Chile, hacia una nueva Carta Magna: Bachelet presenta detalles del proceso constituyente

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Tras casi un año y medio del inicio del segundo mandato de Michelle Bachelet, la Presidenta puso fin a la incertidumbre y explicó la forma en la que se llevará a cabo el proceso constituyente para una nueva Constitución.

En cadena nacional la Mandataria señaló que «la sociedad ha buscado adecuar su Carta Fundamental, esto es normal y es expresión de la madurez cívica de un pueblo (…). La actual Constitución tuvo su origen en dictadura, no responde a las necesidades de nuestra época ni favorece a la democracia. Ella fue impuesta por unos pocos sobre la mayoría. Por eso nació sin legitimidad y no ha podido ser aceptada como propia por la ciudadanía (…). Es cierto que desde el retorno de la democracia le hemos introducido cambios importantes, que han atenuado su carácter autoritario, pero aún tiene mecanismos que obstaculizan el pleno ejercicio de la democracia y que no pueden ser eliminados con nuevos intentos parciales», agregó.

Es por eso que anunció la implementación de un mecanismo «con sentido de Estado y carácter republicano; con espacios reales de participación y diálogo entre todos los ciudadanos y ciudadanas, y dentro de los canales de nuestra institucionalidad».

«Debemos basarnos en la solidez de nuestras tradiciones jurídicas y, al mismo tiempo, dar curso a nuestra capacidad de avanzar hacia una sociedad más abierta y moderna», sentenció.

El proceso constituyente avanzará por dos vías, una que tiene como fin la generación de un «Proyecto de Nueva Constitución», fundado en las «Bases Ciudadanas para la Nueva Constitución», y la segunda es el mecanismo para elaborar la Nueva Constitución.

El «Proyecto de Nueva Constitución» será ingresado al Congreso a inicios del segundo semestre del 2017 y se fundará –como se señaló– en las «Bases Ciudadanas para la Nueva Constitución», un documento elaborado a partir de un proceso que se iniciará en los próximos días, con una etapa de educación cívica, que durará hasta marzo del próximo año. Luego, a partir de marzo del 2016, se realizarán diálogos ciudadanos, primero a nivel comunal, después de provincias, regiones, para finalizar con una síntesis nacional que será entregada a la Presidenta en octubre de 2016. El proceso será vigilado por un Consejo Ciudadano de Observadores que «dé garantías de transparencia y equidad», según dijo la Jefa de Estado. El «Proyecto de Nueva Constitución» deberá ser aprobado por el Congreso.

El segundo carril del proceso contempla que a fines del 2016 se envíe al Congreso un proyecto de reforma de la actual Constitución «para que, por dos tercios de sus miembros en ejercicio, establezca los procedimientos que hagan posible dictar una nueva Carta Fundamental. En esta reforma, propondremos al actual Congreso que habilite al próximo para que sea él quien decida, de entre cuatro alternativas, el mecanismo de discusión del proyecto enviado por el Gobierno y las formas de aprobación de la nueva Constitución», dejando en manos de los actuales parlamentarios la responsabilidad respecto de la forma de implementación.

La Mandataria establece que hay cuatro alternativas: formar una Comisión Bicameral de Senadores y Diputados; una Convención Constituyente mixta de parlamentarios y ciudadanos; una Asamblea Constituyente; y, finalmente, la convocatoria a un plebiscito, pero la decisión del mecanismo recaerá en el nuevo Parlamento elegido en el 2017, la que deberá ser tomada por una mayoría de tres quintos.

Para el abogado constitucionalista y precursor de la Nueva Constitución, Fernando Atria, la respuesta del Gobierno es «la manera en que se debe afrontar la discusión pública». El experto rescata la decisión del Ejecutivo de no reducir el tema a una reforma constitucional y que «aquí se puede comenzar a discutir la diferencia entre una reforma constitucional y una nueva Constitución».

«Tengo un cierto escepticismo de que una solución al problema constitucional que sea de verdad logre sortear los cerrojos constitucionales. Lo que yo creo que va a pasar es mucho más parecido a lo que ha pasado no solo en el tema constitucional, sino que el de AFP, educación, etcétera, que es que a veces entran o se presentan proyectos de reforma significativa, y la necesidad de reunir los requisitos para sortear los cerrojos constitucionales significa que, en la parte en que esos proyectos son transformadores, se caen, y en la parte en que son perfeccionamientos, se quedan», dijo a CNN.

