«El asedio paramilitar al estado Zulia y el necesario cierre de la frontera». Artículo del investigador venezolano Alejandro López González, en el que argumenta en defensa de la decisión del Gobierno de Venezuela de cerrar los pasos fronterizos con Colombia

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Introducción: La emigración colombiana a Venezuela

La Organización de las Naciones Unidas, a través del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), reconoció en un informe del año 2.008 que «Desde hace más de un siglo, muchas personas han buscado protección en Venezuela perseguidos por motivos de opinión política, raza o pertenencia a un determinado grupo social. Es así como, en diferentes épocas, republicanos españoles, judíos, chilenos, uruguayos, argentinos, libaneses y muchas otras personas provenientes de distintos países han escapado de la violencia y los conflictos armados y han encontrado en Venezuela protección para rehacer dignamente sus vidas». Sin embargo, el caso más resaltante es el de la migración colombiana. Venezuela comparte con Colombia una frontera de 2.219 kilómetros. En consecuencia, en el caso de la población colombiana, la migración a través de esa extensa zona constituye un fenómeno de larga data. De acuerdo con datos revelados por el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, en fecha previa a los recientes acontecimientos (17/04/2015), a Venezuela arriban año tras año miles de colombianos en situación de extrema pobreza, resaltando que: «Es un problema humanitario porque además se vienen los más pobres de los pobres». En aquel momento, el Presidente de la República informó que en nuestro país reside un aproximado de 5,6 millones de colombianos que han migrado de su tierra huyendo de la pobreza, de la miseria y de la guerra (¿Qué curioso no? ¿No era que el país en miseria, guerra y pobreza extrema era Venezuela?). Siguiendo con su interesante revelación de datos, el Presidente de la República informó que en 2.014 entraron 140 mil, en el 2013 280 mil y en el 2012 entraron 180 mil. De toda esta situación se ha informado siempre al gobierno colombiano que ha hecho poco o nada para atender a los pobres de su país que huyen de la guerra, miseria y hambre hacia Venezuela. Al parecer, los pobres de Colombia no son problema del gobierno colombiano sino del gobierno venezolano. Independientemente de valoraciones y opiniones, nadie puede negar que la mano del gobierno bolivariano siempre ha estado a la orden del pueblo colombiano, a pesar de las campañas de las empresas comunicacionales colombianas en contra de Venezuela y su gobierno, legítimamente constituido.

Según ACNUR, el conflicto armado colombiano es dinámico, evolutivo y ha generado nuevas formas de persecución criminal, asesinatos y ejecuciones masivas particularmente frecuentes en los departamentos Norte de Santander, Cesar y Atlántico. Los enfrentamientos de los distintos grupos armados, (Paramilitares y Ejercito contra la Guerrilla) y las amenazas que aparecen luego de las desmovilizaciones, producen constantes desplazamientos hacia Venezuela, tales y como los que describe el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela y que el Presidente Santos de Colombia y su Canciller, niegan descaradamente. Lo cierto es que la ONU ha establecido que el conflicto armado en Colombia ha causado una de las más graves crisis humanitarias, registradas en el mundo, y ACNUR calcula que entre 2 y 3 millones de colombianos han sido forzadas a abandonar sus casas y desplazarse internamente hacia otros lugares dentro de la misma Colombia. Adicionalmente, se ha conocido que el desplazamiento forzado y cruce de fronteras internacionales por parte de éstos colombianos viene acompañado por el temor y el desconocimiento de sus derechos, lo que conlleva a que se «invisibilicen» y se aíslen en los lugares de acogida, por lo que las cifras oficiales pueden estar muy por debajo de la realidad. Estos colombianos temen ser reconocidos o devueltos a su país. Esta es la verdad sobre la Colombia que nos ponen como ejemplo, a la que una comparativamente pequeña fracción de profesionales venezolanos ha emigrado (sin estar pasando hambre, miseria, represión y/o persecución política o religiosa en esta república bolivariana) y que la Canciller y el Presidente de Colombia ponen como contra-ejemplo de migración, cuando ni las magnitudes, ni las causas de ambas migraciones, son siquiera comparables.

