Tres opiniones sobre el referéndum en Bolivia

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Decisión popular en Bolivia definirá sus próximos diez años

Iván Novotny

El referéndum popular para decidir la posible continuidad de Evo Morales en la presidencia luego de 2020 por cinco años más, se realizará el próximo domingo en Bolivia. Se pondrá entonces a consulta a más de seis millones y medio de bolivianos habilitados para votar si aceptan modificar el artículo 168 de la Constitución Política del Estado, que establece que el mandato del Presidente y Vice sólo puede renovarse por una vez. La posibilidad será la de cambiar esa disposición, para que puedan ser reelectos por dos veces. De ese modo, Evo Morales podría continuar con su mandato hasta 2025.

Se pone en marcha de esta manera una herramienta propia de la Democracia Real: la consulta popular en una toma de decisión importante para el futuro de un país. Un ejemplo político, que debería ser repetido, replicado, profundizado, no sólo en Bolivia, sino en todas los países que se quieran democráticos verdaderamente. Elegir las “autoridades”, los “representantes” cada cuatro, cinco o seis años, y que luego ellos decidan las políticas sin consultar nunca más a la población, parece ser un modo caduco del sistema democrático, una forma arcaica que ya muestra resultados nefastos, donde unos pocos poderosos engañan a las poblaciones en marketineras campañas políticas sin dar a conocer el programa de Gobierno, que luego aplican sin ponerlo a consideración de los electores.

El pueblo boliviano decidirá entonces si cree que este proceso transformador, de distribución de la riqueza, de nacionalización de los hidrocarburos, de crecimiento sin freno del ingreso per cápita por habitante (pasó de 900 dólares en 2005 a 3000 dólares en 2015) y de políticas públicas en favor de las mayorías, debe continuar, y sobretodo si debe continuar de la mano de Evo Morales hasta 2025.

Sin dudas los largos procesos políticos tienen sus dificultades, ciclos, contradicciones. Evo no escapa de ello, y quizás sea por eso que algunos sondeos auguran un ajustado empate para el próximo domingo (aunque suelen errar las encuestas, ya que toman principalmente la opinión de las ciudades, mientras que Bolivia cuenta con una fuerte población rural). Así las cosas, también el gobierno del MAS enfrenta por estas horas acusaciones de corrupción por parte de la oposición mediática y política, un caballito de batalla ya conocido para frenar las transformaciones progresistas en la región. La complicidad de Estados Unidos en estas campañas difamatorias, ha sido denunciada públicamente por el gobierno nacional boliviano.

Otra cuestión de peso a considerar por los proyectos políticos progresistas en la región, es la posibilidad de su continuidad más allá de los fuertes liderazgos que los han puesto en marcha. Es probable que anticipándose a ello, observando lo que sucede en Argentina sin ningún Kirchner en la presidencia y en Venezuela luego de la muerte de Hugo Chávez, Evo Morales y Alvaro García Linera quieran asegurar diez años más de la misma dirección política revolucionaria. Se pone a consideración el futuro de un liderazgo político referencial, cómo es el del presidente del Estado Plurinacional de Bolivia. Lo importante es que los grandes conjuntos humanos incorporen, internalicen y se hagan cargo de la continuidad de la dirección, de mantenerla y dentro de ella superar contradicciones y dificultades, sólo de este modo, con un pueblo concientizado, el proceso estará asegurado por un largo futuro.

El Sí a Evo

Fernando Bossi

El domingo los bolivianos y bolivianas expresarán, a través del voto, si están o no de acuerdo con que el binomio Evo Morales – Álvaro García Linera pueda postularse para un período más de gobierno. Este referendo, por diferentes razones, ha derivado en una suerte de plebiscito, donde la derecha intenta unir fuerzas en contra del proceso revolucionario. Las opciones son SÍ o NO.

La idea de la re-postulación es facilitar a Evo Morales y Álvaro García Linera llegar como presidente y vicepresidente al 2025 –bicentenario de la independencia de Bolivia–, con la Agenda Patriótica Bicentenaria cumplimentada.

