Se realiza en Argentina el 30º Encuentro Nacional de Mujeres

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Por Laura Salomé Canteros

Arranca la 30 edición del Encuentro Nacional de Mujeres en Mar del Plata en la que se espera la participación de 60 mil mujeres. La importancia de su realización y los desafíos para el movimiento de mujeres y feminista de plantear las demandas, construir poder y honrar los legados en un contexto de creciente derechización de las prácticas políticas hegemónicas.

Activistas, trabajadoras, campesinas, amigas, tortas, estudiantes, villeras, mujeres trans, comunicadoras, docentes, latinoamericanas, luchadoras y militantes populares, enérgicas novatas o canosas experimentadas, rojas, negras, violetas, el Encuentro somos todas. Y cada una de nosotras con las identidades de nuestras múltiples luchas.

Históricamente ignorados por los grandes medios, los Encuentros Nacionales de Mujeres (ENM) son la multitudinaria expresión de la subversión de las oprimidas hacia poderes y privilegios establecidos por el sistema capitalista, colonialista y heteropatriarcal. Este año, sostenido a pesar de la inminencia de las elecciones presidenciales, cerca de 60 mil mujeres participarán el 10, 11 y 12 de octubre de los más de 65 talleres del 30° ENM en Mar del Plata, Buenos Aires.

Expresión inédita en el mundo, los ENM nacieron en 1985 durante una reunión realizada por aproximadamente 600 mujeres feministas en el Teatro San Martín de Buenos Aires. Ellas fueron las responsables de generar una dinámica de construcción de debate y poder políticos en los que no hay expositoras ni expertas sino un apasionado y horizontal intercambio entre iguales, que se traduce en el crecimiento tanto personal para quienes asisten como integral para el movimiento, que año tras año delinea el camino político conjunto y las mejores estrategias federales para el reconocimiento, la defensa y la extensión de los derechos de las mujeres.

Las reivindicaciones, consensuadas, elaboradas y modificadas, interpelan directamente a los privilegios políticos, sociales, económicos y culturales, a la vez que apuntan a derrocar de forma trasversal todas las opresiones, ya sea que éstas se ejerzan desde las instituciones como desde los comportamientos y las prácticas individuales y cotidianas, asimétricas y desiguales en nombre de la conservación y del sostenimiento del machismo.

Un año más rompiendo con los silencios

Los ENM crecen cada año cual movimiento marginal que se reproduce hacia lo masivo a la oscuridad de las prácticas dominantes. No necesita de los aportes empresarios, ni de las dádivas de los popes de partidos políticos ni de los paternalismos de dirigentes sindicales, sino que son las mujeres contestatarias, rebeldes y organizadas llamadas a la lucha las que los sostienen y construyen a la luz de las políticas solidarias aprehendidas en las asamblea en los barrios, reuniones o mesas políticas, diálogo espontáneos con amigas o en la identificación con el dolor o el placer de las otras.

De los talleres de los ENM surgen colectivas de acción directa propuestas de las mujeres de todas identidades y todos territorios que suman experiencias a través de los sucesivos intercambios y realidades. Éstas, se regalan y absorben saberes y experiencias -propias y ajenas- que luego suelen trasladar a sus lugares de residencia y a la militancia y el trabajo territorial.

De las conclusiones de los talleres, consensuadas entre miles de mujeres, surgieron leyes y campañas nacionales, propuestas de capacitación en géneros en ámbitos laborales y pedidos de mayor participación y representación de las mujeres en los lugares de poder y decisión. La forma de enfrentar las violencias, todas, se trasforman en conceptos para la erradicación con el plus de que no hay jerarquías ni tolerancia para romper con esta soberana. Porque cada una de las reivindicaciones que se enfurian en los ENM son huella y genealogía histórica del movimiento. Y la consolidación de su memoria para el futuro.

Será por eso, por el respeto a nuestras antecesoras, que en cada debate damos hasta el último aliento en la argumentación de nuestras posturas. Será por las que se organizan y luchan en los barrios, que la memoria de las que ya no están o de las que sobrevivieron a las violencias nos igualan. Será por eso que, cada vez que nos encontramos, nuestras “huellas y voces” están destinadas a multiplicarse. Es el momento oportuno, siempre lo es, somos todas, somos nosotras a construir poder feminista popular, en nombre de los 30 Encuentros Nacionales de Mujeres.

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