Inés Nercesian, socióloga argentina: “Es muy importante que las universidades se comprometan con los procesos de integración regional” (Exclusiva de Nodal Univeridad)

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Por Ceciclia EscuderoLa académica presenta el nuevo Observatorio Electoral de América Latina de la Universidad de Buenos Aires. Además analiza los procesos que, ahora a través de las urnas, intentan revitalizar un consenso neoliberal en la región.

Inés Nercesian es la directora del flamante Observatorio Electoral de América Latina (www.oblat.am), una iniciativa inédita en la región, que busca constituirse en un espacio de investigación y seguimiento actualizado de los procesos políticos y sociales latinoamericanos.

Codirigido por la politóloga María Constanza Costa, el observatorio que funciona como reservorio de datos y resultados electorales está formado por investigadores, graduados y estudiantes de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires.

Doctora en Ciencias Sociales, investigadora, docente y autora -junto a Julieta Rostica- del libro Todo lo que necesitás saber sobre América Latina, Nercesian opina, además, acerca del reciente triunfo electoral de Mauricio Macri en las presidenciales argentinas y sus implicancias en el mapa de poder regional.

¿Qué motivó la creación del observatorio? ¿La iniciativa tiene algún precedente?

El observatorio surgió como una necesidad. Un grupo de investigadores, graduados y estudiantes de las Ciencias Sociales encontramos que no existía un sitio que reuniera información electoral de América Latina y ahí decidimos crear la herramienta. El proyecto se materializó con financiamiento de la Subsecretaría de Políticas Universitarias y este año 2015 la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA aprobó su creación formal e institucional.

¿Qué tipo información ofrece el sitio? ¿A quiénes está dirigido?

El sitio es una herramienta informática que reúne datos electorales de los países que integran la UNASUR, aunque se prevé ampliar los datos para la región entera. Se pueden encontrar resultados de elecciones nacionales: ejecutivas, legislativas, primarias o internas, plebiscitos o referéndum. Así como también datos cualitativos: legislación electoral, descripción de partidos, candidatos… Está dirigido a un público diverso, periodistas que quieran realizar análisis de larga duración, investigadores, docentes de nivel superior o nivel medio, organismos estatales. Nos concentramos en que la herramienta sea accesible y navegable para un público en general.

¿Cuál es la importancia de que la academia se involucre en este tipo de iniciativas?

Es crucial. La Facultad de Ciencias Sociales no contaba con un observatorio de estas características. Es muy importante que las universidades se comprometan con los procesos de integración regional, es uno de los mayores resguardos que podemos dejar frente a gobiernos que pretendan frenar las políticas de integración más sólidas que tuvimos en toda la historia de América Latina.

Al menos en la última década, en países como Venezuela o México hubo denuncias de fraude contra los resultados oficiales de las elecciones, ¿cómo planean proceder ante este tipo de hechos?

Hay mucha construcción mediática sobre las denuncias de fraude. De hecho Venezuela tiene un sistema muy sofisticado que impide alterar resultados. El análisis comparativo, que incluye la cuestión de los sistemas electorales, permite echar luz sobre estos temas y el observatorio será un aporte en ese sentido.

Usted, además, forma parte del Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe. ¿Cómo observa el mapa político regional? ¿Se experimenta un retroceso en el proceso de consolidación de las posiciones y gobiernos progresistas?

La región está atravesando momentos difíciles. Hubo un primer momento donde las fuerzas de derecha intentaron interrumpir los gobiernos progresistas mediante golpes de Estado a la vieja usanza o a través de intentos destituyentes que fueron resistidos por el apoyo popular. En un segundo momento estos grupos lograron recomponerse políticamente, revitalizaron un consenso neoliberal que nunca se había terminado de enterrar y crecieron en alcance territorial. Es un dato que hay que atender.

En este sentido, ¿cómo evalúa el impacto regional del triunfo de Mauricio Macri en la Argentina? ¿Y de las legislativas del 6 de diciembre en Venezuela?

Siempre supimos que los ojos de la región estaban puestos en las elecciones de Argentina, tras la ajustadísima victoria de Dilma Rousseff en Brasil. El triunfo de Macri es grave porque completa el sueño geopolítico de poner freno a los gobiernos progresistas de la región. Argentina muestra dos novedades. Por un lado, es la primera vez, desde la Ley Sáenz Peña de 1912, que la derecha llega al gobierno mediante elecciones con un programa público de ajuste. Y por el otro, pone de manifiesto que las burguesías optaron por ejercer el gobierno sin intermediaciones. La propia figura de Macri es expresión de ello, pero también su gabinete de ministros lleno de empresarios. En el caso de Venezuela, ocurre lo mismo. Desde el primer día los Estados Unidos eligieron a ese país como el blanco privilegiado de los ataques, y lo que ocurra el 6 de diciembre tendrá un impacto regional indiscutido.

El vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, asegura que Argentina develó una disyuntiva en el continente: profundizar la revolución o el retorno de la derecha. ¿Qué reflexión hace sobre esta hipótesis?

Efectivamente, ese es el dilema de todo proceso de cambio social. El desafío histórico es cómo construir un consenso, una hegemonía política dispuesta a avanzar y acompañar esos procesos de transformación. En Argentina, esa batalla se libró en el año 2008 cuando se produjo el enfrentamiento con los grandes terratenientes y, en algún sentido, ahí se fijaron los límites de ciertas transformaciones.

Nodal Universidad

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