Papa Francisco pidió en la ONU por temas urgentes como la guerra, el cambio climático y la exclusión económica y social

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El papa Francisco afirmó hoy que la exclusión económica y social es un atentado a los derechos humanos y clamó por la eliminación total de las armas nucleares.

Sin el reconocimiento de unos límites éticos naturales y sin acciones que consoliden el desarrollo humano, el ideal de salvar a las futuras generaciones de la guerra y de promover el progreso social corre el riesgo de convertirse en un ejercicio inalcanzable, aseguró.

Al hablar ante el plenario de la Asamblea General de la ONU, el jefe de la Iglesia Católica también alertó contra la colonización ideológica que se produce a través de la imposición de modelos y estilos de vida ajenos a la identidad de los pueblos.

Los más pobres son los que más sufren al ser descartados de la sociedad, obligados a vivir en la pobreza y sufriendo las consecuencias del abuso del medio ambiente, precisó.

El Sumo Pontífice demandó acciones urgentes para enfrentar la dramática realidad de la exclusión y la inequidad, resaltó la importancia de la Agenda de Desarrollo Sostenible y abogó por el éxito de la próxima conferencia de París sobre el cambio climático.

No bastan los compromisos asumidos el mundo demanda de todos voluntad política, pasos concretos y medidas urgentes para mejorar el ambiente natural y vencer la exclusión económica y sus consecuencias.

Entre estas últimas mencionó el tráfico humano, de drogas y de órganos, la explotación sexual de niños, el trabajo esclavo y el crimen internacional.

Es tal la magnitud de la situación y grado de vidas que va cobrando que debemos evitar la tentación de caer en la retórica y cuidar que las instituciones sean realmente efectivas en la lucha contra todos estos males, apostilló.

En la misma línea indicó que para escapar de la pobreza extrema hay que trabajar por un desarrollo humano integral, con derecho a la educación.

Su Santidad insistió en la necesidad de garantizar «techo, trabajo, tierra y libertad de espíritu» que protejan la libertad religiosa y el derecho a la educación y a todos los demás.

Dijo que el cumplimiento de la Agenda-2030 estará dado por el acceso efectivo, práctico e inmediato a todos a los bienes materiales y espirituales, entre ellos vivienda propia, trabajo digno, alimentación, agua potable, libertad de espíritu y educación.

«Se trata del derecho a la vida y a la existencia de la misma naturaleza humana», clamó ante unos 150 jefes de Estado y de Gobierno presentes en el plenario de la ONU.

El Obispo de Roma advirtió sobre las «nefastas consecuencias de la economía guiada por el lucro» y señaló que «el derroche comienza donde nos vemos solo a nosotros mismos».

Más adelante sentenció que la guerra es la negación de todos los derechos. «Si se quiere un verdadero desarrollo para todos se debe continuar con la tarea de evitar la guerra» y para eso hay que garantizar el imperio del derecho, la negociación, los buenos oficios y el arbitraje.

Aseveró que la experiencia de 70 años de la ONU muestra la eficacia de la plena aplicación de las normas internacionales, así como la ineficacia de su incumplimiento, y convocó a aplicar la Carta de Naciones Unidas «con transparencia y sin segundas intenciones y no como instrumento para ocultar fines oscuros».

«Cuando se concibe la norma como un simple instrumento para utilizar por conveniencia, se abre una verdadera caja de pandora de fuerzas incontrolables», aseguró.

Francisco criticó con la tendencia a la proliferación de las armas de destrucción masiva, en especial las nucleares.

La ética y el derecho basados en la amenaza de destrucción mutua son contradictorias y constituyen un fraude a toda la construcción de Naciones Unidas, que pasaría a ser de «naciones unidas por el miedo».

Prensa Latina

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