¿Qué es la Agenda Patriótica Bicentenaria? Es una suerte de programa con objetivos claros, lanzada por el presidente Morales el 6 de agosto de 2013, con la idea de que se convierta en política de Estado. Contiene 13 puntos, a saber:

1- Erradicación de la pobreza extrema.
2- Socialización y universalización de los servicios básicos con soberanía para Vivir Bien.
3- Salud, educación y deporte para la formación de un ser humano integral.
4- Soberanía científica y tecnológica con identidad propia.
5- Soberanía comunitaria financiera sin servilismo al capitalismo financiero.
6- Soberanía productiva con diversificación y desarrollo integral sin la dictadura del mercado capitalista.
7- Soberanía sobre los recursos naturales con nacionalización, industrialización y comercialización en armonía y equilibrio con la Madre Tierra.
8- Soberanía alimentaria a través de la construcción del saber alimentarse para Vivir Bien.
9- Soberanía ambiental con desarrollo integral, respetando los derechos de la Madre Tierra.
10- Integración complementaria de los pueblos con soberanía.
11- Soberanía y transparencia en la gestión pública bajo los principios de no robar, no mentir y no ser flojo (Ama Sua, Ama Llulla, Ama Quella).
12- Disfrute y felicidad plena de las fiestas, la música, los ríos, la selva, las montañas, los nevados, del aire limpio, de los sueños.
13- Reencuentro soberano con la alegría, la felicidad, la prosperidad y el mar.

Como se podrá interpretar de estas enunciaciones, la Agenda Patriótica Bicentenaria apunta a llegar al 2025 con una Bolivia soberana, independiente, con justicia social y enrumbada hacia un socialismo comunitario con características propias. Realmente es un proyecto nacional bien ambicioso, teniendo en cuenta que apenas una década atrás, Bolivia era uno de los países más pobres de la región y sometido a los designios del Pentágono y las multinacionales.

Sin embargo el proceso de liberación nacional encabezado por Evo Morales ha sido vertiginoso, presentando resultados positivos para las grandes mayorías y llevando a cabo una ardua tarea de descolonización como nunca se había visto en el país.

El mismo representante del Banco Mundial en Bolivia, el italiano Nicola Pontara, ha señalado que la reciente década fue dorada para el país, disminuyendo la pobreza del 60 por ciento en 2002 al 39 en 2014 y la extrema pobreza del 37 por ciento al 17 por ciento.

Todos los indicadores económicos y sociales indican que Bolivia ha sido el país con mayores éxitos alcanzados durante los últimos años, y con una perspectiva que lo ubica por arriba del resto de los países de la región en términos de crecimiento, desarrollo y bienestar.

Desde que la Revolución Democrática y Cultural se instaló en Bolivia, Evo Morales ha ganado todas las elecciones de manera categórica, siendo la última, 2014, por el 61 por ciento de los votos.

La derecha contrarrevolucionaria ha sufrido derrota tras derrota, y no solo en las urnas, sino también cuando intentó voltear al gobierno por medio de métodos anticonstitucionales, apelando a la violencia y al apoyo estadounidense. Todavía recordamos los intentos separatistas de la oligarquía de Santa Cruz de la Sierra y la llamada “Media Luna”.

Hoy la contrarrevolución intenta nuevamente arremeter contra Evo Morales. Teniendo en cuenta que el voto por el NO unifica a los sectores adversos al proceso revolucionario, la derecha pretende aprovechar esta coyuntura para quebrar la hegemonía del oficialismo y posicionarse como nueva mayoría,señalando, si esto llegara a suceder, el inicio del fin de la Revolución Democrática y Cultural.

La figura de Evo Morales sigue manteniendo un prestigio inmenso entre las mayorías populares de Bolivia, pero tal vez no es así con respecto al Movimiento al Socialismo, el partido gobernante. Fueron llamativa las elecciones a gobernadores y diferentes autoridades regionales llevadas a cabo el año pasado, donde el MAS obtuvo un 41 por ciento de los votos sobre un 61 por ciento que había logrado Evo en las presidenciales del 2014. Es evidente que la figura del Presidente está muy por arriba de las diferentes vocerías del partido oficialista.

Una “guerra sucia” también ha sido desatada por la derecha en los últimos días con el objetivo de opacar la imagen de Morales. Apelando a temas personales y sentimentales, se ha querido desprestigiar a Evo con denuncias de tráfico de influencias. Para esto se ha desplegado toda una campaña que cuenta con periodistas venales de diferentes medios de comunicación, tanto nacionales como internacionales.

Asimismo un hecho lamentable se produjo al cierre de la campaña, cuando la alcaldía de El Alto, en manos de la derecha (partido Unidad Nacional), fue incendiada ante un reclamo de padres de estudiantes que pedían por el mejoramiento de la infraestructura escolar. Seis muertos fue la consecuencia del siniestro, que según se investiga –y hay testimonios de los propios padres que estaban manifestando–, fue obra de infiltrados de las propias fuerzas del partido Unidad Nacional, con la intención de culpar al oficialismo de tan grave hecho.

