Mauricio Macri, presidente argentino: «En Venezuela ya casi no queda derecho humano respetado»

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Por Federico Mayol

«Presidente, ¿está congestionado? ¿Engripado?». Habían pasado unos minutos de las 15 del viernes cuando Mauricio Macri irrumpió algo demacrado en su oficina de la Quinta de Olivos. Después de acomodarse en uno de los dos sillones blancos, de espaldas al ventanal que da a los jardines de la quinta, el Presidente contestó con evasivas a la pregunta de Infobae: «Antonia anda con fiebre, pero igual en esta época suelo tener sinusitis». Casi cinco horas después, y tras una serie de confusas desmentidas, el mandatario ingresaba a la Clínica Olivos por una arritmia que le habían diagnosticado a las 15 según el primer parte oficial.

Antes de la internación, Infobae entrevistó en exclusiva a Macri a días de cumplir el primer semestre como Presidente. A pesar que ya conocía el diagnóstico de arritmia, se mostró de buen humor. Hasta bromeó al final del reportaje en relación a la figura del ministro Juan José Aranguren, salpicado estos días por el brutal aumento a las tarifas y sobre quien el jefe de Estado ensayó una tajante y sorprendente defensa: «Si hubiésemos tenido en estos 10 años un ministro como él, con su capacidad y honestidad, no tendríamos hoy lo problemas que tenemos de energía». «¿Ya llegó Aranguren, el amigo de ellos?», preguntó el Presidente a su vocero, irónico, respecto del funcionario con quien debía reunirse en el salón contiguo y luego de la insistencia de este medio por la continuidad del ministro.

Durante algo más de 40 minutos, Macri habló de todo: los aumentos de tarifas, el gabinete, Elisa Carrió, la investigación en torno a su figura por los Panamá Papers, la Justicia, Venezuela, Susana Malcorra, la ex presidente, Nicolás Caputo y Ángelo Calcaterra, Ricardo Echegaray y hasta Norberto Oyarbide y aseguró que con el Papa Francisco la relación es menos tensa de lo que dicen. «Me siento cómodo, son muchos años de conocernos con el Papa, él tiene un rol global. Ha habido una cantidad de ruidos en el medio que sobreactúan las cosas que sucedieron».

– Pero más allá de ese rol global del Papa, ¿no cree que sigue siendo el Bergoglio que se interesa por los temas de la política Argentina? ¿No se lee por algunas de sus acciones?

– (Hace una pausa) Alguna cosa particular puede sorprender, pero cuando uno va al fondo encuentra que hay un amigo en común con esa persona que le pidió que le reciba o la reciba. No veo un tema de fondo.

– Entre las medidas más cuestionadas o más dolorosas para la sociedad está el tema de las tarifas, y la cara visible de eso es Aranguren. ¿Cómo evalúa como ciudadano y Presidente su gestión?

– Si hubiésemos tenido en estos 10 años un ministro de Energía como Aranguren, con la capacidad y la honestidad de él, no tendríamos los problemas que tenemos hoy de energía.

– ¿Pero ponderaron bien el impacto de los aumentos de tarifas sobre las pymes o los sectores más vulnerables?

– Hemos intentado hacerlo lo mejor posible. Pero trabajamos sobre la premisa que no somos dueños de la verdad.

– En estos días hubo versiones sobre Aranguren, de hecho él mismo tuvo que admitir que no había presentado su renuncia y usted ahora lo respalda abiertamente. ¿Está pensando en cambios de gabinete?

– No, no. Recién está empezando a trabajar este grupo de gente. Insisto, estoy muy contento.

– ¿Y Elisa Carrió integra ese grupo? ¿Para usted también es inmanejable?

– (Se ríe) Lilita es un personaje especial que claramente no sigue agendas comunes. Pero yo quiero creer que dentro de lo que es su costumbre espero que esté haciendo un esfuerzo por entender que decidió ser partícipe de un proyecto más grande que incluye a todo Cambiemos. Y en eso iremos progresando en el tiempo.

– Ella cree que son sus críticas colabora: ¿Usted cree lo mismo?

– A veces sí, a veces no. Tampoco ella es infalible. Nadie es infalible.

