El Gobierno colombiano niega extradición de guerrillero a EEUU pero rechaza propuesta de las Farc para crear zonas de paz
El gobierno de Colombia negó una solicitud de extradición a Estados Unidos de un guerrillero de las FARC, lo que este martes fue considerado por ese grupo una «señal positiva» hacia el proceso de paz que negocian en La Habana.
Juan Vicente Carvajal Isidro, ‘Misael’, era pedido en extradición por la Corte Distrital de Estados Unidos para el Distrito Sur de Nueva York por los delitos de «concierto para delinquir agravado» y «tráfico de estupefacientes», según una resolución firmada por el ministro de Justicia, Yesid Reyes.
En el texto, el Gobierno niega la entrega de Carvajal, aduciendo el proceso de paz que mantiene desde hace tres años en La Habana con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, comunistas), principal y más antigua guerrilla del país.
«El ciudadano ha sido condenado por delitos políticos en su condición de militante de las FARC-EP», lo que «hace que en esta oportunidad se replantee la decisión que en su momento adoptó el gobierno nacional en la que concedió su extradición», indica la resolución.
La defensa de ‘Misael’ había recurrido el pedido de extradición el 24 de octubre, tras lo cual el Gobierno desistió de su entrega en una decisión fechada el 24 de noviembre.
Desde La Habana, Carlos Antonio Lozada, negociador de las FARC, saludó la decisión de las autoridades.
«Saludamos y valoramos positivamente esta decisión del presidente Juan Manuel Santos; consideramos que envía una señal positiva, pero al mismo tiempo consideramos que la extradición debe desaparecer definitivamente del escenario jurídico colombiano», declaró el jefe rebelde.
De su lado, el Gobierno recordó en su declaración que las negociaciones en Cuba han «avanzado» en la consolidación de un acuerdo de justicia que desembocará en la creación de una jurisdicción especial de justicia y paz que «tendrá competencia respecto de todos los que de manera directa o indirecta hayan participado en el conflicto armado interno».
Carvajal, jefe financiero del frente 10 de las FARC que opera en la frontera con Venezuela, era requerido desde el 28 de febrero del 2013 por la justicia estadounidense. Actualmente cumple en Colombia tres condenas por delitos de rebelión.
Colombia vive un conflicto armado de más de medio siglo en el que han participado guerrillas de izquierda, paramilitares de derecha y fuerzas públicas y que ha dejado más de 220.000 muertos y seis millones de desplazados, según datos oficiales.
Desencuentros en La Habana
En una inusual declaración, el general (r) Jorge Enrique Mora, miembro del equipo negociador del Gobierno en los diálogos de paz de La Habana (Cuba), les salió al paso a las propuestas hechas por la guerrilla en los últimos días respecto a la necesidad de adelantar reformas a las Fuerzas Armadas y a la creación de unos territorios de paz donde se concentrarían los excombatientes de las Farc tras la firma de un acuerdo final.
“No estamos en este proceso para dividir el país, ni para hacer entrega de territorios ingobernables. Nuestra Constitución no es para reemplazarla en la mesa. Al contrario, en ella se habla de una Colombia única e indivisible. Nunca hemos pensado en una Colombia fragmentada. No hace parte de nuestro imaginario, ¡jamás lo hemos pensado!”, sostuvo el general en tono enfático, luego de recordarle a la guerrilla que el balance del conflicto armado es favorable al Estado.
Las palabras de Mora fueron la respuesta a la serie de “ocho propuestas mínimas sobre el fin del conflicto” que en las últimas dos semanas la guerrilla ha desarrollado en ruedas de prensa antes de ingresar al Palacio de Convenciones. La fuerte reacción del Gobierno se debió particularmente al comunicado emitido el pasado 30 de noviembre, en el cual las Farc piden —entre otras cosas— el desmonte del Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad), “la desmilitarización de los territorios especiales de construcción de paz (Terrapaz)” y el otorgamiento de personería jurídica “incondicional e indefinida” para el movimiento político en que derive la guerrilla.
