José Miguel Insulza, agente chileno ante La Haya: «Yo opino de lo que me parezca, sin sentirme obligado a proclamar una candidatura presidencial prematuramente»
Por Matías Bakit R. (El Mercurio)
Luego de cumplir con la primera parte de su tarea como agente ante La Haya, el «Pánzer» aterriza en el debate político, criticando el adelantamiento de la carrera presidencial… pero sin excluirse de ella. «Habíamos quedado, si no me equivoco, en que esto iba a ser después de la elección municipal, y a comienzos del próximo año», es su recordatorio.
«Si usted mira a esa punta -José Miguel Insulza señala hacia su escritorio, sobre el cual descansan varias copias de la contramemoria chilena para el juicio contra Bolivia ante la Corte Internacional de Justicia-, ahí tiene todo el fruto del trabajo en que he estado».
Es jueves e Insulza viene casi bajándose del avión que lo trajo de vuelta desde La Haya. Dice estar cansado. Pero aún así no detiene su actividad.
Un ritmo incesante en el que se zambulló desde que el año pasado aceptó asumir como agente ante la Corte, sin por eso renunciar a su condición de protagonista del debate nacional. «Hoy, sobre las relaciones entre Bolivia y Chile, debo saber 3 o 4 veces más de lo que sabía antes de comenzar», reconoce en esa oficina de Miraflores 222, que sirve de sede al equipo de defensa chileno y donde ya se nota su impronta: abundantes reuniones y un estilo en que a las formalidades de la diplomacia y al rigorismo de lo jurídico se sobrepone la flexibilidad de la política.
Una fórmula que le permite hacer un balance optimista, ahora que, con la presentación de la contramemoria (ver relacionado), ha concluido la primera etapa del trabajo para el que fue contratado.
«Llegamos cuando había, a mi juicio, una percepción errónea de que estábamos a la defensiva y había que ponerse a la ofensiva. Yo nunca creí eso… Me incorporé a un equipo en marcha y diría que, dándole más armonía y un trabajo más cotidiano, se logró bien lo que se quería lograr», resume.
-Se logró, entonces, la unidad en torno al tema de La Haya. Sin embargo, no se ve esa unidad en otros ámbitos de la vida nacional…
-Ha habido bastantes problemas en distintas áreas, pero todos apuntan, efectivamente, al tema de la unidad. Es un hecho claro que las coaliciones que hoy gobiernan el país no tienen la misma pujanza que las de gobierno y oposición de una década o dos atrás. Es el problema fundamental. Además, las querellas políticas, en un período económicamente complejo, tienden a tornarse más agudas.
-¿Y no faltan también medidas que solucionen el tema de la inversión y la falta de confianza del empresariado? Cuando usted fue ministro se tomaron medidas efectivas, como la famosa agenda procrecimiento.
-Sí, se hizo mucho. Pero costó. Yo, en 2000 y 2001, me reunía con empresarios en distintos lugares de Santiago; pero por mucho que pareciera que se estaban recuperando las confianzas, el impulso para invertir, para jugársela, demoró en llegar hasta 2003.
«Los primeros años del Presidente Lagos fueron difíciles desde el punto de vista económico. Pero hubo una fuerte inversión en obras públicas, lo que ayudó mucho. Ahora ha sido menos posible. La inversión ha sido más en temas sociales. Tal vez no ha habido todo el empuje que se quisiera tener, ha habido menos obras públicas de las que podría haber, pero finalmente las cosas están ligadas: el descontento político está ligado con que la gente ve que estará mejor o peor mañana que hoy».
Consejo al Gobierno: «Hay que hacer las cosas que hay que hacer, y no muchas más»
-¿Qué puede hacer frente a eso el Gobierno, considerando la baja popularidad y la falta de capital para llevar a cabo sus reformas?
-El Gobierno tiene que entender que para todos los efectos prácticos queda solo un año y medio, o un poco menos, de gobierno. O sea, hay que hacer las cosas que hay que hacer y no muchas más.
-¿Y esas cosas cuáles son?
