Juan Manuel Santos, presidente de Colombia: «Nadie quiere regresar a la guerra que teníamos cuando empecé mi gobierno»

496

Por Élber Gutiérrez Roa y Marcela Osorio Granados

La noticia de la suscripción de un acuerdo para el fin del conflicto entre el Gobierno y las Farc, quizá la más importante del último medio siglo en el país, le llegó en la noche del martes al presidente Juan Manuel Santos. Ese mismo día por la mañana habían viajado a Cuba los negociadores para darle la puntada final al pacto que cierra los detalles sobre el cese de hostilidades bilateral y definitivo, el funcionamiento de las zonas de concentración, el procedimiento para la dejación de armas y las garantías de seguridad.

Santos ha estado pendiente hasta del más mínimo detalle en las negociaciones y sabía que ese día se lograría el acuerdo. Lo recibió entusiasmado, pero con mucha prudencia, en compañía de un muy pequeño círculo de colaboradores, con quienes debatió el asunto hasta la madrugada del miércoles. A las 9:00 a.m. de ese día en La Habana se confirmaba la trascendental noticia.

¿Qué significa para usted lo que pasó el jueves con la firma del acuerdo sobre el fin del conflicto?

Es un momento histórico. Es el fin de la guerra con las Farc. Y, sobre todo, se abre una nueva esperanza para Colombia.

¿Por qué la presencia conjunta por primera vez del Presidente de la Asamblea General, del Consejo de Seguridad y del Secretario General de las Naciones Unidas y de tantos jefes de Estado?

Porque el tipo de acuerdos que hemos logrado son novedosos y están sentando precedente para solucionar otros conflictos armados. También por la importancia que tiene terminar el último conflicto armado del hemisferio, con la más antigua y poderosa guerrilla.

¿Cómo le contaron la noticia del acuerdo el miércoles en la madrugada?

Yo he estado al frente de cada paso de este proceso desde el primer momento. Sabía que íbamos a llegar a acuerdos muy pronto. Por eso le pedí el martes a los negociadores del Gobierno que aceleraran el paso y cerraran el punto 3. Lo lograron y me comunicaron el acuerdo el martes en la noche.

El primer gran tema de los acuerdos es el cese al fuego bilateral. En él le dejan a la misión de la ONU liderar el monitoreo y verificación ¿Qué características tendrá esa misión?

Las mismas de monitoreo y verificación que han tenido en otros procesos de paz, pero sin presencia de militares armados de otros países. La seguridad corre por cuenta de nuestras propias Fuerzas Armadas. Serán unos 500 observadores de distintos países amigos, incluyendo varios europeos.

¿En la práctica, qué es lo que hace diferentes los ocho campamentos establecidos de las 23 zonas veredales transitorias de normalización?

El tamaño. Los puntos campamentarios tendrán una extensión de 200 X 200 metros, mientras las zonas veredales tendrán el tamaño de una vereda, o menos. En lo demás, funcionamiento, controles y seguridad, son iguales. Serán sólo 23 veredas de más de 33 mil que tiene el país.

La seguridad en las zonas de ubicación va a ser el gran desafío inmediato para el proceso. ¿Qué tan tranquilo puede estar el país al respecto?

Muy tranquilo. Hay protocolos muy precisos y estrictos sobre la seguridad dentro y alrededor de las zonas. Cada una tendrá un cordón de seguridad de un kilómetro y, a partir de ahí, rodeando cada zona, estarán nuestros soldados y policías. La seguridad interna estará a cargo del sistema de monitoreo y podrá entrar nuestra Fuerza Pública en caso de ser necesario.

¿El acuerdo final se firma el 20 de julio? ¿O cuánto más cree que se puede demorar la firma del acuerdo definitivo?

No hay fechas establecidas. Lo que acordamos fue terminar el proceso lo más pronto posible.

¿Qué hacer con los otros actores del crimen organizado? ¿Cómo enfrentar a los paras y las bacrim?

Hay que seguir enfrentándolos con toda la firmeza y determinación, tal y como las hemos venido combatiendo. Llevamos más de 1.650 miembros de estas organizaciones, incluyendo varios cabecillas, capturados, dados de baja o que se han sometido a la justicia en lo que va corrido del 2016. Uno de los acuerdos del jueves fue precisamente unas garantías adicionales de seguridad contra estas organizaciones.

La paz es un ideal común. ¿Cómo convencer al uribismo y al expresidente Andrés Pastrana, quienes son escépticos frente al proceso con las Farc?

Nada me gustaría más que ellos dos, que tanto quisieron lograr la paz, se subieran al tren. Estoy seguro de que, cuando se publiquen todos los acuerdos y se den cuenta de que no le estamos entregando el país ni al narcotráfico ni al comunismo, se darán cuenta de que este es uno de los pasos más trascendentales y convenientes en la historia de Colombia.

¿Qué pasa si el pueblo vota no en la refrendación de los acuerdos?

Estoy convencido de que eso no va a suceder, porque nadie quiere regresar a la guerra que teníamos hace 6 años, cuando empecé mi gobierno.

¿Fue equivocación o estrategia que en sus discursos recientes hablara de la guerra urbana que prepararían las Farc, o los impuestos para la guerra si gana el no?

No fue ni equivocación, ni estrategia, ni mucho menos amenaza. Es sencillamente una realidad. Es lo que ha sucedido siempre en el pasado cuando se rompieron los procesos de paz: se recrudeció la guerra.

¿Cómo hicieron para que las Farc terminaran reconociendo la institucionalidad de la Corte Constitucional, la Policía y la Fiscalía?

Desde el principio puse unas líneas rojas para la negociación y ninguna la hemos cruzado. Es un éxito de esta negociación que las Farc hayan reconocido nuestra institucionalidad. De eso se trata un proceso de esta naturaleza.

¿Por qué no despega el proceso con el Eln? ¿Cuál es la estrategia ahora con ese grupo guerrillero?

Si renuncian al secuestro y liberan a los secuestrados que tienen, la fase pública del proceso podrá comenzar.

Al país le preocupa mucho el asunto de la continuidad en las políticas de paz. ¿Cómo blindarse para que su sucesor no adopte medidas contrarias a lo acordado con las Farc?

Precisamente lo que contiene el acto legislativo que aprobó el Congreso es la garantía de que el Estado cumplirá su palabra.

¿Cuáles serán las reglas de juego para que los 60 miembros de las Farc, autorizados para hacer labores políticas, se puedan mover por todo el país durante la vigencia de las zonas de ubicación?

Los que salgan de las zonas tendrán que ir desarmados y acompañados en todo momento por el sistema de verificación de Naciones Unidas y sólo para hacer pedagogía, no política.

¿Qué posibilidad existe de que los miembros de las Farc terminen integrando algún tipo de fuerza de seguridad estatal? ¿Qué tal una gendarmería?

No está contemplado.

¿Cómo va a quedar incluido el posconflicto en la reforma tributaria estructural que va a presentar en la segunda legislatura?

La reforma tributaria no tiene nada que ver con el posconflicto. Es una reforma estructural que el país está en mora de aprobar, con o sin posconflicto. El objetivo es doble: tener un sistema tributario más simple, más eficiente y equitativo, y garantizar la continuidad de nuestros programas sociales, de inversión y de empleo.

Usted dijo que con la guerra hay más impuestos. ¿Ahora que se firmó el fin del conflicto, cambian sus cuentas sobre lo que se debe incluir en la reforma tributaria?

Lo que dije, frente a una pregunta sobre si por culpa de la paz íbamos a subir los impuestos, fue que la guerra siempre es más costosa que la paz.

El Espectador

Más notas sobre el tema