Mora Rangel, que desde el inicio del proceso de paz sólo ha tomado la palabra del equipo negociador en dos ocasiones, criticó con vehemencia las propuestas de la insurgencia. “Los famosos Terrapaz hacen parte únicamente del imaginario de las Farc. Queremos una Colombia con un futuro de fortaleza, de superación, de bienestar”, expresó, y enfatizó que “una cosa es la ilegalidad, la violencia, la amenaza, y otra muy distinta es el Estado, la sociedad, la legitimidad. Y son estos conceptos en los cuales nos movemos para recibir a las Farc desmovilizadas, desarmadas y reintegradas a la sociedad a la cual se comprometen respetar en su integralidad”.
De igual manera, aunque el oficial retirado reconoció que para el Gobierno la solución del conflicto armado colombiano pasa por la conversión de las Farc en un movimiento político, éste “estará sujeto única y exclusivamente al favor de los colombianos. ¡Jamás a conveniencias, intereses o imposiciones!”. Con lo cual se descarta la exigencia de una personería jurídica indefinida.
De ahí, Mora Rangel pasó al tema que más controversia suscita en la opinión pública cada vez que la guerrilla lo pone sobre la mesa: la reforma a las Fuerzas Militares y de Policía. Al respecto, el general (r) señaló: “La seguridad en su forma, modelo, visión y doctrina es un tema de la mayor actualidad que adquiere especial importancia en los tiempos presentes. Su aplicación, contextualización y definición es autonomía de los Estados, y específicamente de las sociedades que la reclaman y exigen. Por lo tanto, la reiterada argumentación de cambios en doctrinas que no fueron aceptadas, ni practicadas, por nuestras instituciones y que son más el producto de imaginarios superados hace muchos años, no hace ninguna contribución a las expectativas de paz”.
Y añadió: “Las Farc deben tener absolutamente claro que el proceso que estamos adelantando no incluye reconvenciones, ni redefiniciones a la misión y presupuestos, al tamaño de las Fuerzas, tampoco a su organización. Como equipo no lo vamos hacer, y las instrucciones que hemos recibido del señor presidente de la República han sido claras y precisas. Por lo tanto, los extensos y diarios comunicados de los últimos días, cargados de temas, propuestas y mensajes relacionados con las Fuerzas Militares de Colombia y Policía Nacional, simplemente reflejan aspiraciones de las Farc que no tienen futuro”.
El plenipotenciario del Ejecutivo reiteró que cualquier reforma a la Fuerza Pública o cualquier institución del Estado se hará luego de que se haya firmado un acuerdo de fin del conflicto, con las Farc desarmadas, y con la autonomía, tiempos, responsabilidad y obligaciones que el Estado determine. Con este palmotazo sobre la mesa, el equipo del Gobierno espera que el ciclo 43 de paz, que se ha extendido indefinidamente, decante las diferencias y dé como resultado un acuerdo definitivo en el aspecto de justicia.
Senado dejó votación del plebiscito de la paz para hoy
La plenaria del Senado debatió el texto del plebiscito y ocupó la sesión en evacuar las intervenciones de los diferentes voceros de las bancadas políticas.
Según el presidente de la corporación, Luis Fernando Velasco, en la próxima plenaria se votará el articulado. Por parte de los uribistas el senador José Obdulio Gaviria presentó su ponencia pidiendo que se archivara el articulado del plebiscito que según el gobierno permitiría a los colombianos refrendar los acuerdos de paz.
“Ustedes los de la Unidad Nacional no están interesados en que el país discuta los acuerdos finales que se logren con las Farc. Ustedes están interesados en un ‘urra de: Viva la paz’. No estamos de acuerdo con modificar el umbral al 13% ni que sea una sola pregunta global la que se le haga a la ciudadanía”, expresó Gaviria.
Por parte de la Unidad Nacional Armando Bendetti, vocero de la U, defendió el plebiscito como el mecanismo idóneo para que los colombianos refrenden los acuerdos de paz que resulten de las negociaciones con las Farc. “Este plebiscito tiene un carácter vinculante. Aquí no se está reformando la Constitución”, explicó Benedetti.
El senador Iván Cepeda intervino y dijo que el uribismo se opone al plebiscito y a la paz porque “tiene temor a que se acabe la guerra y el país cambie”. Por parte de la Cámara, se tuvo que levantar la plenaria y no se discutió el plebiscito debido a que el partido de La U y los conservadores se salieron del recinto para mostrar su desacuerdo con el proyecto que tiene que ver con el cupo de endeudamiento.