Finalmente, estimó que el riesgo es que la nueva Constitución «salga algo como que al fin la clase política ha dejado sus intereses de lado y se ha unido por razones de interés público, como pasó con la LOCE, ese es el riesgo».
Los 19 meses de incertidumbre e indefinición

Este plan busca dar respuesta a un largo camino para definir el mecanismo para crear una nueva Constitución. La primera vez que la Presidenta se refirió a la necesidad de una nueva Carta Magna fue el 27 de octubre de 2013, en una ceremonia realizada en el Teatro Huemul de Santiago, donde dio a conocer los 40 puntos del programa que guiaría su Gobierno.

Entre los puntos destacó tres ejes: Educación, Reforma Tributaria y Nueva Constitución. Estos eran los pilares del que sería el primer Gobierno de la Nueva Mayoría y traerían consigo «los cambios de fondo que necesitamos para Chile», según dijo la entonces candidata a la Presidencia.

«Chile necesita de una nueva Constitución, porque como bien lo dijera monseñor (Ricardo) Ezzati en el último Te Deum, nuestro ropaje institucional nos queda estrecho y surge la expresión ciudadana pidiendo cambios y reforma profundas». «Llevaremos adelante un proceso que nos permita tener una nueva Constitución, una Constitución que nos interprete a todos, que sea moderna, que consagre la idea de un Estado social de derechos», señaló.

A pesar de que no indicó la forma en que se llegaría a una nueva Constitución, aseguró que «la ciudadanía debe participar activamente en la discusión y aprobación» de la misma.

Ya electa Presidenta, Bachelet nombró a la actriz Javiera Parada –la principal vocera de la agrupación «Marca Tu Voto», propulsora de la Asamblea Constituyente– como agregada cultural en EE.UU., lugar en donde se ha mantenido hasta ahora, sin tener grandes intervenciones respecto al proceso constituyente.

Las dudas se incrementaron en septiembre de 2014. A pesar de que, en abril del año pasado, el presidente del Partido Comunista, Guillermo Teillier, declarase que la Mandataria le habría asegurado que «no descarta la Asamblea Constituyente», en una entrevista en Radio ADN la Presidenta volvió a referirse a la Nueva Constitución, destacando la necesidad de la participación de todos los ciudadanos. En la ocasión y ante la pregunta de que si esto significaba una Asamblea Constituyente, la Mandataria respondió que «no significa eso, en su momento diremos cómo van a ser los pasos», al tiempo que definió los principios que regirían el proceso y afirmó que este debe ser «democrático, participativo y legítimo».

Esta entrevista marcó un punto de inflexión y dejó entrever las tensiones respecto al tema. Al respecto, la diputada del Partido Comunista, Karol Cariola, dijo que “me parece lamentable que la Presidenta descarte la opción de AC sin que se hayan presentado todas las propuestas». La entonces vocera de Gobierno, la ministra Ximena Rincón, intentó poner paños fríos y precisó «que la interpretación dada por la prensa, en cuanto al mecanismo con que se llevará a cabo la nueva Constitución, fue totalmente descontextualizada» y que «no descarta necesariamente el mecanismo de una Asamblea Constituyente».

El puntapié inicial al proceso llegó a más de un año de iniciado el Gobierno. A fines de abril de 2015, la Presidenta intentaba atenuar el clima de deslegitimación tras el estallido del caso Penta y SQM, anunciando una comisión de expertos «anticorrupción». Fue en dicho momento que la Mandataria sorprendió a la opinión pública anunciando que en septiembre de 2015 daría a conocer lo que denominó un «proceso constituyente».

«En septiembre, mes de Chile, daremos inicio al Proceso Constituyente abierto a la ciudadanía, a través de diálogos, debates, consultas y cabildos, que deberá desembocar en la Nueva Carta Fundamental, plenamente democrática y ciudadana, que todos nos merecemos”, comunicó Bachelet, en declaraciones que mantuvieron las dudas sobre el mecanismo para generar la Nueva Constitución.

El anuncio cayó como balde de agua fría en el círculo cercano a la Mandataria, mismo que apuntaba a la AC como mecanismo para arribar a la nueva Constitución. El mismo Eugenio Tironi –quien fue parte de su equipo de campaña y precursor del eje de nueva Constitución– aseguró que este anuncio era «la muerte definitiva, digamos, de cualquier idea de respaldo por parte del Ejecutivo a la Asamblea Constituyente como fórmula de cambio de la Constitución».

Pero no todo quedó ahí, julio fue un mes clave. La idea de llamar a un plebiscito para consultar la opción de una Asamblea Constituyente había tomado fuerza, y el Partido Comunista, junto a Revolución Democrática, por medio del diputado Giorgio Jackson, habían impulsado la iniciativa. Sin embargo, en una entrevista en Radio Universo la Presidenta descartó la opción y resaltó la utilización de cabildos como forma de participación. «Queremos que sea un proceso participativo. No queremos que sea un proceso de elite», expresó la Presidenta, tal como lo había aclarado en su entrevista de casi un año atrás.

