Tras la marcha, ¿cuál debe ser la conducta política de todo el Ecuador? – Diario El Telégrafo, Ecuador

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

El proceso político ecuatoriano de los últimos 8 años estuvo siempre en conflicto y en disputa con diversos sectores y actores, bien sea por el modelo y estilo, como por los intereses, demandas y las prioridades de algunos segmentos de la población. Y por eso mismo será -para bien de nuestra historia- una de esas etapas provechosas y ricas para el análisis, pero sobre todo para entender nuestra propia condición.

Quizá también lo que ocurra hoy con las medidas de hecho de las organizaciones sociales permita abordar de otros modos nuestro efectivo conflicto democrático. Si la marcha y el supuesto paro nacional han colocado sobre la mesa algunos temas (algunos de ellos en plena coincidencia con la derecha más tradicional y oligárquica del Ecuador), bien vale la pena pensar cuál será desde mañana la conducta política de los gremios que los impulsan.

¿De parte de la Conaie y el FUT habrá la apertura para un real, positivo y fructífero diálogo? ¿Del lado del Gobierno se crearán las condiciones y las facilidades para conversar y con ello viabilizar las demandas legítimas de esos gremios? ¿Los partidos políticos serán unos facilitadores sensatos de ese diálogo? ¿Los medios privados depondrán sus afectos y filiaciones políticas para contar con espacios de verdadera reflexión sobre los temas en disputa? ¿O será el inicio de un camino tortuoso para acumular capital político con base en una estrategia proselitista?

Si hay errores del Gobierno, habrá que señalarlos con sensatez y no en un afán desestabilizador para favorecer candidaturas prematuras y otras que ya perdieron las últimas elecciones presidenciales.

Y algo más: si se señalan los errores no estaría de más considerar los avances en derechos y garantías que son materia irrenunciable de la ciudadanía. Que no ocurra que a pretexto de corregir se quiera botar todo lo avanzado para volver a los corporativismos de siempre y las prebendas por las que ahora ‘sufren’ ciertos líderes y grupos políticos.

Ninguna transformación económica y social ocurre sin tensiones, pero siempre debe profundizarse a favor de los pobres.

El Telégrafo

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