Paso clave para la firma del TLC entre el Mercosur y la Unión Europea: los bloques intercambiaron sus ofertas después de 12 años

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Primer paso hacia un acuerdo de la Unión Europea y el Mercosur

Desde ayer, el soñado acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea (UE) dejó de ser una utopía lejana y empezó a convertirse en una realidad cercana ante un dato inequívoco: los representantes económicos de ambos bloques intercambiaron en Bruselas las ofertas de sus respectivos mercados de productos, servicios y compras públicas, lo que habilitará el camino a negociaciones concretas.

«Es un paso necesario para mover la negociación y pasar a analizar con más detalle las ofertas», detalló en lenguaje diplomático pero optimista el comunicado que emitieron anoche ambos bloques comerciales desde Bélgica.

El detalle de las ofertas de productos se mantendrá en secreto por ahora hasta que lo analice cada bloque.

No obstante, el intercambio que se dio ayer significa no sólo el inicio de las negociaciones por un acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la UE, sino también la superación de los escollos que hubo desde 2004, cuando se presentó por última vez un intercambio de este tipo y el eventual final de las trabas que en los últimos meses puso Francia y otros 12 países de la UE presionados por sus sectores agrícolas.

La comisaria de Comercio, Cecilia Malmström, y el ministro de Asuntos Exteriores de Uruguay, Nin Novoa, en calidad de representantes de la UE y el Mercosur, intercambiaron ofertas sobre el acceso a sus respectivos mercados de bienes, servicios y establecimientos, y la contratación pública.

Según lo acordado previamente, este intercambio será superador al de 2004. Es decir que hay un compromiso de cubrir más de un 90% de la lista de productos disponibles para el libre comercio entre ambos bloques, lo que incluye los productos agrícolas tan sensibles para la UE.

La continuidad de las negociaciones se dará a fines de este mes en Uruguay, que hoy tiene la presidencia pro témpore del Mercosur, con el fin de hacer un balance de la negociación y para preparar un calendario de reuniones para el segundo semestre del año.

Es decir que antes de julio, cuando empieza el verano boreal y se paraliza la actividad en Europa, debería surgir una señal inequívoca de avanzar en el acuerdo.

El mejor clima

«Ambas partes asumen plenamente esta negociación, en vista de los importantes beneficios económicos y políticos esperados para un acuerdo global, ambicioso y equilibrado de Asociación UE-Mercosur», finalizó el breve comunicado que se difundió en Bruselas tras el encuentro.

El embajador de la UE en Buenos Aires, Ignacio Salafranca, calificó ante LA NACION al intercambio de ofertas como «un gran paso indispensable para desbloquear las negociaciones, que estaban trabadas desde hace casi 12 años».

Salafranca se mostró entusiasmado por el compromiso que supone «avanzar hacia un acuerdo equilibrado, ambicioso y justo para los dos bloques». Y seguidamente destacó la buena atmósfera con que se dio la reunión de ayer en Bruselas y subrayó que el intercambio fue posible «en gran medida por el impulso que le dio a las negociaciones el nuevo gobierno argentino encabezado por Mauricio Macri».

En rigor, desde que asumió la presidencia, Macri se comprometió a destrabar las negociaciones que Cristina Kirchner y el español Rodríguez Zapatero intentaron vanamente relanzar en 2010.

De esta manera, en el caso de que finalmente se empiece a concretar el acuerdo, Macri podrá quedar como el ártífice de este entendimiento y líder indiscutido en el Mercosur.

Para Europa, el Mercosur representa un mercado de 250 millones de consumidores y el quinto mayor producto bruto en bloque del mundo.

Ayer, fuentes diplomáticas de la Argentina se mostraron optimistas ante este paso hacia un posible entendimiento, aunque aclararon que Francia pidió al Consejo Agrícola de la Unión Europea realizar un estudio de impacto sobre los otros acuerdos comerciales que tienen en vigencia los europeos, lo que podría dilatar los tiempos.

La Nación


Primer round deja gusto a poco en la UE y el Mercosur

El intercambio de ofertas entre el Mercosur y la Unión Europea (UE) que se produjo ayer como punto de partida para alcanzar un acuerdo comercial, no cumplió con las expectativas de ninguno de los dos bloques. La carne vacuna y el etanol —dos productos fundamentales para el Mercosur— no formaron parte del listado inicial de la UE y, por tanto, su ingreso al bloque europeo —y también la cantidad— deberá surgir de la negociación.

Si bien el resultado del encuentro tuvo una valoración positiva para el Mercosur por el hecho de haber podido llegar a intercambiar ofertas, luego de años de idas y venidas, también tuvo un retrogusto amargo.