– Carrió fue muy dura contra Lorenzetti estos días, y presentó una denuncia muy seria contra Daniel Scioli, ¿usted qué opina?

– Yo he sido muy claro, no comparto las visiones que ella tiene sobre el presidente de la Corte, creo que no es la forma. La Corte Suprema es un poder independiente. Pero bueno, ella tiene sus opiniones particulares.

– Y respecto de la opinión que ella tiene sobre la Justicia en general, de que es lenta y que actúa por intereses, ¿usted tiene una opinión formada al respecto?

– Sí, claro. Yo también comparto con la sociedad que la Justicia está en deuda. La política está en deuda, los empresarios están en deuda, el periodismo está en deuda, y la Justicia también. La Justicia requiere celeridad, independencia, autoridad, y eso no se lo ha percibido de esa manera, en términos generales. Por supuesto siempre hay casos donde realmente hay buenos jueces. Pero por parte de los jueces la investigación tiene que ser rigurosa, ir en la búsqueda de la verdad a fondo, y no transformarse en un relato y una interacción diaria con la prensa. La Justicia tiene que hablar cuando tiene algo certero.

– En estos días justamente la Justicia amplió la investigación en torno a la empresa off shore de la que usted participó. Su abogado presentó una queja refiriéndose a esto que usted decía. ¿Cree que no hay rigurosidad?

– Tiene razón, tiene razón.

– O sea que usted está en desacuerdo con lo que está haciendo la Justicia en su caso…

– No, no, no. Yo me presenté espontáneamente porque se supone que yo hice una declaración maliciosa de mi patrimonio cuando era jefe de Gobierno. El fiscal (Federico) Delgado abrió una causa a nivel federal. Lo que dice mi abogado es «usted tiene que averiguar sobre esa declaración jurada que entra en mi período y la denuncia en cuestión. ¿Qué tiene que ver cuando me divorcié hace 11 o 25 años? Mi abogado se sorprende de eso. Por eso lo llaman «ir de pesca». A mi abogado le pareció un exceso. Yo estoy muy tranquilo. El tema este de la sociedad es muy claro, fui director seis meses…

– Pero al principio ustedes habían dicho que estaba inactiva y luego por versiones periodísticas se comprobó que había estado activa…

– Qué sé yo. No sé si estuvo activa o no activa. Fue una sociedad del año 98, son 18 años.

– Respecto a su patrimonio, la oposición hizo mucho hincapié respecto del préstamo que declara a Caputo, dicen que blanquea una supuesta sociedad entre ambos…

– Bueno, se pueden decir tantas cosas. Si vamos a escribir todas las cosas que han dicho en estos diez años que me dediqué a la política quedarían varios tomos enciclopédicos de mentiras.

– ¿Le va a pedir al resto de los funcionarios que tienen plata afuera que la traigan al país?

– Yo ya he dicho que vengo a conducir un país que quiero que la gente haga las cosas por elección, no por presión. Y siento que la Argentina va a ser uno de los países con más oportunidades de progreso del mundo.

– En los últimos meses hubo versiones sobre discusiones internas en el Gobierno acerca de la conveniencia sobre si Cristina Kirchner debe ir o no presa, ¿a usted le da lo mismo?

– Tengo que ser muy riguroso en mi compromiso institucional, más allá de las discusiones de café que puedan tener integrantes de mi Gobierno. Mi mensaje es claro, yo no quiero impunidad en mi país, el que las hace las tiene que pagar…

– Así sea su primo Calcaterra…

– Cualquiera, cualquiera. Yo voy a ayudar a todos aquellos que trabajen dentro de la ley, al que trabaje por fuera de la ley que conmigo no cuente.

– ¿Le dijo su amigo Caputo si va a vender alguna de sus empresas?

