Histórico restablecimiento de las relaciones con Estados Unidos

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Contexto Nodal:
Si bien el anuncio se dio el 17 de diciembre de 2014, fue durante todo el transcurso de 2015 que se materializó y avanzó el restablecimiento de relaciones diplomáticas de Cuba con Estados Unidos. El primer paso fue el anuncio de Barack Obama, el 29 de mayo, de retirar a Cuba de la lista de “naciones que patrocinan el terrorismo”. Luego se realizó la reapertura de embajadas, que significó un hecho histórico después de 54 años del rompimiento de relaciones. Y continuó con la realización de diversas reuniones de trabajo entre delegaciones de ambos gobiernos, en las que se dieron avances de coordinación en temas como migración, agricultura, aviación civil, protección ambiental, ciencia y tecnología, narcotráfico, comercio y turismo. Pese a estos pasos importantes, el gobierno cubano siempre remarcó que para la normalización de las relaciones se debe cerrar la base militar y la cárcel que EEUU tiene en el territorio ocupado de Guantánamo y, sobre todo, Washington debe poner fin al bloque económico, financiero y comercial que mantiene desde hace más de medio siglo.

¿Normalización de relaciones entre Cuba y EEUU? – Por Angel Guerra Cabrera

Una eventual normalización con Estados Unidos solo podrá alcanzarse luego de un proceso “largo y difícil” afirman las autoridades cubanas. Lo que ha logrado el restablecimiento de relaciones diplomáticas a un año de anunciarse es poco más que crear un canal de diálogo fluido entre las partes sin que casi ninguna de las medidas de carácter agresivo contra Cuba haya sido suprimida por Washington. Un paso positivo pero muy lejos de reparar las principales afrentas que configuran la política de ese país hacia Cuba.

Un ejemplo de lo complejo del proceso es la crisis política entre países centroamericanos que ha creado el embotellamiento en Costa Rica y en la frontera de esta con Panamá de aproximadamente 8 000 cubanos que esperan llegar a Estados Unidos.

Como editorializaba esta semana The New York Times, los privilegios migratorios únicos de que gozan los cubanos comienzan a crear problemas a Estados Unidos y a otros países, que en contraste tratan de una manera “severa” a los migrantes de los demás países, incluyendo niños. El diario añadió que la aplicación de la Ley de Ajuste Cubano es un obstáculo en el proceso de normalización de relaciones con Cuba y que si el Congreso no hace algo, Obama posee facultades ejecutivas para abstenerse de aplicarla.

La crisis estalló cuando en Noviembre San José les otorgó a los cubanos visas de tránsito y les abrió la frontera de Nicaragua sin contar con este país, lo que llevó a las autoridades nicas a devolverlos al otro lado y a declarar que no les permitiría de nuevo el paso. A la negativa se sumaron los gobiernos de Guatemala y Belice.

Casi todos habían comprado un boleto aéreo a Ecuador y, aprovechando la visa turística por tres meses que les otorgaba ese país hasta hace unos días, contrataban a una banda de traficantes que por entre 8 mil y diez mil dólares per cápita los llevaba hasta territorio estadounidense.

Los isleños no van a trabajar en la pizca de futas, el servicio doméstico, o los mataderos de animales, como la gran mayoría de sus congéneres centroamericanos o mexicanos que, escapan hacia el vecino del norte de la miseria, el desempleo, la ignorancia, la ausencia de servicios públicos, o los desmanes de los cuerpos de seguridad y las mafias.

Lo suyo es cruzar, con todas las garantías, los puentes de la frontera común mexicano-estadounidense y llegar a las garitas de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos pasaporte cubano en mano. A diferencia de los migrantes del resto del mundo, en poco tiempo tendrán en sus manos el green card, ninguna autoridad los perseguirá y recibirán al año y un día el derecho automático a la residencia en la potencia del norte. Son algunos beneficios que les otorga la Ley de Ajuste Cubano de 1966.

Es el premio que Washington reserva a los cubanos –casi todos bien instruidos o con preparación técnica- siempre que viajen ilegalmente hasta su territorio, o deserten de misiones gubernamentales, científicas, deportivas o artísticas. Eso sí, deberán solicitar asilo político sin que nadie les pida demostrar la presunta –y por demás inexistente- persecución de que fueron objeto en la isla.