El embajador de Uruguay ante la UE, Carlos Pérez del Castillo, dijo en diálogo con El País que el resultado del encuentro fue satisfactorio ya que otorgó la posibilidad a cada una de las partes a explicar su oferta. Pero sostuvo: «evidentemente hay problemas; a ninguno de los dos nos cayó del todo bien la oferta que presentó la otra parte. Pero eso es parte de la negociación y habrá que seguir trabajando».

Sobre la situación particular de la carne, Pérez del Castillo indicó que hubo «enormes presiones» en Europa de un grupo de países liderados por Francia e Irlanda para que se excluyera del listado (ver aparte). «Pero en la presentación de la oferta quedó muy claro que no hay exclusión de ninguna manera de esas cuotas (carne y etanol), sino que se van a determinar durante el curso de la negociación», informó.

Y añadió que para continuar ese proceso de diálogo se necesita que esas cuotas aparezcan. «Necesitamos que el equilibrio se vuelva a recomponer porque en este momento nos sentimos en cierta desventaja. Insistimos en el encuentro que para nosotros el hecho de tener cuotas, tanto en carne como en etanol, era parte de los parámetros que habíamos establecido antes de la presentación de ofertas y por lo tanto para seguir en el proceso de negociación necesitamos que esas cuotas aparezcan», afirmó el embajador uruguayo.

Sobre el futuro, Pérez del Castillo auguró una «negociación muy difícil, porque tampoco la oferta nuestra responde a las expectativas que ellos tenían. Hay mucho camino por recorrer, es el inicio de una negociación seria y por lo menos existe la voluntad política de seguir avanzando».

En ese sentido, informó que quedó previsto un nuevo encuentro a principios de julio para seguir analizando los listados de productos y también definir allí un cronograma de encuentros hasta fin de año. Pérez del Castillo confió en que se puedan producir avances en los próximos meses y «quizás hasta poner sobre la mesa una segunda oferta que responda más a las expectativas de ambas partes. Pero hay que trabajar».

Después del encuentro, la Cancillería uruguaya emitió un comunicado donde señaló que «luego de varios años de paralización de las negociaciones, ambas partes reconocieron la importancia de este paso, que representa el re-inicio de un proceso negociador tendiente a la conclusión de un acuerdo birregional ambicioso y equilibrado». En el mismo sentido se manifestó la ministra de Relaciones Exteriores de Argentina, Susana Malcorra. «Como sostengo desde que asumí, lo de hoy (por ayer) es un muy importante y necesario primer paso para llegar a un acuerdo que satisfaga a ambas partes», escribió la jerarca en su cuenta de Twitter.

Sin embargo, el director del Departamento de Negocios Internacionales e Integración de la Universidad Católica, Ignacio Bartesaghi, dijo a El País que el resultado del intercambio de ofertas fue «una mala noticia» y confirmó que el lobby político de Francia terminó imperando.

«El intercambio fue positivo, pero estuvo por debajo de las expectativas del Mercosur, hubo un retroceso. Habrá que ver qué pasa en la próxima reunión para que esto no sea entendido como un fracaso y se vuelva a caer la negociación», sostuvo Bartesaghi.

Por último, el presidente de la Unión de Exportadores (UEU), Álvaro Queijo, dijo a El País que fue positivo el comienzo de la negociación aunque reconoció que aún «queda mucho por hacer». Indicó que además de buscar el acuerdo con la UE también se debería mirar hacia otros mercados.

«Hay que trabajar para tener la mayor cantidad de socios posibles, no mirar solo para un lado. Ojalá Uruguay pudiera tener más mercados que productos, porque esa es la manera de valorizar esos productos y que el trabajo de los uruguayos sea mejor remunerado», sostuvo.

Queijo recordó que los productos uruguayos «pagan importantes aranceles para entrar a muchos mercados. Esas cifras podrían ser trasladadas a la economía y también generar empleos».

La presión francesa para eliminar de la oferta a «productos sensibles».

El mes pasado, 20 países de la Unión Europea, liderados por Francia, primera potencia agrícola europea, pidieron a la Comisión Europea un estudio de impacto sobre el efecto que tendría una apertura comercial a las exportaciones del Mercosur en el sector agrícola, antes de proceder al intercambio.

Estos países advirtieron entonces que incluir los «productos sensibles» podría tener repercusiones en todas las negociaciones comerciales de la UE, en particular la que se lleva a cabo con Estados Unidos.

El 50% de las importaciones de la UE provenientes del Mercosur corresponden a productos agrícolas, sector en que la UE tiene ya un déficit comercial cercano a 20.000 millones de euros, según cálculos de la Comisión.

Según los estudios citados por Copa-Cogeca (que reúne a organizaciones profesionales del sector agrícola y las cooperativas europeas), la UE podría perder hasta 7.000 millones de euros en caso de un acuerdo con el Mercosur, «que ya es un exportador mayor de materias primas agrícolas». Allí estuvo la mayor presión para que la carne no estuviera incluida en el intercambio de las ofertas.

El País

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