Aún cuando los medios internacionales se esfuerzan por mostrar una Colombia exitosa y modelo de capitalismo y a una Venezuela sumida en el caos; a una Colombia como modelo a seguir por el resto de América latina, la verdad es que cifras de Migración Colombia señalan un drástico aumento del 288% en el número de víctimas colombianas del tráfico de migrantes entre abril del 2014 y abril del 2015 ¿Por qué si la economía de este país es tan «exitosa» se presentan estas cifras en aumento? ¿Cuáles son los estándares de democracia para el gobierno de un país que menosprecia a su clase campesina más pobre y solo presta atención a las clases medias y altas?

El Estado Zulia ante la situación fronteriza

El Estado Zulia tiene una extensa frontera con Colombia y una población total de 4.146.100 habitantes, lo que convierte a esta entidad federal en la más poblada de la República Bolivariana de Venezuela. Actualmente, aún a pesar de los grandes desarrollos de petróleo pesado en el oriente del país, el Zulia sigue siendo la fuente principal de explotación y exportación petrolera de Venezuela. Adicionalmente, cuenta con grandes reservas de carbón, un carbón bituminoso de muy alta calidad y superior al carbón que se produce en la República de Colombia, a pocos kilómetros de la frontera con Venezuela. Históricamente, el estado Zulia ha sido centro de comercio e intercambio con la república de Colombia y con el Caribe así como con Norteamérica, debido a la presencia de trabajadores provenientes de Estados Unidos en la industria petrolera nacional, mayormente concentrada en ésta región. Es muy importante destacar que el estado Zulia presenta el mayor potencial en desarrollo de energías renovables, tanto eólica como solar, específicamente en la región Guajira, donde ya se ha avanzado en el primer Parque Eólico desarrollado por Corpoelec a nivel nacional. El Complejo Termoeléctrico Gral. Rafael Urdaneta cuenta con el primer Ciclo Combinado del País y, en conjunto, tiene una capacidad de generación eléctrica de hasta 1.400 MW, compuesto mayormente por turbogeneradores de última tecnología instalados durante el gobierno del Presidente Hugo Chávez. Adicionalmente, el sur del lago de Maracaibo es una región de tierras fértiles y altamente productivas, en fin, el estado Zulia es una perla estratégica en energía tanto convencional como alternativa y en potencial de desarrollo agrícola y ganadero, justo al lado de nuestra hermana República de Colombia. En el estado Zulia nació el nombre de nuestra República de Venezuela.

En un artículo publicado en Julio de 2.013, comentábamos que el 12 de Octubre del año 2.011, delante de habitantes de tres poblados de la etnia wayuu de la Alta Guajira venezolana: Poloos, Iramacira y Taparo, en una visita del Ministro del Poder Popular para la Energía Eléctrica (MPPEE) de entonces, Alí Rodriguez Araque, se declaró que «La Guajira está llamada a ser el ‘Guri eólico’ del país, pues así como tenemos uno hidráulico, lo tendremos de una Guajira fotovoltaica y eólica donde abundan el sol y vientos estables en velocidad y dirección». Ciertamente, el viento en la Guajira venezolana tiene una clara dirección predominante y una velocidad promedio de entre 9 y 10 m/s con una distribución de densidad de probabilidades de Weibull con un factor de forma de 3. De acuerdo al Laboratorio Nacional de Energías Renovables de los Estados Unidos de Norteamérica (NREL), esta velocidad de viento permite clasificar a la zona como de clase 7 (es la máxima clasificación en la escala) lo que implica una producción máxima de potencia para casi cualquier aerogenerador que se instale en la zona. Un potencial similar se puede conseguir en varios emplazamientos a lo largo de la costa de los estados Zulia y Falcón, pudiéndose instalar capacidades de hasta 10 mil MW (la demanda actual del sistema eléctrico nacional es de alrededor de 18 mil MW). En cuanto a la energía solar, el potencial en la misma zona es igualmente importante, permitiendo instalar sistemas aislados de generación independiente de energía en localidades, comercios y hogares particulares. Sin embargo, en el desarrollo de energías renovables en nuestro país, considerando este potencial, se puede avanzar mucho más allá impulsando la tecnología solar termoeléctrica, solar de concentración y parques eólicos marinos (aerogeneradores instalados en las aguas del golfo de Venezuela, entre muchas otras tecnologías).