Estados Unidos ha utilizado el tema migratorio como arma política contra Cuba desde 1959. Recibió a los asesinos, torturadores y malversadores de la dictadura de Batista que huían de la justicia revolucionaria y llegaban ilegalmente a sus costas. Ni ellos ni los bienes robados le fueron devueltos nunca a Cuba.

Luego Washington estimuló el éxodo de la burguesía, de sectores de la pequeña burguesía y profesionales universitarios, con el propósito de desangrar a la isla de talentos.
Esta migración cobró cada vez más un carácter económico. Como dicen muchos de los cubanos entrevistados en Costa Rica y Panamá, su motivación para el viaje es “comprar un carro”, “tener una vida mejor”, “vivir mejor”.

Quién podría negar que estas sean razones legítimas para viajar aun cuando todo se reduzcan al final a disfrutar aunque sea un pedacito del ideal consumista. En Cuba, abierta al turismo masivo y con cientos de miles de cubanos viajando anualmente, ejerce importante influencia el sentido común neoliberal, incluyendo en primer término el consumismo desenfrenado.

Es este estado de cosas el que empuja a los cubanos a marchar a Estados Unidos, que, a la vez, continúa aplicando el bloqueo, causa principal por la que Cuba no puede tomar la senda del desarrollo económico.

Cuba Debate

A un año del 17D – Por Rosa Miriam Elizalde

A un año del anuncio de los dos Presidentes, recuerdo el 17D con nostalgia. Una nostalgia extraña y quizá inexplicable, pero sin duda alguna nostalgia. Decía García Márquez que esta es en el fondo un sentimiento reaccionario, una emoción que pinta las cosas de otro color y las pone allí donde ya no duelen. De acuerdo. En cualquier caso quiero aclarar, no obstante, que la palabra no debe en modo alguno ser tomada en su acepción política para entender los sentimientos que afloraron aquel día.

Antes de las ocho de la mañana del 17 de diciembre de 2014 el bloqueo y el horizonte hostil seguían donde mismo, y unos minutos después llegó el anuncio de que Raúl y Obama aparecerían por la televisión. Nos tomó por sorpresa el restablecimiento de las relaciones y el inicio del proceso de normalización entre Cuba y EEUU –después entenderíamos que eran dos cosas muy distintas, que irían a velocidades diferentes-. Pero esto era entonces secundario. Regresaron los tres que nos faltaban para que esta Isla recobrara su peso en el mar de las Antillas. Solo parecía importar que Gerardo, Ramón y Antonio estaban aquí, y no recuerdo tanta felicidad compartida en un final de diciembre como el del año pasado. Desde mi ventana, se podía ver que el paso de la gente había tomado otro ritmo y dos que no se habían visto antes se felicitaban y abrazaban en el borde de la acera.

Asentada la euforia, descubrimos que no es tan fácil demoler el muro que Estados Unidos construyó durante medio siglo, y la prueba es que en las palabras en inglés que acompañan “el cambio” de política, la obsesión por “democratizarnos” está intacta. Por supuesto, es preferible lidiar con un insulto que con una puñalada y los cubanos estamos especialmente bien dotados para las esperas. Sabemos desde la cuna que en el terreno de las relaciones entre los dos países las desgracias y las alegrías nunca se avisan con anticipación y aprendimos, por consiguiente, a no hacernos demasiadas ilusiones y armarnos de paciencia.

Pues hoy, a horas de otro 17D, amanece con una ligera lluvia y la avenida comienza a tomar su sosegado ritmo de domingo. Me pregunto qué hacían hace un año aquellos que caminan bajo mi ventana, qué sienten ahora, qué palabras necesarias no han sido dichas o escritas desde entonces. Siento vértigo al contemplar ese ir y venir bajo mis pies, sin los abrazos que tenía Infanta tras la noticia de que los Cinco ya estaban en Cuba. La nostalgia, querido Gabo, es también esto, mirar desde arriba o desde lejos e imaginarnos que regresamos a una emoción antigua que sirve al menos para rehidratar la piel.