-No podemos dejar que la reforma se empantane y termine el gobierno sin reforma universitaria. Y desde el punto de vista de la eficiencia, del desarrollo de la inversión pública, del orden en el Gobierno, del reemplazo de todas aquellas personas que no lo están haciendo lo bien que podrían hacerlo se puede hacer mucho más todavía.
-En el tema de la reforma educacional, ¿no es ya un costo muy alto el reconocer que el objetivo de gratuidad no se logrará?
-Efectivamente, me llamó la atención que estén todos de acuerdo en que no les gusta la reforma por alguna razón. Probablemente habrá que partir de la base de que esta va a tener etapas y que solamente se van a cumplir las que se puedan cumplir. Pero se puede empezar ya, diciendo con mucha más claridad cómo va a progresar el tema de la gratuidad y, sobre todo, cómo vamos a enfatizar en el tema de la calidad, porque hasta ahora solo se ha hablado de financiamiento. Por eso, cuando Sergio Bitar dijo que quizás había que separar algunos proyectos, tal vez sea cierto. No se puede sacar la reforma entera. No va a salir. Pero por lo menos ganemos en algunas cosas.
Seguridad pública: «La certeza de las penas es más importante que su tamaño»
-¿Cuál es el tema que más le preocupa, de todos los problemas por los que pasa la política?
-El de la falta absoluta de sintonía entre las discusiones de la clase política y lo que está en el mundo real, el de las personas. Si usted sale a conversar con gente, son temas recurrentes la delincuencia y la economía, así como el empleo. En esos mundos usted no encuentra muchos debates sobre los temas educacionales. La gente siente que los temas importantes para ellos no se están tratando.
-¿Está la reforma constitucional entre los temas que se tratan y que no interesan tanto a la gente?
-No, porque eso anda bien. El ejercicio que se ha hecho ahí es bueno. Al principio no creía absolutamente en él, pero me ha sorprendido muy gratamente; por lo tanto, lo saco de esta discusión. He notado sintonías, concordancias bastante grandes entre la gente. Fui a un grupo de debate y es notable, por ejemplo, ver los acuerdos que se logran sobre el tema semipresidencial, o el de los pueblos indígenas. Tal vez se pueda tener un proyecto que le asegure a todo el mundo que sus preocupaciones fundamentales van a estar custodiadas. Pero eso corre por una cuerda distinta. La pelea está en otro lado.
«Las cosas que tiene que hacer este Gobierno tienen que ser las que estén en sintonía con la gente. Eso es, claro, educación, pero también es seguridad pública, es empleo. Y sumaría otros dos que quedarán para el próximo: pensiones y salud. Pero desde el punto de vista de problemas políticos fundamentales, el principal es el de la falta de acuerdo sobre todos estos asuntos».
-¿Cómo enfrentaría usted el problema de la seguridad ciudadana?
-Tenemos dos problemas. Ha aumentado mucho la violencia, y algunos delitos han adquirido un carácter social fuerte, como los portonazos. Una estrategia que, manteniendo las cosas buenas que se están haciendo, ataque directamente esos focos, puede ayudar mucho.
«Ahora, hay un tema que es muy recurrente para mí. Es cierto que la criminalidad está vinculada a la falta de oportunidades, pero en Chile existen familias que se dedican al delito. Está todo el problema del delito juvenil, que lo cometen jóvenes, mientras sus padres probablemente los esperan a la vuelta de la esquina. Hay que abordarlo».
-¿Con mano dura?
-No. Nunca he sido partidario de la mano dura. Soy partidario de la mano cierta, que no es lo mismo: la certeza de las penas es mucho más eficaz que su tamaño.
«No me había dado cuenta de lo mal que estaban las cosas dentro de las fuerzas políticas…»
-Hay otro tema que está empezando a ser importante: el del vacío de poder. Esa tesis, dijo Eugenio Tironi, se prueba al ver la irrupción de precandidatos presidenciales. Ricardo Lagos dijo que lo estaba pensando. Isabel Allende, que estaba disponible. ¿A qué se debe esto?
-Esto tiene sus ciclos, y soy partidario de que estos ciclos se cumplan y que, primero, mi partido, el Partido Socialista, tenga un solo candidato o candidata que se atenga a todas las reglas de la Nueva Mayoría para la elección de un candidato único.