Esta vez fue la diputada Camila Vallejo la que la criticó públicamente. «Lo considero lamentable. El pueblo de Chile no es una masa amorfa. La ciudadanía tiene que ser capaz de tomar las riendas de su historia», dijo la diputada comunista.

Por su parte, durante el mismo mes, el ministro del Interior, Jorge Burgos (DC), le dio un portazo a la AC, asegurando que el proceso no sería por fuera de la institucionalidad y que no estaba disponible para «atajos raros» para llegar a una nueva Constitución, lo que no fue bien visto por parte del PC, como tampoco por el socialismo. No veo por qué él intenta vetar y excluir de este debate posturas que son institucionales», dijo el diputado presidente de la Comisión de Constitución, Leonardo Soto (PS).

Ya llegado septiembre, los presidentes de los partidos de la Nueva Mayoría le solicitaron a la Presidenta Bachelet que postergara el anuncio sobre la Asamblea Constituyente hasta mediados de octubre, esto debido a la recargada agenda legislativa y al terremoto que el 16 de septiembre afectó a la Región de Coquimbo. La Jefa de Estado accedió y finalmente este martes 13 de octubre aclaró las dudas sobre el proceso Constituyente, junto con determinar que finalmente es el Congreso el que definirá los resultados de este proceso en pos de una Nueva Constitución y el mecanismo con el que se llegará a una nueva Carta Fundamental.

El Mostrador

Discurso de la Presidenta de la República al anunciar el proceso constituyente

La Presidenta Michelle Bachelet afirmó que «Chile necesita una nueva y mejor Constitución, nacida en democracia y que exprese la voluntad popular. Una legítima y respetada por todos, que la conviertan en un motor de unidad nacional».

Asimismo, sostuvo que «el proceso de elaboración de una nueva Constitución ya está en marcha. Partió del momento en que millones de chilenos y chilenas manifestaran en las urnas su voluntad de cambio».

Al finalizar, hizo un llamado a la ciudadanía y señaló que «estamos convocándolos a todos ustedes a un ejercicio natural de la vida democrática y, por lo mismo, sabremos llevarla adelante sin alterar nuestra normalidad institucional, ni las vidas cotidianas de los chilenos y las chilenas».

Queridos compatriotas:

Hoy estamos dando un paso fundamental para el destino de nuestro país.  Estamos dando inicio al proceso que nos permitirá tener una nueva Constitución para Chile.

Quiero informarles cómo será este proceso, en el que todos y todas estamos invitados y en el que tenemos la responsabilidad de participar.

¿Por qué es tan importante que todos seamos parte de la elaboración de la nueva Constitución?

Porque una Constitución es la madre de las leyes de un país; es la que define los valores que nos rigen; lo que  nos une como nación; el  carácter de nuestra democracia; las reglas básicas de nuestra convivencia política y la que crea las bases jurídicas para hacer posible el progreso.

Por eso la Constitución debe ser el techo común de nuestra patria, que nos albergue a todos, nos proteja a todos y nos permita avanzar juntos.

Chile nació a la vida independiente buscando una Constitución que le permitiera afianzar su soberanía y realizar sus anhelos.  Y así ha sido siempre en nuestra historia. Cuando cambia el país, sus ciudadanos y sus posibilidades de desarrollo, la sociedad ha buscado adecuar su Carta Fundamental.  Esto es normal y es expresión de la madurez cívica de un pueblo.

La actual Constitución tuvo su origen en dictadura, no responde a las necesidades de nuestra época ni favorece a la democracia. Ella fue impuesta por unos pocos sobre la mayoría. Por eso nació sin legitimidad y no ha podido ser aceptada como propia por la ciudadanía.

Es cierto que desde el retorno de la democracia le hemos introducido cambios importantes, que han atenuado su carácter autoritario, pero aún tiene mecanismos que obstaculizan el pleno ejercicio de la democracia y que no pueden ser eliminados con nuevos intentos parciales.

Por eso, ha llegado el momento de cambiarla. Chile necesita una nueva  y mejor Constitución, nacida en democracia y que exprese la voluntad popular.  Una legítima y respetada por todos, que la conviertan en un motor de unidad nacional. Eso ha sido lo que consistentemente ha venido demandando la ciudadanía y es uno de los principales compromisos por el que fui elegida.

Ese es el compromiso que hoy empezamos a hacer realidad, y lo haremos como nos lo exige una obra de esta magnitud: con sentido de Estado y carácter republicano; con espacios reales de participación y diálogo entre todos los ciudadanos y ciudadanas, y dentro de los canales de nuestra institucionalidad.