Mañana domingo 21 de febrero será una fecha clave para el futuro de Bolivia. Las encuestas –casi siempre manipuladas–, apenas le dan uno o dos puntos a favor del SI, y otras han dado empate.

Operación mediática pro imperial

Camilo Katari

Ante la inexistencia de plasmar una propuesta política opositora que difiera y señale una nueva alternativa al del actual gobierno, la derecha boliviana recurre también como aliados incondicionales a los medios de comunicación, a las redes sociales, a sus analistas y cuando menos, a periodistas, como recientemente vimos a un “periodista” con antecedentes criminales, como es Carlos Valverde Bravo, Jefe Nacional de Inteligencia del gobierno de Jaime Paz Zamora, muy ligado a la red de los narco vínculos.

Carlos Valverde en el aparente “silencio electoral”, llevó a cabo en Santa Cruz una marcha a su favor para justificar, desde esa movilización, ser la única voz de Bolivia, que “les sirva” sobre todo a los sectores oligarcas y grupos de poder económico, para imponer su ideología. Los bolivianos que recurrimos a la memoria histórica, sabemos muy bien de su pasado, conocemos de sus relaciones con paramilitares, con grupos de narcotraficantes y la extrema derecha radical y racista de nuestro país.

Lo más perverso que tienen hoy algunos periodistas ligados medios de comunicación es el de juzgar y condenar, sin tener ninguna base sólida de argumentación, en muchos casos atentando al sentido común, en ese papel los medios demuestran un desprecio del público que durante años se acostumbró a tener una compañía que informaba, educaba y entretenía a toda la familia.

Esa vieja comunicación ha sido reemplazada por una maquinaria de poder. La comunicación es hoy un poderoso dispositivo de poder y sus propietarios han llegado a sentenciar incluso la duración de un gobierno, como es el caso del diario Clarín de Buenos Aires.

Este dispositivo de poder utiliza la falacia como uno de sus elementos centrales en el armado de su discurso; en nuestro medio hemos visto cómo una “periodista” jugando un rol político, niega la existencia de informes técnicos fácilmente comprobables.

El nivel de irracionalidad demostrado por la feroz defensa de “su” verdad se constituye ya en una patología, que recomienda una urgente ayuda de control emocional.

Otra faceta de esta perversa práctica del periodismo consiste en la adjetivación, propia de una pluma que a falta de argumento recurre al insulto procaz o la sutil palabra hiriente, ese es el cuerpo de una nota firmada por una ex ministra de Carlos Mesa, que no mereció ninguna reacción de centenares de ONGs dedicadas a defender cualquier agresión a la mujer.

En nuestro país hemos tenido la constante tragedia colonial por la que una oligarquía se acostumbró a manejar el poder económico, político y cultural. De estas entrañas coloniales han salido hijos díscolos que se rebelaron contra sus padres conservadores y se acercaron al marxismo, pero como existe una condición de clase, que finalmente se impone, emerge el verdadero habitus burgués que trataron de ocultar en sus días de rebeldía edípica.

Hoy estamos viendo cómo el rencor colonial va conformando un núcleo común de quienes hasta hace poco se presentaban como “intelectuales progresistas”, incluso algunos se autonombraron “revolucionarios”, es la clase burguesa-colonial que busca afanosamente una restauración del antiguo régimen, postura muy a tono con los intereses económicos del reducido grupo de multimillonarios del mundo.

La única defensa que tiene el ciudadano frente a esta maquinaria de poder comunicacional es fomentar un pensamiento crítico y esto es justamente lo que no quieren los poderes económicos, por eso han fomentado sectas adormecedoras de conciencia, basta investigar un poquito la afiliación de varios dirigentes indígenas del oriente y el resultado nos lleva a varias iglesias evangélicas.

Pero la Iglesia católica tampoco se queda al margen, el pasado domingo 14 de febrero, la homilía de un obispo se dedicó a posicionar el No en el referéndum, una mezcla entre las tentaciones del demonio y el referéndum dejaron muy claro el pensamiento del obispo, no de la biblia, porque citando las palabras de Jesús encontraremos que sentenció: “Al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios”, estas palabras han sido olvidadas sistemáticamente por muchos clérigos que prefieren estar del lado de los poderosos y del dinero, ese verdadero “estiércol del diablo”, como dicen las mismas santas escrituras.

Estas coincidencias entre algunos medios de comunicación, iglesias, algunas ONGs, no son casualidades son las expresiones nítidas de una operación política que impulsa el imperio contraria no solo al gobierno sino y específicamente al mismo Evo Morales.


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