Cuba será sede de la histórica reunión entre el Papa y la Iglesia Ortodoxa Rusa
Los cristianos del orbe han debido esperar más de nueve siglos y medio para que por primera vez un jerarca católico de Roma y un primado de la Iglesia Ortodoxa Rusa se sienten frente a frente por encima de un cisma de esencias doctrinales que se remonta al año 1054.
En efecto, las dos corrientes cristianas más antiguas de la historia vuelven a mirarse el rostro de cerca, ahora en un declarado intento por entenderse y asumir de manera concertada los grandes retos de una “alucinante modernidad” que, en contradicción con su rótulo, viene contaminada por los más brutales gérmenes autodestructivos, nacidos de la injusticia, la ambición, la irracionalidad y la violencia que constituyen, en medida predominante, el epicentro existencial para los más poderosos intereses globales.
Según las informaciones, ambas personalidades religiosas dialogarán unas dos horas en la capital cubana, y luego suscribirán un comunicado conjunto que ya ha sido negociado previamente y en la más absoluta discreción.
Se trata, en consecuencia, de un acto inédito que, dicen los observadores, demuestra los cambios que han llegado al Vaticano de la mano del Papa Francisco a partir de su máxima investidura católica en 2013.
Con esta reunión, el Sumo Pontífice ratifica su nuevo estilo de trabajo y una vocación ecumenista que alimenta a través de la búsqueda de un diálogo constructivo con las otras corrientes religiosas predominantes en el planeta, con pleno respeto por las diferencias y características de cada credo apegado al interés de lograr el bien espiritual y material del género humano.
Una línea que le lleva además a prestar oídos y hacer materia de su empeño apostólico las duras realidades del mundo de hoy, plagado de tragedias como las guerras injerencistas, el forzoso éxodo humano, la marginalidad y la pobreza, o la destrucción medioambiental, entre otros males generados por pasiones e intereses malsanos y excluyentes en extremo.
Por demás, y en materia más precisa, los seguidores de la información relacionada con Roma y la Iglesia Ortodoxa Rusa aseguran que este acercamiento inicial tiene también base en los riesgos que para los cristianos del Oriente significa la proliferación de entidades terroristas como el denominado Estado Islámico, que ya tiene a su haber asesinatos, masacres y acciones armadas de importante rango a partir del más ácido fanatismo religioso, y entre cuyas víctimas se cuentan no pocos cristianos.
En el caso de la sede escogida para este encuentro de magnitud histórica, es decir, Cuba, un comunicado del Vaticano destaca que se trata de un escenario adecuado y apreciado para tales conversaciones.
Caracterización esta que, para los buenos entendedores, se traduce en que la Isla constituye una plaza segura, tranquila, responsable, acogedora, y dada a apoyar todo acto constructivo y de buena voluntad.
Ello sin contar de que se trata de un país donde, a pesar de las incomprensiones y conflictos que durante algunos años se originaron entre algunos segmentos religiosos y las autoridades oficiales, existe en esencia una legislación y una práctica cada vez más acendrada de respeto hacia todas las creencias y denominaciones existentes en el país, así como la garantía de la plena igualdad de reconocimiento, derechos y deberes entre todas ellas.