Diputados argentinos presentan proyecto para despenalizar la marihuana con fines médicos
La diputada del Frente para la Victoria, Diana Conti, reimpulsó ayer su propuesta para despenalizar el consumo de cannabis con fines terapéuticos o paliativos contra el dolor, junto a representantes de otros bloques opositores, entre ellos la legisladora Myriam Bregman (PTS-Frente de Izquierda) y Gabriela Troiano (Partido Socialista).
El proyecto busca cambiar el artículo 29 de la Ley nacional de estupefacientes para permitir el consumo, la tenencia y la producción de la planta en todas sus variedades, compuestos y activos tanto para fines terapéuticos como para la investigación cuando el objetivo sea el control de los síntomas y para cuidados paliativos.
«La ciencia ha avanzado y me parece que la prohibición y la punición de la tenencia de cannabis para uso terapéutico en la Argentina debe cesar», sostuvo Conti, en una conferencia de prensa convocada en el Salón de Pasos Perdidos, a la que asistieron médicos, investigadores, y familiares de pacientes que tratan enfermedades con derivados de la marihuana.
María Laura Alasi, madre de Josefina Vilumbrales, contó ayer la experiencia que tuvo su hija de 3 años al tratarse la dolencia que padece con un aceite de cannabis. La nena sufre una encefalopatía epiléptica infantil conocida como el Síndrome de West. Según la mujer, el compuesto elaborado en base a la planta alucionógena logró disminuir la cantidad de espasmos que sufría la nena, que fueron de 600 a menos de 20 por día.
«Lo que encontramos en el cannabis fue calidad de vida para nuestra hija», dijo Alasi ante el cuerpo de legisladores presentes. La patología de Josefina es considerada una «enfermedad rara», que afecta a uno cada 5 mil nacidos, que se caracteriza por los espasmos epilépticos y el retraso del desarrollo psicomotor. «Yo les pido a quienes tengan que tratar esta ley que recorran los hospitales, que vean el dolor de los pacientes y la desesperación de sus familiares y que luego se sienten en sus bancadas para determinar si el uso medicinal del cannabis se puede legalizar», agregó la madre.
En sus fundamentos, la propuesta de Conti sostiene que «los antecedentes empíricos revelan que la utilización de compuestos cannabinoides y químicos de tetrahidrocannabinol (THC) han tenido resultados positivos» para el tratamiento de ciertas afecciones. Entre las virtudes mencionadas, se destacó el alivio de la ansiedad, reducción de las náuseas provocadas por la quimioterapia, y la disminución del insomnio.
El texto cita un estudio de la Universidad de Washington que fue publicado en la revista Journal of Opioid Management. «El estudio ‘Use of Cannabis in the United States: Historical Perspectives, Current Trends, and Future Directions'» revela que «como mínimo 33 ensayos clínicos controlados científicamente publicados en Estados Unidos desde 1971 hasta 2009 confirmaron que la marihuana tiene efectos beneficiosos en condiciones médicas específicas», sostiene el proyecto en su redacción.
El médico Marcelo Morante, dedicado al estudio del cannabis medicinal, recordó que «hay muchas afecciones que la ciencia no puede curar y muchos dolores que no puede calmar». Además, destacó que son muchos los pacientes que consultan por el uso terapéutico de la planta para paliar el sufrimiento y que muchos profesionales de la salud contestan desde el prejuicio. «El cannabis tiene que representarnos una oportunidad, no una preocupación», consideró.
Un nuevo intento
No es la primera vez que la Cámara de Diputados busca aprobar la marihuana libre para uso medicinal. Todas las propuestas terminaron en la nada, ya que ninguna logró superar el filtro de las comisiones por los desacuerdos existentes entre cada bancada.
El borrador fue acompañado por diez diputados del Frente para la Victoria y firmado por la dirigente de izquierda Myriam Bregman, quien recordó que su bloque «pelea desde hace mucho tiempo por la legalización de la marihuana, cuya discusión se posterga por la excusa del narcotráfico». La diputada aclaró que «si bien son dos discusiones distintas que van de la mano, en el caso del uso medicinal, no hay motivo para seguir postergando el debate».
Por su lado, la socialista Troiano se mostró comprensiva ante los detractores de la iniciativa, pero resaltó que hay «muchísima hipocresía con el tema». «Hay que recordar que hay muchas drogas incluso peores que el cannabis en términos de la adicción que generan, como la morfina, que no son discutidas ni cuestionadas», afirmó.
En relación a la producción de los estos derivados para uso médico, la legisladora consideró que «ninguna nación puede darse el lujo de no investigar el potencial de estas aplicaciones» y que «hay que incentivarlo para producir a nivel nacional».