Desbloqueando Cuba

USA y Cuba: un año después – Por Ricardo Alarcón de Quesada

El 17 de diciembre se cumple el primer aniversario del anuncio del restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos. Lo hicieron al mismo tiempo en La Habana y Washington los Presidentes Raúl Castro y Barak Obama. Ambos admitieron que era apenas el primer paso en un proceso hacia el desmantelamiento de una política hostil que duraba ya más de medio siglo y cuyo fracaso reconoció el inquilino de la Casa Blanca.

Desde entonces se reabrieron las Embajadas respectivas, algunos altos funcionario han visitado La Habana, se han resuelto varias cuestiones menores o de relativa importancia y representantes de los dos Gobiernos han sostenido reuniones para discutir la abultada agenda de temas fundamentales, entre otros el bloqueo económico que sigue intacto, la continuada usurpación de territorio cubano en Guantánamo y los proyectos subversivos para socavar a la Revolución cubana que aún se mantienen. Mientras Washington no cambie radicalmente su política -eliminando completamente el bloqueo, devolviendo Guantánamo y poniendo fin a sus prácticas injerencistas- la relación diplomática “normal” sería una broma de mal gusto.

Hay un tema que, sin embargo, parece ser el favorito del lado norteamericano y al que han dedicado su atención varias de las más leídas publicaciones de ese país en semanas recientes. Se trata de las reclamaciones presentadas allá por pérdidas alegadamente sufridas por algunas corporaciones e individuos como consecuencia de las leyes nacionalizadoras cubanas de 1960.

El asunto tendría que ser discutido junto con las reclamaciones de Cuba por los daños y perjuicios causados por la guerra económica y las agresiones de medio siglo, que son incomparablemente mayores y afectan gravemente a toda la población de la isla. Hay un documento oficial, que fue secreto pero ya no lo es, reconociendo que el propósito de esa política era “hacer sufrir” al pueblo cubano, causándole “hambre y desesperación”. El texto, aprobado en la primavera de aquel año, es anterior a las nacionalizaciones cubanas y sus palabras corresponden literalmente con lo que la Convención de Ginebra define como “crimen de genocidio”.

Las leyes revolucionarias siempre incluyeron el derecho a una compensación justa a los antiguos propietarios. De ello se beneficiaron, sin excepción alguna, todas las empresas extranjeras que respetaron la soberanía cubana y se acogieron a nuestra legislación y han mantenido vínculos normales incluyendo negocios y nuevas inversiones. También lo hicieron por cierto, personas individuales residentes en Cuba que asumieron igual conducta.

Las empresas norteamericanas fueron las únicas que se autoexcluyeron porque su Gobierno lo impidió con su rechazo a la legislación cubana y la agresión económica contra la isla.

Hay un ángulo de la cuestión que los medios de Estados Unidos ignoran cuidadosamente. Hace mucho tiempo que quienes fueron expropiados en Cuba recibieron un tratamiento especial, privilegiado, que les permitió resarcirse de lo que supuestamente perdieron como consecuencia de las medidas revolucionarias. Desde 1964 y durante esa década y la siguiente allá modificaron regulaciones y adoptaron normas legislativas únicas, exclusivas para ese grupo, que le permitió compensar sus pérdidas mediante sustanciales reducciones a sus obligaciones tributarias. Beneficios semejantes no fueron concedidos a otros contribuyentes norteamericanos. Fue un trato excepcional comparable, en materia tributaria, al que dan a la emigración con la Ley de Ajuste Cubano y del que se valieron también individuos que en 1960 no habían adquirido aun la ciudadanía estadounidense pero recibieron también esas ventajas que ayudaron a levantar la leyenda de un exitoso empresariado cubanoamericano.

Quien nunca recibió compensación alguna es el pueblo cubano. El bloqueo ha sido y es no sólo el principal obstáculo al desarrollo de la isla sino también la mayor causa de sufrimientos para toda su población. Es una política genocida, el genocidio más prolongado de la Historia. Estados Unidos tiene la obligación de eliminarlo ya, inmediatamente y sin condiciones y si desea una relación con sus vecinos que merezca ser considerada “normal” deberá intentar resarcir a sus víctimas.