«Eso tiene que empezar en algún momento. Habíamos quedado, si no me equivoco, en que esto iba a ser después de la elección municipal, y a comienzos del próximo año. Pero algunos se ponen un poco nerviosos. Creo que es un error, porque el país hoy no tiene las antenas puestas en la elección presidencial. A mí qué me importa quién va a ser el candidato, cuando tengo el 20 o 22%. Cuando el Gobierno crezca, cuando esos porcentajes crezcan es importante quién va a ser el candidato. Es un error apurarse».
-¿Y por qué el tema se anticipa?
-La verdad es que no sé. Yo sigo pensando que es un tema que -teniendo que tener su ciclo- empezar a aplicarlo ahora es prematuro.
-¿Y sobre el ciclo de la Nueva Mayoría? ¿Cuál es la proyección del conglomerado?
-La Nueva Mayoría debe sacar primero los temas políticos que tiene que sacar, y después ponerse a conversar de la Presidencia de la República.
-Entonces, ¿la coalición no va donde tiene que ir?
-Hace como un año, Camilo Escalona dijo que el problema que tenemos no es solamente que tengamos dificultades para gobernar, sino también que este es nuestro gobierno. Si no ponemos todo el entusiasmo en que funcione este gobierno, ¿para qué pensamos tanto en el próximo? Pensemos en cómo hacemos funcionar este, que es condición de éxito del próximo. Ahí puede estar el error del que hablaba Eugenio. Algunos creen que resuelven esto con buenos candidatos. Yo creo que lo resolvemos con buenas políticas para este gobierno, y sin perjuicio de tener también buenos candidatos para el próximo.
«Ahora parece, además, que los únicos que tienen derecho a opinar son los candidatos presidenciales. La gente cree que saca patente para opinar proclamando su interés en la Presidencia de la República. Yo no creo eso. Yo opino de lo que me parezca, sin sentirme obligado a proclamar una candidatura presidencial prematuramente».
-¿Fue para tratar esos temas la reunión en su casa, cuya realización se filtró hace algo más de un mes?
-Fue una reunión como tantas otras que he hecho. En los 9 meses que fui ministro de la Presidencia, y los cinco años que fui de Interior, debo haberme reunido por lo menos una vez a la semana con los parlamentarios de la Concertación. Yo nunca supe que ninguna persona saliera de esos encuentros contando quiénes estaban y los temas que habíamos hablado. Les importaba más lo que habíamos acordado.
«Este fue un intento fallido por revivir una cierta necesidad de consulta, de diálogo. ¡Si la política se hace conversando! La filtración fue una lástima, porque parecía casi malintencionada. Porque en la reunión hubo bastante acuerdo sobre lo que se estaba diciendo. Hubo acuerdo en la necesidad de fortalecer los elencos de gobierno, de fijar claramente prioridades para el próximo gobierno, obteniendo algunas victorias, de tener un candidato o candidata único del PS para la próxima elección. Fueron temas transversales. Hasta el punto en que quedamos de llamar a más gente y volvernos a juntar».
«Pero al día siguiente empezaron a salir versiones casi taquigráficas de lo que habían dicho unos y no los otros. Y por lo tanto, el resto se sintió obligado a dar sus versiones. A propósito de eso, no me sentí un político del pasado, pero sí sentí que no me había dado cuenta de lo mal que estaban las cosas dentro de las fuerzas políticas».
-Había versiones que decían que usted mismo había filtrado la información…
-¿De qué me hubiese servido? Nunca he filtrado nada. Nadie podrá recordar que yo haya contado lo que se habló en una conversación. Y en este caso, además, habría sido un error gravísimo. Es muy evidente que vino de personas que estaban en la misma comida.
-¿Se le quitaron las ganas de seguir haciendo reuniones?
-¡No! Yo me dedico a esto. Y desde entonces me he reunido con mucha gente. He tenido 4 o 5 reuniones parecidas, a pesar del escaso tiempo que tengo.
Fiscales: «Ojalá hubiera menos lucimiento»
-¿Y qué opina del desfile de políticos de todos los sectores por los tribunales? ¿Le hace mal a Chile?