– Me dijo que estaba en trámites de vender una de las que presta servicios en la Ciudad, que presta hace años con los hospitales. Yo les digo a todos lo mismo. Para mí ninguno de mis amigos tienen que vender ni dejar de comprar nada. Lo que tienen que saber es que no van a tener ningún beneficio respecto de cualquier otro que quiera competir. Me parece una exageración cuando dicen que mis amigos tienen que irse del país. Yo ya estoy comprometido en algo inédito para la Argentina; los amigos del presidente no van a tener ventajas. Ahora, que los amigos del presidente se tengan que ir de la Argentina ya me parece algo discriminatorio. Yo vengo del mundo empresario, tengo amistad con tal vez 40, 50 de los empresarios más importantes de la Argentina. ¿Se van a ir todos?

– ¿Alberto Abad le informó si efectivamente Echegaray había montado una oficina para espiar a usted y su entorno, como trascendió de versiones periodísticas?

– Lo leí, pero a mí no me dijo nada. Me sorprendió…

– ¿Le preocupa que Echegaray se haya quedado con alguna información vinculada a su entorno?

– Ya le he dicho al principio. Más información de la que hay en mi país sobre mi persona. Yo me expuse el primer día sabiendo los prejuicios que iba a arrastrar. No tengo nada que ocultar, estoy muy tranquilo, y si me investigaron en su momento la prueba está que sobreviví a 12 años de kirchnerismo.

– ¿Por qué no impulsó el juicio político a Oyarbide, que ahora se dedica a bailar en televisión? ¿No debería haberlo hecho, siendo además el juez que lo investigó a usted por las escuchas?

– Eso habla bien de mí, que no soy una persona rencorosa ni vengativa. La verdad que lo que él hizo fue un disparate absoluto, un abuso de autoridad. Pero también acepté el consejo de (Germán) Garavano, que me pareció inteligente, que si él quería presentar la renuncia que no perdiésemos el tiempo de un año de jury, las complicaciones de eso, los riesgos… Muchas veces más vale pájaro en mano que cien volando. Si se quiere ir, reemplacemos por un buen juez y vayamos reemplazando a todos aquellos que se quieran ir, la puerta está abierta a todos los jueces…

– ¿Espera que se vaya alguno más?

– Ojalá que más vayan dando lugar a la renovación. Este país tiene un problema con la renovación. Los dirigentes en general, empresarios, sindicalistas, políticos, jueces, nunca se quieren retirar. Yo les prometo que cuando termino mi ciclo como presidente no me reinvento como senador, ni nada. Voy a dejar espacios para otros porque creo en eso. Todos tenemos que tener el coraje de sabernos reinventar.

– ¿Su ciclo es de cuatro u ocho años?

– Veremos. Como dice mi filósofo de cabecera «Mostaza» Merlo: paso a paso.

– Lo llevamos al ámbito internacional, puntualmente a Venezuela. ¿No cree que es muy moderado seguir apostando al diálogo con un régimen que es casi la ruptura del sistema democrático y no quiere escuchar?

– Yo he sido muy crítico, y tal vez fui el primero en decir con claridad que lo pasaba en Venezuela era inaceptable, y lo sigo pensando. Espero encontrar una vía que destrabe la situación. Lo que hace falta ahí es encarar un proceso que lleve a un nuevo proceso electoral. Hay mucha gente que la está pasando muy mal. En Venezuela ya casi no queda derecho humano respetado en la vida diaria.

– ¿Y la carta democrática sigue siendo una opción?

– Sí, sigue siendo una opción, pero no va a destrabar el conflicto.

– La oposición venezolana dijo estos días que usted cambió la posición respecto a aquel país por la candidatura de Malcorra a la ONU…

– No, eso es falso. Esta es una opción que hemos buscado acordada en los principales países de la OEA que no tiene nada que ver con la candidatura que hemos propuesto como país para Malcorra en la secretaría General de Naciones Unidas. Estamos buscando que se siente oposición y oficialismo en una misma mesa y convoquen a elecciones de forma anticipada.

– ¿Y es compatible la candidatura de Malcorra y que ella siga siendo canciller y defienda los intereses de la Argentina?

– Sí, no hay ningún problema. Ella sigue la línea que le baja el Presidente.

– ¿Cómo se siente desde lo personal en esta primera etapa de su Gobierno?

– El estado de ánimo no puede ser siempre permanente. Pero el momento más duro fue en enero, cuando tomé conciencia del desastre, que era superior a lo que uno imaginaba.

InfoBae

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