Argentina: Abuelas de Plaza de Mayo presentó a Mario Bravo, el nieto recuperado 119 que hoy se reencontró con su madre

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La presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, acompañada por el secretario de Derechos Humanos de la Nación, Martín Fresneda, y por otros integrantes de la entidad, comenzó la presentación de Mario Bravo, el nieto 119, afirmando que se trataba de “una muy buena noticia”, y luego de hacer un relato del caso, concluyó que mientras desde algunos medios de comunicación y algunos sectores políticos y judiciales se “intenta imponer la idea de la reconciliación, se evidencia una vez más la necesidad de seguir investigando».

Mario, quien nació entre mayo y junio de 1976 durante el cautiverio de su madre, que estuvo presa en calidad de detenida desaparecida hasta noviembre de 1976 en la cárcel de Villa Urquiza, en la provincia de Tucumán, dijo que «lo que pasó es muy malo, muy feo, pero ya pasó, y tengo la alegría de tener a mi madre viva».

«Yo le dije que hizo muchísimo, me hizo nacer», agregó Mario, quien viajó desde Las Rosas a Buenos Aires acompañado por su mujer, su hijo mayor, y «un montón de amigos». «Mi mamá me dijo que me hablaba mucho en su panza. Le dije que había hecho mucho. Faltó un ratito nomás, pero hizo lo más importante: buscarme».

nieto 119 y mujerPoco antes de las declaraciones de Mario, Abuelas, que confirmó la identidad del nieto 119 el 19 de noviembre, pocos días antes del ballottage presidencial y decidió postergar la difusión de la noticia para evitar cualquier especulación política del caso, informó que Bravo se había encontrado por primera vez con su madre durante la mañana, y resaltó que se trata de la quinta mamá que pudo recuperar a su hijo apropiado por la dictadura.

«Sara, cuyo apellido preferimos mantener en reserva, -continuó el comunicado de Abuelas- nació el 25 de enero de 1956 en Tucumán. En 1975, trabajaba en un hotel de la capital de esa provincia, donde vivía junto a sus dos hijas, de 3 años y de un año.

«En julio de 1975, al regresar del trabajo por la madrugada, fue interceptada por un auto en la puerta de su vivienda. La llevaron a una comisaría, luego a la Jefatura de la Policía provincial y posteriormente a la Cárcel de Villa Urquiza, en donde permaneció en calidad de detenida-desaparecida y dio a luz en cautiverio, en la misma cárcel, entre mayo y junio de 1976. El bebé le fue arrebatado inmediatamente por un enfermero y Sara jamás lo volvió a ver.

«Fue liberada en noviembre de 1976 a la vera de un cañaveral, y desde ese sitio caminó hasta el Hospital del Carmen en donde permaneció internada hasta que pudo volver a su casa.

«Sara, lógicamente, vivió atemorizada por el martirio que le tocó vivir. Treinta años más tarde, a través de una persona conocida y acompañada por la agrupación H.I.J.O.S, se puso en contacto con la Secretaría de Derechos Humanos de Tucumán, en 2004. En 2006 se contactó con la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, y allí tomó intervención la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CONADI). Este organismo abrió un legajo de investigación y en septiembre de 2007 su sangre fue ingresada al Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG) con la esperanza de dar con el paradero de su hijo.

«Mientras tanto, el joven fue haciendo su propia búsqueda. Desde muy chico sospechaba que no era hijo de quienes lo criaron y si bien a él nunca le confirmaron esta duda, personas de su entorno sí conocían su situación. Inscripto como nacido en 1977 en una localidad de la provincia de Santa Fe -donde se crió-, sus dudas fueron creciendo con el tiempo.

«En febrero de este año, se animó a presentarse en la filial de Abuelas de Rosario, se le brindó la contención y el acompañamiento que se ofrece a todos los que se acercan para averiguar su origen, y se derivó su caso a la CONADI. En agosto se cursó el pedido al BNDG para que se le efectúe la extracción de sangre y, el 19 de noviembre último, se informó el resultado del entrecruzamiento, que confirmó que es hijo de Sara.

«A pesar de las condiciones extremas en las que lo gestó y alumbró, Sara siempre consideró como su hijo a ese bebé que le arrebataron, al que no llegó a conocer pero escuchó llorar segundos después de parir. Ese bebé en su vientre, al que ‘ahijó’ durante su detención y también después, a quien imaginó como un varón toda su vida, al que buscó primero en soledad y luego con el apoyo del Estado, hoy conoce la verdad.

«Durante estos últimos años se han ido consolidando la Memoria, la Verdad y la Justicia como pilares irrenunciables para la sociedad. Hoy, que desde algunos sectores políticos, mediáticos y judiciales se intenta dar voz a la idea de reconciliación, se evidencia una vez más la necesidad de profundizar las investigaciones. Aún hay desaparecidos con vida y graves delitos por juzgar. Reivindicamos la valentía de Sara en la búsqueda de su hijo y la acompañamos en la alegría de este encuentro.