-Desgraciadamente, estamos en el período de la caza del político, en el que cada cual contará alguna historia, todas las cuales deben ser investigadas. El que tiene que ir, tiene que ir y responder. Pero ojalá hubiera menos lucimiento. Es bueno que haya un poder judicial abierto, pero de pronto hay muchos que se sienten como Jack McCoy, el de la «La Ley y el Orden». Y eso es malo.
«Los fiscales son gente que investiga, que busca saber la verdad. El mejor ejemplo es el juez Carroza. Mire todo lo que ha avanzado, y los que le conocen la cara son recontra pocos. Y, sin embargo, es un hombre con éxitos y seriedad en las investigaciones que lleva. Eso debiera ser más importante que el lucimiento. Una investigación concienzuda y más tranquila podría dar mayores resultados».
«Por cierto que dejaría de inmediato el cargo de agente…»
-Hoy muchos están disponibles a ser Presidente…
-Todo el mundo está disponible.
-¿Y usted? ¿Está disponible? ¿O indispuesto?
-No estoy indispuesto. Estoy por examinar los antecedentes en cada caso. Es un asunto que se ve sobre la marcha. Y en este momento no tengo armado un equipo electoral, ni mucho menos. Pero hablaré con mucha gente, miraré las encuestas y tomaré mis decisiones cuando deba hacerlo. Para mí, este no es un tema que convenga adelantar.
«Cuando el Presidente Lagos dijo, ‘hablemos el próximo año’, me pareció una buena cosa, la repetí incluso. Y yo me atengo a eso. Esperemos a la elección municipal, y después conversemos».
-En ese momento, dice usted, el Presidente Lagos estuvo bien. ¿Y ahora?
-Vi el momento en el que le hicieron la pregunta. Uno, cuando está en la radio, a veces sigue sus impulsos y dice algo que, a lo mejor, preferiría no haber dicho. No puedo saber si quiso decir que estaba iniciando una candidatura. No me dio esa impresión. Pero él decidirá como todos los demás. Ahora, yo espero que no pase lo que nos pasó hace 8 años, cuando estuvimos meses y meses esperando que alguien tomara una decisión. Eso no es bueno.
-‘Después de las municipales hablamos’ suena como ‘hablemos en marzo’…
-No es que después de las municipales hablamos. Es que el tema corresponde hacerlo como he dicho. Con un candidato socialista en la primaria de la Nueva Mayoría, de la cual salga un solo candidato, y sobre ese tema, no sobre José Miguel Insulza, tenemos que hablar después de las municipales.
-Pero no se puede decir que usted no tenga interés…
-Yo no me he retirado nunca de la política. Pero me molesta que crean que porque hago una reunión, doy una entrevista o digo a, b o c, significa que soy candidato. Todos los políticos tenemos derecho a opinar, y yo -a mucha honra- me dedico a la política hace muchos años ya. Más de 50.
-¿La Nueva Mayoría debe tener primarias sí o sí?
-Sí. Aunque siempre puede ocurrir ese fenómeno maravilloso de que no se presente ningún otro candidato, como pasó en Inglaterra. Pero habrá primarias, porque hay muchos interesados. Uno se pregunta por qué, considerando la cantidad de problemas que tenemos, pero así es la política.
-¿Usted postularía en una primaria?
-Si alguna vez fuera candidato, me atendría a todas las reglas del juego. Uno no puede decir que sería candidato solo si no hay primarias. Es cierto que uno se quisiera saltar etapas, claro. Pero no creo que nadie pueda hacerlo.
-En ese caso hipotético, usted tendría que renunciar al cargo de agente…
-Por cierto que lo dejaría de inmediato. Pero es totalmente hipotético.
Posible publicación histórica.El equipo de historiadores que trabajópara la contramemoria liderado por Joaquín Fermandois produjo un «interesantísimo conjunto de trabajos». Tanto así que Cancillería no descarta publicarlo, como contribución a la defensa de Chile.
«Yo creo que Mario Fernández puede cumplir un papel bastante importante en este período. Siempre sentí que estando de embajador no se le sacaba todo el partido que se le podía sacar», dice el «Pánzer» sobre su contertulio en el grupo München.