El Estado Zulia cuenta con 21 municipios; de los cuales, limitan con Colombia los municipios Guajira, Mara, Jesús Enrique Losada, Machiques de Perijá, Jesús María Semprún y Catatumbo que representan el 16% de los habitantes del estado. Adicionalmente, se estima que el 10,2% de la población indígena en Venezuela se ubica en el Zulia, representados por las etnias Wayuu, Añú, Yucpa y Bari. Precisamente en esos Municipios, el estado venezolano, ha instalado más de 300 sistemas de generación eléctrica a partir de sistemas fotovoltaicos, que aprovechan la energía solar en regiones aisladas, indígenas y fronterizas y más de 12 sistemas híbridos (eólicos y solares) para pequeños poblados indígenas apartados de la red eléctrica. Entre los estados de la región fronteriza, el Zulia revela tiene el Índice de Desarrollo Humano (IDH) más elevado (0,7809) y cercano al promedio del país (0,7887). Sin embargo, no es así para los municipios fronterizos, donde a pesar de los esfuerzos de electrificación y otros esfuerzos, la importante presencia de población inmigrante de Colombia representa grandes cargas sociales para el estado venezolano que deben ser asistidas internacionalmente y que muy poco ha sido divulgado y conocido, así como mucho menos asistido por la ONU y ACNUR de manera realmente sustancial.

La diferencia entre el esfuerzo que hace el gobierno venezolano, de un lado del Rio de Oro, por brindar electricidad, salud y educación a las etnias Barí de la sierra de Perijá y el abandono a la violencia y violaciones de derechos humanos del lado colombiano, ante la mirada indolente del gobierno de esa República hermana, contrastan drásticamente. En un viaje que realizamos a finales del año 2.013 al poblado de Bokshi (Etnia Barí, Sierra de Perijá), en compañía del economista Jesús Marrero, pudimos observar durante cuatro horas de trayecto en lancha por el Rio de Oro como, en la costa colombiana de este rio, existen campamentos de siembra y procesamiento de amapola, mientras que del lado venezolano los habitantes originarios de esta tierra, los habitantes Barí del poblado de Bokshi, gozan de un sistema eléctrico basado en energías renovables, con paneles solares para cada una de sus casas, escuela y ambulatorio, todo instalado y construido por el gobierno bolivariano del presidente Hugo Chávez, en contraste con el abandono y violencia del lado colombiano. En este contexto, es importante recordar que durante Julio del 2.013 más de mil refugiados colombianos entraron en Venezuela huyendo del conflicto en el Catatumbo, éstas personas llegaban al Estado Zulia sin ninguna pertenencia e incluso sin documentación; indicando que temían por sus vidas en los lugares de procedencia en el valle del Catatumbo, donde es pública y notoria la recurrencia de masacres y violaciones masivas de derechos humanos por la política paramilitar que ha predominado durante décadas en la República de Colombia. En aquel momento, los campesinos colombianos de la región del Catatumbo pidieron refugio en Venezuela a través de una carta dirigida al presidente Nicolás Maduro. La Asociación Campesina del Catatumbo (Ascamcat) publicó su carta en la página de la agencia Prensa Rural y justificó esta petición «ante la eventualidad de una operación militar contra la justa protesta», una operación militar del estado colombiano en contra de su propio pueblo, acusándolos de guerrilleros. En aquel momento, y como ha sido tradición venezolana, la gobernación del estado Zulia y la Fuerza Armada Nacional Bolivariana dieron atención y refugio a estas personas, en el marco de los acuerdos internacionales y las leyes venezolanas. ¿Por qué cuesta tanto decir la verdad? ¿Por qué tanta farsa de los medios internacionales de desinformación? ¿Qué mundo es éste en el que vivimos? ¿En que nos estamos convirtiendo, como seres humanos, al negar lo más humano y exaltar la indolencia de un gobierno tan hipócrita como el colombiano?