Portal Alba

El impacto económico del 17 de diciembre, un año después (I) – Por José Luis Rodríguez

A un año de haberse iniciado el proceso de restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y EE.UU. y la normalización gradual de los vínculos entre los dos países, se registran indudables avances políticos y diplomáticos, especialmente si se compara la situación actual con la que prevalecía hasta el 17 de diciembre de 2014.

Sin embargo, en el largo proceso de normalización de relaciones que tenemos por delante un aspecto esencial no resuelto es la permanencia en toda su extensión del bloqueo económico de Estados Unidos contra Cuba, que ha costado 121 000 millones de dólares a nuestro país, según estimados oficiales. A pesar de las declaraciones a favor de su eliminación por parte del presidente Obama, después del 17 de diciembre fue penalizado el banco alemán Commerzbank con una multa de 1 710 millones de dólares por violar las leyes del bloqueo y también tuvo que pagar el pasado mes de octubre 787 millones el banco francés Credit Agricole por el mismo motivo.

De hecho, los escasos impactos positivos directos que pueden registrarse a partir de decisiones adoptadas por el gobierno norteamericano en la esfera económica son muy poco significativos.

Al respecto, solamente se ha aprobado:

-La importación de productos cubanos por 400 dólares -de ellos 100 en tabaco y ron- por visitantes estadounidenses que regresan de Cuba.

-La flexibilización de los viajes a Cuba en las 12 categorías aprobadas por el gobierno de EE.UU. por medio de licencias generales en vez de las licencias específicas existentes anteriormente.

-La aprobación para exportar a Cuba materiales de construcción y algunas herramientas y equipos, pero solo para compradores del sector privado.

-La contratación de servicios de comunicación telefónica directa por parte de ETECSA con dos empresas norteamericanas.

-El establecimiento experimental del servicio postal directo entre Cuba y EE.UU.

-El inicio -en principio- de viajes aéreos regulares entre los dos países en la primera mitad de 2016.

Realmente los efectos del proceso de acercamiento entre los dos países han sido mayormente indirectos, a partir del impacto que presumiblemente tendrá el levantamiento del bloqueo económico en el mercado cubano. Esto ha repercutido en el proceso de gradual normalización de los flujos financieros externos y en un acrecentado interés por comerciar e invertir en nuestro país por parte de secrores de negocios de diversos países, entre los que cabe destacar a México, España y Rusia.

En efecto, la renegociación y pago de la deuda externa del país ha mostrado importantes avances en los últimos cinco años. Se registran en el período la condonación del 90% de los adeudos con la antigua URSS por parte de Rusia, por un monto calculado en 35 000 millones de dólares, con facilidades para el pago restante durante diez años y a bajas tasas de interés; la cancelación del 70% de la deuda con México por 487 millones de dólares con facilidades para el pago pendiente, y -más recientemente- la reducción del 70% de la deuda con el Club de París, que alcanzó unos 11 100 millones de dólares, de los cuales se pagarán solo 2 600 millones en un período de 18 años.

A partir de este desempeño, que llevó a que el pago del servicio de la deuda aumentara de 2,5 a 5% del PIB entre 2008 y 2015, se comienza a registrar un avance en el otorgamiento de nuevos créditos e inversión extranjera directa en el país.

Cuba Contemporánea

El impacto económico del 17 de diciembre, un año después (II) -Por José Luis Rodríguez

Haber contado con mejores condiciones financieras durante 2015 ha sido reconocido oficialmente como uno de los factores que llevó a un crecimiento de 4% en el PIB, y en este hecho han tenido mucho que ver las condiciones de renegociación y pago de la deuda externa ya desde 2013, pero un impulso fundamental se registra en el año que concluye, como se pudo apreciar con los acuerdos alcanzados con el Club de París en este propio mes de diciembre.

En tal sentido se manifiesta claramente cómo la perspectiva de un nuevo escenario económico entre Cuba y Estados Unidos incidió en este último caso, lo cual se expresó ya en marzo cuando el señor Bézard -secretario del Tesoro francés y presidente del Club de París- anunció la posibilidad de una renegociación “en semanas o meses” para saldar una deuda que se mantuvo sin una solución aceptable para Cuba durante casi tres décadas.