Debemos basarnos en la solidez de nuestras tradiciones jurídicas y, al mismo tiempo, dar curso a nuestra capacidad de avanzar hacia una sociedad más abierta y moderna.

¿Cuáles son los principales pasos de este proceso?

En primer lugar, iniciaremos en los próximos días una etapa de educación cívica y constitucional, para que todos tengamos la información necesaria para involucrarnos activamente.  Este primer momento durará hasta Marzo del próximo año.

A partir de Marzo del 2016, realizaremos un proceso ordenado de diálogos ciudadanos, donde todos puedan participar.  Partiremos por las comunas, seguiremos por las provincias y regiones, para terminar con una síntesis a nivel nacional.

Y el resultado de estos diálogos serán las “Bases Ciudadanas para la Nueva Constitución”, que me serán entregadas en Octubre del 2016.

Debemos estar seguros que este proceso participativo sea libre, transparente, sin distorsiones ni presiones de ningún tipo. Por eso nombraré en las próximas semanas un Consejo Ciudadano de Observadores que acompañe el proceso y dé garantías de transparencia y equidad.

Será un grupo de ciudadanos y ciudadanas de reconocido prestigio, que permita dar fe de la calidad del proceso.

Luego transformaremos las Bases Ciudadanas en un proyecto de nueva Constitución, que recoja lo mejor de la tradición constitucional chilena y que esté acorde con las obligaciones jurídicas que Chile ha contraído con el mundo.

A inicios del segundo semestre del 2017, presentaremos ante el Congreso de la República este proyecto de una nueva Constitución.

Sin embargo, no basta con tener un proceso participativo y un proyecto para que la nueva Constitución sea realidad, pues la actual Constitución no contempla mecanismos para elaborar una nueva Carta Fundamental.

Por eso necesitamos darle un cauce institucional dentro de nuestra actual legislación, para que sea viable. Por eso, a fines del 2016 enviaremos al Congreso un proyecto de reforma de la actual Constitución para que, por dos tercios de sus miembros en ejercicio, establezca los procedimientos que hagan posible dictar una nueva Carta Fundamental.

En esta reforma, propondremos al actual Congreso que habilite al próximo para que sea él quien decida, de entre cuatro alternativas, el mecanismo de discusión del proyecto enviado por el Gobierno y las formas de aprobación de la nueva Constitución.

La primera alternativa es formar una Comisión Bicameral de Senadores y Diputados; la segunda, formar una Convención Constituyente mixta de parlamentarios y ciudadanos; la tercera es la convocatoria a una Asamblea Constituyente.  También propondremos una cuarta alternativa, en la que el Congreso pueda convocar a un plebiscito, para que sea la ciudadanía la que decida entre las anteriores alternativas.

La decisión del mecanismo recaerá en el nuevo Parlamento elegido en el 2017, con el nuevo sistema electoral que aprobamos este año, con una nueva ley de partidos y una ley de financiamiento electoral. Es decir, dotado de mayor legitimidad, representatividad y transparencia.

Propondremos que esa decisión pueda tomarla el Congreso por una razonable mayoría de tres quintos.

Esta reforma constitucional es un paso necesario y de la mayor importancia. Ella abrirá, por fin, el camino que nos permita tener una Constitución verdaderamente de todos y para todos.

Por eso, esta reforma debe tener aceptación transversal y amplia mayoría; y darse a través del diálogo franco con las fuerzas políticas representadas en el Parlamento.

Confiamos que la ciudadanía aprobará con fuerza esta propuesta y que todas las fuerzas políticas se abrirán de buena fe a este patriótico consenso.

La instancia constituyente que el próximo Congreso elija, deberá discutir el proyecto enviado por el Gobierno, fundado en las Bases Ciudadanas para una Nueva Constitución.

Finalmente, este proyecto, una vez sancionado por dicha instancia, deberá ser sometido a un plebiscito vinculante, para su ratificación por parte de los ciudadanos.

Compatriotas:

El proceso de elaboración de una nueva Constitución ya está en marcha. Partió del momento en que millones de chilenos y chilenas manifestaran en las urnas su voluntad de cambio.

Estamos convocándolos a todos ustedes a un ejercicio natural de la vida democrática y, por lo mismo, sabremos llevarla adelante sin alterar nuestra normalidad institucional, ni las vidas cotidianas de los chilenos y las chilenas.

Estamos todos convocados y haremos todo lo necesario para que nadie se sienta excluido. Por el contrario, daremos garantías para que todas las voces de Chile puedan expresarse y sean parte de un  cambio que es necesario para consolidar un país más libre, más justo y que encamina a todos hacia un destino mejor.

¡Viva Chile!

Gobierno de Chile

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