Conclusión: Cierre de la Frontera en el Zulia

El estado Zulia ha venido siendo penetrado por mafias paramilitares colombianas que se han apoderado del centro de Maracaibo, extorsionando y excluyendo a comerciantes venezolanos honestos y trabajadores. A finales del año 2.013, Miguel Ángel Pérez Pírela denunció que la policía municipal de Maracaibo había sido desestructurada y afirmó que «Según la fundación Arco iris, una seria fundación colombiana de investigación, la policía municipal se presenta como uno de los enclaves del paramilitarismo, en la región latinoamericana, estamos frente ante una policía que propicia la inseguridad, y que propicia los problemas propios de ciudades y regiones fronterizas». Bajo la mirada indolente de la alcaldía de Maracaibo caen en manos extranjeras, de mafias delictivas y bandas criminales con fines clandestinos, terrenos propios de la ciudad. Se producen invasiones de terrenos dirigidas por agentes exógenos que pretenden colapsar los servicios públicos levantados a pulso por las luchas del pueblo venezolano, a expensas de un esfuerzo tremendo contra la derecha que durante muchísimos años marginó al pueblo trabajador venezolano de los beneficios de la riqueza petrolera. Hoy se excluye a muchos de nuestros compatriotas zulianos de los merecidos frutos de la lucha revolucionaria bolivariana bajo extorsión y actividad paramilitar. El contrabando de extracción dirigido por mafias y bandas criminales deja sin alimento a los trabajadores zulianos, trabajadores que han dado a Venezuela la mayor de las riquezas, la riqueza petrolera que ha sustentado y sustenta las grandes misiones para retribución de la inmensa deuda social dejada por los gobiernos del Pacto de Punto Fijo. El contrabando de extracción se apoya en la condición de doble nacionalidad de la etnia Wayuú (en la región guajira), condición que es explotada por mafias colombianas en complicidad con funcionarios venezolanos corruptos que deben ser puestos a la orden de las autoridades nacionales y responder ante las leyes de nuestra República, ante esta situación, para restablecer el orden es institucionalidad se debe cerrar esta frontera.

El malestar general entre los trabajadores del estado Zulia, la clase media trabajadora, estudiantes y ciudadanos honestos debe ser atajado rápidamente por el gobierno nacional poniendo freno a las mafias contrabandistas en este estado estratégico. El estado Zulia fue durante el siglo XX la fuente energética más importante para nuestra nación a través de los combustibles fósiles y será en el siglo XXI la fuente más importante de energías alternativas de nuestro país, pero para ello debemos rescatar la soberanía plena en los municipios Guajira, Mara, Jesús Enrique Losada, Machiques de Perijá, Jesús María Semprún y Catatumbo que representan el 16% de la población del estado.

Debemos lograr el control total del gobierno nacional en los municipios fronterizos del Zulia a través del cierre temporal de sus fronteras hasta que se restablezca la institucionalidad democrática, se pongan a la disposición de las autoridades a los mafiosos contrabandistas y se confronte con el Ejército y Guardia Nacional al paramilitarismo que extorsiona, amedrenta y aterroriza a los honestos trabajadores, industriales, ganaderos, agricultores y comerciantes zulianos. Basta de impunidad. El Zulia es y será siempre venezolano, y para ello debemos ejercer plena soberanía en nuestra región de mayor potencial energético con su capital, Maracaibo, que está llamada a ser la Capital del Caribe. El pueblo zuliano así como el pueblo de Maracaibo, hará siempre gala de nuestro escudo de armas siendo siempre «Muy Noble y Leal» a la República Bolivariana de Venezuela, pero para ello se requiere del ejercicio efectivo y severo de la soberanía del gobierno nacional a través de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) en los municipios fronterizos del estado Zulia y en Maracaibo. No me cabe duda de que, en la unidad nacional, en el Zulia, bajo el imperio de la ley y con la democracia protagónica como bandera, contra las mafias contrabandistas y el paramilitarismo colombiano, siempre y sin duda alguna VENCERÉMOS!

Aporrea

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