De igual modo, el proceso de renegociación de la deuda con México llevó a que ya en mayo de 2014 un importante grupo de hombres de negocios visitara el país identificando 50 proyectos de posibles inversiones, de las cuales ya este año se han aprobado dos en la Zona Especial de Desarrollo del Mariel y se reportan 19 negocios en proceso.

En el caso de España, tercer socio comercial de Cuba y el primer inversionista externo por el número de acuerdos firmados, se produjo una visita de una delegación de empresarios a Cuba en el verano de 2015, en la que se dio a conocer un crédito del gobierno español de 40 millones de euros para estudios del mercado cubano y se identificaron nuevos negocios por otros 400 millones de euros.

Finalmente, en fecha reciente, luego que fuera lograda con el gobierno ruso una favorable renegociación de la deuda de la antigua URSS, se anunció un crédito por 1 200 millones de dólares para rehabilitar las termoeléctricas de Santa Cruz y Mariel, entre sus destinos más importantes.

Otra dimensión del impacto indirecto de la nueva etapa de relaciones entre Cuba y EE.UU. se registra en las cifras del turismo de este año, en el que se obtuvo un crecimiento del 18% como estimado para el año en comparación con 2014, lo cual llevará a cerrar el 2015 con alrededor de 3,5 millones de visitantes, incluyendo un crecimiento superior al 50% en los arribos de norteamericanos, a pesar de que el turismo a Cuba continúa prohibido por las leyes del bloqueo en ese país.

Esos efectos favorables quedan muy por debajo de las posibilidades que se abrirían si el presidente Obama ejerciera su capacidad ejecutiva para aliviar efectos negativos de mucho peso relacionados con las consecuencias económicas del bloqueo a nuestro país.

En tal sentido, entre las decisiones de mayor efecto que pudiera adoptar el presidente norteamericano están:

-Autorizar el uso del USD en las transacciones internacionales de Cuba y permitir que las mismas se realicen a través del sistema bancario de EE.UU. para las relaciones entre Cuba y terceros países. Sumaría cientos de millones de dólares al año el ahorro que supone eliminar las pérdidas por la devaluación de las monedas que debe utilizar Cuba en las operaciones financieras del país en casos como el euro y el dólar canadiense.

-Suspender la política de persecución financiera contra bancos de terceros países, que se ven frenados para operar con Cuba ante la evidencia de multas por más de diez mil millones de dólares solamente en los últimos tres años.

-Eliminar el límite del valor de los productos que pueden ser importados desde Cuba por visitantes estadounidenses, que hoy se limita a 400 USD, de ellos solo 100 en ron y tabaco.

-Autorizar la exportación de productos cubanos a EE.UU. Solamente en sectores que producen mercancías de un alto valor agregado como pueden ser productos farmacéuticos de base biotecnológica, esto pudiera representar unos 600 millones de dólares anuales.

-Autorizar a personas naturales y jurídicas de EE.UU. a realizar inversiones en Cuba. En tal sentido, los medios de negocios norteamericanos se han manifestado interesados en invertir en el turismo, la energía, la agroindustria, la biotecnología y en las tecnologías de la información bajo las condiciones de la nueva Ley de Inversión Extranjera aprobada en marzo de 2014.

Ninguna de estas medidas ni otras muchas que pudieran detallarse, se encuentran en la perspectiva inmediata de acción por parte del presidente estadounidense. Es más, Obama ha manifestado en una entrevista reciente que solo avanzará si producto de sus acciones se obtiene un cambio político en Cuba, lo cual impone una condicionalidad inadmisible para la Isla en el camino de una normalización de relaciones entre estados soberanos.

De este modo, todo parece indicar que el gobierno de EE.UU. seguirá presionando en las negociaciones para obtener concesiones por la parte cubana a cambio de un aflojamiento del bloqueo.

Para algunos analistas esta posición es congruente con el 2016 como año electoral, pero para Cuba la resistencia a ese tipo de presiones, que ha sido lo característico históricamente en las relaciones con EE.UU., será cuestión de principios en un escenario que muestra crecientes complejidades a corto plazo para lograr la eliminación del bloqueo norteamericano como obstáculo fundamental en la normalización de las relaciones entre los dos países.

Cuba Contemporánea