entonces, el Comandante y sus compañeros de lucha recorrieron localidades rurales y ciudades del interior del país.

 

Ya partió, Fidel va rumbo a Santiago

Cuba no ha dormido. Cuba hace varios días que no duerme. También es una Patria que guarda silencio, que rinde tributo, que hace honores.

Para miles hoy amaneció más temprano. Es que Cuba tiene amaneceres brillantes desde hace casi seis décadas.

En la plaza de la Revolución José Martí ya hay mucha gente que espera, vienen a acompañar una vez más a su líder: a Fidel, a Alejandro, al hombre que se hizo pueblo.

El batallón de ceremonia aguarda. Son jóvenes, muy jóvenes y marchan impecables.

Dan las seis y resuenan las salvas de artillería, como para recordar que se hace silencio, porque suenan más fuerte, estremecen.

Es hora también de izar la bandera. A media asta, porque es la hora de un grande.

Y entonces, las primeras luces. Es un amanecer tranquilo, fresco como para arrullar, porque en el seno de la Patria se arrulla a un buen hijo.

A la salida del Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, aguarda una escolta amiga, compañera: los Generales de Cuerpo de Ejército, Leopoldo Cintra Frías, Joaquín Quintas Solá y Ramón Espinosa Martín.

Se interrumpe el silencio a la voz de firme. Son poco más de las siete de otro 30 de noviembre. Tal parece que las páginas de la historia cubana gustan de las coincidencias, como para que no haya olvidos.

Dos soldados cargan el tesoro, ese que va envuelto en la bandera de la estrella solitaria, que va contenido entre maderas de cedro, y en letras doradas se confirma un nombre: Fidel Castro Ruz. Una urna de cristal es colocada encima para resguardar los restos.

Detrás viene Raúl, el hermano, el compañero, la familia que llega a la despedida antes de la partida hacia lo eterno. Allí también los amigos de lucha.

El armón que trasladará las cenizas viste flores blancas. Los soldados, como acariciando, colocan la urna. La escolta amiga ya está en posición. Montarse, es la orden de mando. Y echan a andar entonces.

Y cientos de kilómetros esperan por delante, rememorando en sentido inverso la Caravana de la Libertad que celebrara entonces el triunfo.Y triunfante vuelvea Santiago, a estar cerca de Martí.

Comienza el recorrido primero hacia la plaza, luego una ciudad, otra, Cuba entera… Comienza entonces el clamor infinito que da vivas y glorias a Fidel, a Alejandro, al hombre que se hizo pueblo.

Granma


Levantamiento de amor espera a Fidel en Santiago de Cuba a 60 años

Si hace 60 años Santiago de Cuba se levantó en armas para apoyar el desembarco del Granma, encabezado por Fidel Castro, hoy se apresta a recibir sus cenizas bendecidas por más de cinco décadas de amor.

Por esos azares concurrentes el líder falleció justamente el 25 de noviembre, la misma fecha de 1956 cuando partió desde Tuxpán, México, en aquella ‘cáscara de nuez’ con 82 expedicionarios para una vez más, como el 26 de julio de 1953 en el cuartel Moncada, tomar el cielo por asalto.

Desde bien temprano en la mañana, tristes y a la vez enardecidos, decenas de escolares reeditaron los ataques a las Policías Nacional y Marítima, los dos puntos claves de las acciones de aquel día memorable, comandadas por el joven luchador clandestino Frank País.

Muchos, en la urbe, muestran con orgullo en los brazos los brazaletes roji-negros, igual que lo hicieron aquellos combatientes en alusión a la pertenencia al Movimiento 26 de Julio, la organización insurreccional al frente de la nueva etapa de afanes por la soberanía y la dignidad definitivas.

Durante las jornadas matutinas, el homenaje a los también noveles revolucionarios caídos en combate ese día, Pepito Tey, Tony Alomá y Otto Parellada, cuya sangre derramada en aquellos muros fertilizó la conciencia patriótica para los enfrentamientos que vendrían después.

En la tarde, una velada político-cultural rememorará aquel 30 de noviembre y confirmará la disposición de los santiagueros para acoger, junto a otros miles de orientales, las cenizas de Fidel en una concentración en la Plaza de la Revolución Antonio Maceo, en la tarde-noche del sábado 3.

En su recorrido desde la capital, el cortejo fúnebre que reeditará la Caravana de la Libertad de enero de 1959, pasará en territorio santiaguero en la mañana de ese día por el poblado de Baire, donde el 24 de febrero de 1895 se dio el primer grito de la guerra necesaria, como le llamó José Martí.

Llena de símbolos como ese está la travesía desde que partió hace unas horas desde La Habana. Los cabellos blancos de los altos jefes militares que custodian los despojos sagrados no son aquellas melenas negras e hirsutas de cuando entraron con él, igualmente barbados, durante aquellos días de enero.

Prensa Latina

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