Renovarse o morir- Editorial de El Periódico
Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.
El derrumbe del gobierno presidido por Otto Pérez y Roxana Baldetti ha abierto la posibilidad de grandes transformaciones para la sociedad guatemalteca, agobiada por la corrupción, la impunidad y la opacidad, pero también harta de la demagogia, de que los politiqueros se burlen de la ley, del gobierno de los ladrones (cleptocracia) y del engaño y la codicia de los mercenarios que se han turnado en el ejercicio del poder público.
La clase política, que abusó del poder durante los últimos 30 años, ha caído en desgracia y hoy le toca al pueblo de Guatemala sepultarla definitivamente, para dar paso a una nueva generación de líderes políticos, que antepongan el interés nacional al interés particular, que estén dispuestos a servir a su país y no a servirse de él para su enriquecimiento personal, que estén comprometidos con un cambio real que apuntale un buen gobierno y un genuino Estado de Derecho, basado en el imperio de la ley y en una sana y efectiva gobernanza.
¿Cómo vamos a sepultar al ancien régime? Con la fuerza de los votos el próximo domingo. Ese día debe ser el despertar de la ciudadanía que, a través del ejercicio consciente del sufragio, diga no al abuso de poder, diga no al enriquecimiento ilícito de funcionarios y diga no a los candidatos a cargos de elección popular comprometidos con la corrupción, con la ausencia de transparencia y el secreto, con el soborno y el fraude, con el antidemocrático clientelismo político, con el escandaloso financiamiento electoral ilícito y con el crimen organizado.
La ciudadanía debe rechazar, con un contundente voto en contra, a los candidatos a Presidente y Vicepresidente, a diputados al Congreso y a cargos municipales (alcaldes, síndicos y concejales) que en su tiempo se valieron del ejercicio del poder público para dar vida a la cleptocracia (gobierno de los ladrones) y que han oprimido y expoliado al pueblo de Guatemala. No debe favorecerse con el voto la reelección de diputados y alcaldes que han dado la espalda al interés nacional, que han lucrado a través del soborno y la desfachatez, que se han valido de la opacidad y la discrecionalidad para enriquecerse hasta más no poder y que, en fin, se han apropiado de la cosa pública.
Es el tiempo de los jóvenes, quienes, como decía José Ingenieros, con energía y entusiasmo, deben expulsar del poder público a los mercenarios, a los mercaderes de la política, a los ladrones. Un poderoso ejército de jóvenes debe salir con decisión a votar y rechazar de manera contundente a la degenerada, entumecida e inconsecuente clase política, que se creyó dueña del país y que se dedicó a saquearlo despiadadamente, sin importarle el grave menoscabo de los derechos sociales (educación, salud, nutrición, infraestructura, vivienda, transporte). Renovarse o morir, decía el gran uruguayo José Enrique Rodó.