«Por todos los nietos y nietas que desconocen su verdadero origen, por todas las víctimas que aún no alcanzaron justicia y para que estos crímenes nunca más se repitan, no permitiremos dar ni un paso atrás», concluyó la entidad.

Página12

Comunicado de Prensa: Encontramos a un nuevo nieto que hoy puede abrazar a su madre

Las Abuelas de Plaza de Mayo informamos la restitución de otro nieto, el caso número 119 que logramos resolver. Hoy, nuestro nieto se encontró por primera vez con su madre y este es un hecho extraordinario que queremos celebrar. Se trata de la quinta mamá que pudo recuperar a su hijo apropiado por la dictadura.

Las búsquedas

Sara (cuyo apellido preferimos mantener en reserva) nació el 25 de enero de 1956 en Tucumán. En 1975, trabajaba en un hotel de la capital de esa provincia, donde vivía junto a sus dos hijas, de 3 años y de un año.

En julio de 1975, al regresar del trabajo por la madrugada, fue interceptada por un auto en la puerta de su vivienda. La llevaron a una comisaría, luego a la Jefatura de la Policía provincial y posteriormente a la Cárcel de Villa Urquiza, en donde permaneció en calidad de detenida-desaparecida y dio a luz en cautiverio, en la misma cárcel, entre mayo y junio de 1976. El bebé le fue arrebatado inmediatamente por un enfermero y Sara jamás lo volvió a ver.

Fue liberada en noviembre de 1976 a la vera de un cañaveral, y desde ese sitio caminó hasta el Hospital del Carmen en donde permaneció internada hasta que pudo volver a su casa.

Sara, lógicamente, vivió atemorizada por el martirio que le tocó vivir. Treinta años más tarde, a través de una persona conocida y acompañada por la agrupación H.I.J.O.S, se puso en contacto con la Secretaría de Derechos Humanos de Tucumán, en 2004. En 2006 se contactó con la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, y allí tomó intervención la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CONADI). Este organismo abrió un legajo de investigación y en septiembre de 2007 su sangre fue ingresada al Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG) con la esperanza de dar con el paradero de su hijo.

Mientras tanto, el joven fue haciendo su propia búsqueda. Desde muy chico sospechaba que no era hijo de quienes lo criaron y si bien a él nunca le confirmaron esta duda, personas de su entorno sí conocían su situación. Inscripto como nacido en 1977 en una localidad de la provincia de Santa Fe -donde se crió-, sus dudas fueron creciendo con el tiempo.

En febrero de este año, se animó a presentarse en la filial de Abuelas de Rosario, se le brindó la contención y el acompañamiento que se ofrece a todos los que se acercan para averiguar su origen, y se derivó su caso a la CONADI. En agosto se cursó el pedido al BNDG para que se le efectúe la extracción de sangre y, el 19 de noviembre último, se informó el resultado del entrecruzamiento, que confirmó que es hijo de Sara.

La verdad

A pesar de las condiciones extremas en las que lo gestó y alumbró, Sara siempre consideró como su hijo a ese bebé que le arrebataron, al que no llegó a conocer pero escuchó llorar segundos después de parir. Ese bebé en su vientre, al que «ahijó» durante su detención y también después, a quien imaginó como un varón toda su vida, al que buscó primero en soledad y luego con el apoyo del Estado, hoy conoce la verdad.

Durante estos últimos años se han ido consolidando la Memoria, la Verdad y la Justicia como pilares irrenunciables para la sociedad. Hoy, que desde algunos sectores políticos, mediáticos y judiciales se intenta dar voz a la idea de reconciliación, se evidencia una vez más la necesidad de profundizar las investigaciones. Aún hay desaparecidos con vida y graves delitos por juzgar. Reivindicamos la valentía de Sara en la búsqueda de su hijo y la acompañamos en la alegría de este encuentro.

Por todos los nietos y nietas que desconocen su verdadero origen, por todas las víctimas que aún no alcanzaron justicia y para que estos crímenes nunca más se repitan, no permitiremos dar ni un paso atrás.

Abuelas

“Cuando te encontrás con tu mamá, ves la película de tu vida en blanco y negro”

Abuelas de Plaza de Mayo presentó hoy a Mario Bravo, el nieto 119. «Estas cosas pasan porque hay un pueblo que en paz va recorriendo este camino», expresó Estela de Carlotto, que estaba acompañada por el joven en la conferencia de prensa en la sede del organismo. Carlotto confirmó que el joven ya conoció a su madre, Sara (se mantiene en reserva el apellido). «Cuando te encontrás con tu mamá ves la película de tu vida en blanco y negro. Te acordás de cuando eras chico, de cómo te criaron y que te buscaron», dijo Mario. Y agregó: «Tengo la suerte de haber encontrado a mi mamá con vida, es un milagro. Tengo que aprovecharlo y tienen q aprovecharlo mis hijos.

Tanto Mario como su madre hicieron búsquedas por separado. El hallazgo del nieto recuperado fue producto de esos cruces de información, que los involucraban. “Agradezco a todos los que componen Abuelas y CONADI, dan una contención impresionante», dijo Mario.

El nieto 119 nació entre mayo y junio de 1977 durante el cautiverio de su madre, que estuvo presa en calidad de detenida desaparecida en Tucumán desde 1975 hasta noviembre de 1977, cuando recuperó la libertad. Primero la llevaron a la Jefatura policial y luego a la cárcel de Villa Urquiza. En el penal dio luz a Mario. “Me consta que escuchó su llanto antes de que se lo arrebataran”, contó Carlotto.

«Lo que pasó es muy malo, muy feo, pero ya pasó, y tengo la alegría de tener a mi madre viva. Hay que ser positivos y mirar para adelante «, dijo Bravo, de 38 años, que habló del primer reencuentro con su madre.  «Esto es muy emocionante, se conjugan un montón de sentimientos. Yo le dije que hizo muchísimo, me hizo nacer», agregó y dijo que viajó desde el pueblo rosarino Las Rosas, donde vive, a Buenos Aires. Lo acompañaron su mujer, su hijo mayor –tiene tres en total-, y «un montón de amigos». Agregó: «Mi mamá me dijo que me hablaba mucho en su panza. Uno siente un cosquilleo particular porque también es padre. Recién hoy comienza nuestra vida”.

Mario recordó que «siempre hubo inquietudes propias a las que se sumaron las de la familia, y esposa. Por eso yo digo que hay que animarse», invitó.  Relató que el contacto con Abuelas comenzó «hace un año y medio» y cuando le preguntaron si sus padres adoptivos le habían transparentado la situación respondió: «Ellos jamás se imaginaron esto, ahora están muertos pero fueron engañados también, totalmente, hubo gente detrás.  En los pueblos era más fácil ocultar todo”. Además dijo que cuando veía la labor de las Abuelas «lo observaba de lejos, desde internet. Uno cree que está en otro lado, pero luego, cuando se empiezan a atar cabos, la vida pasa por delante como si fuera una película en blanco y negro».

«Esta noticia recorre el mundo»

Alrededor de Carlotto y del nieto 119 estaban presentes el ex juez español Baltasar Garzón, el diputado y nieto recuperado Horacio Pietragalla, y el secretario de Derechos Humanos, Martín Fresneda, entre otros. “Es una muy buena noticia que demuestra que hay que tener fe en nosotros mismos y en el otro –dijo la presidenta de Abuelas-. Esto no fue magia, hay un pueblo que sigue luchando en paz y sin violencia por su identidad. Esta noticia recorre el mundo».

Carlotto resaltó que «hoy algunos políticos y periodistas vuelven a instalar la idea de reconciliación, entonces se refuerza la necesidad de seguir investigando y de hablar de lo ocurrido». Y destacó la búsqueda de Sara: «Lo hizo primero en soledad y luego con el apoyo del Estado». Sus palabras despertaron una ovación cerrada del público.

Para Fresneda, “la noticia es una alegría increíble” y dijo que el pueblo entendió que el Estado “no puede retroceder en las políticas de memoria, verdad y justicia”. Y agregó: “No daremos ni un paso atrás. Rescato la labor del Conadi, y aunque la verdad sea dolorosa, demostramos elegir por la vida, que es maravillosa. Quiero felicitar al pueblo argentino por este nuevo logro que comunicamos desde esta sede emblemática de lucha por los derechos humanos”.

Los otros hijos que encontraron a sus madres

Como en el caso de Mario, hubo otros cinco hijos que recuperaron su identidad robada por el terrorismo de Estado y se reencontraron con sus padres biológicos. Abuelas de Plaza de Mayo ha acompañado todas estas búsquedas. Mario se animó a presentarse en la filial de Abuelas en Rosario para averiguar su origen.

A través de su cuenta en la red social Twitter, Ignacio Montoya Carlotto, nieto recuperado de Estela Carlotto, fue uno de los primeros en hacerse de la novedad de la recuperación del nuevo nieto: “Como siempre, la grata y hermosa noticia de encontrar otro nieto más. El 119!”.

Hace menos de un mes, el 5 de noviembre, Abuelas había anunciado la restitución de Martín, el hijo de Jorge Ogando y Stella Maris Montesano, y nieto de una de las fundadoras de la institución, Delia Giovanola. El 31 de agosto se restituyó a la nieta 117, Claudia Domínguez Castro, hija de Walter Hernán Domínguez y Gladys Cristina Castro, secuestrados el 9 de diciembre en la ciudad mendocina de Godoy Cruz.

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