La crisis es la Colonia (Puerto Rico) – Por Héctor L. Pesquera Sevillano

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La actividad y el “desarrollo” económico de Puerto Rico siempre han girado en torno a los intereses y necesidades económicas de Estados Unidos. Nunca hemos puesto en marcha un desarrollo económico que surja de nuestras necesidades, recursos y posibilidades. Desde el mismo momento de la invasión en 1898, Washington puso en marcha un proyecto que pondría la economía colonial en función de los intereses de sus empresas y centros de poder. En un principio se apoderaron de las mejores tierras cultivables para convertir a la isla en una inmensa central azucarera y en una formidable instalación militar, dos de sus necesidades básicas en aquel momento.

Luego de haber transformado la diversidad agrícola existente hacia el monocultivo del azúcar, encontraron lugares más rentables para el cultivo de azúcar. Abandonaron las centrales azucareras y comenzó la dependencia de la industria de refinación de petróleo, estableciendo en el sur de la isla inmensos conglomerados petroleros. Empresas petroleras fueron los sustitutos de las centrales azucareras. A los pocos años, esta actividad perdió el interés de los inversionistas. Encontraron otros lugares donde procesar el petróleo y se fueron, dejándonos la contaminación y la chatarra que aun persiste en el sur de la isla.

Ante la presencia de mano de obra barata y recursos acuíferos inmensos en la zona del karso, comenzaron a invertir en la manufactura y la industria farmacéutica, lo que generó una actividad económica importante bajo el código de rentas internas de las corporaciones 936. Desde que se eliminaron los beneficios contributivos de la 936, decayó la industria manufacturera y la farmacéutica. Desde entonces la única inversión que se ha visto en Puerto Rico es el establecimiento de grandes cadenas de negocios en centros comerciales a través de toda la isla. Por ejemplo, Walmart tiene la concentración de tiendas por milla cuadrada más grande que la existente en cualquiera de los 50 estados de esa nación. La otra inversión que hemos visto es los prestamos a las corporaciones publicas y al gobierno central, que se dispararon con la mala practica gubernamental de coger prestado para pagar deuda y financiar proyectos faraónicos.

La inversión externa no es mala en si; el problema lo plantea la falta de compromiso de esos inversionistas con el País, la fuga de capital hacia el exterior y la falta de reinversión en Puerto Rico, amen de los altos subsidios y exenciones contributivas que benefician a esas empresas, mientras al empresario local se le niegan, creando una desventaja competitiva para la economía nacional.

Si a todo lo anterior le añadimos la falta de poderes para tomar las decisiones que atiendan la crisis, la falta de soberanía para entrar en acuerdos y tratados comárcales con otros países que puedan beneficiarnos, tales como Petrocaribe para la compra de combustible, la falta de acceso a instituciones financieras internacionales como el Banco de Desarrollo del BRICS o el Banco del Sur de Unasur, la falta de control de nuestras aduanas y espacio aéreo y los altos costos del transporte de los bienes que consumimos por la imposición de las Leyes de Cabotaje, entre otras lacras del colonialismo, tendremos la tormenta perfecta para el fracaso y la debacle económica.

Ante la debacle económica y social en que nos encontramos, Movimiento Iindependentista Nacional Hostosiano (MINH) propone:

1º. Realizar una auditoria ciudadana de la deuda. No sabemos que es lo que se nos esta obligando a pagar, en que se utilizó, quien asumió la obligación en nuestro nombre y si fue de beneficio para Puerto Rico. Los auditores deben ser escogidos por el pueblo, a los cuales el Gobierno tiene que proveerle toda la información solicitada.

2º. Renegociar los términos de la deuda legítimamente contraída e imponer responsabilidad económica y legal a los culpables del desastre administrativo fiscal en que nos encontramos. Cero tolerancia a la impunidad.

3º. Proteger con prioridad, las empresas locales, como las farmacias de la comunidad y los colmados, contra la competencia injusta de las multinacionales y empresas extranjeras.

4º. Transformar el modelo de dependencia en la inversión extranjera por un modelo de incremento de la producción del país, el desarrollo agrícola y el desarrollo de empresas cooperativas y de autogestión.

5º. Exigir el fin de las Leyes de Cabotaje y demandar a Estados Unidos en los foros internacionales por esta practica injusta de comercio.

6º. Abolir todo tipo de práctica colonial, trabajando junto al pueblo de Puerto Rico

en el proceso de descolonización e independencia, mediante la convocatoria a una Asamblea Constitucional de Status.

Ese es el mapa de ruta que nos hemos trazado en el MINH. Estamos convencidos de que si como País lo ponemos en práctica, en pocos años estaremos en el camino correcto de la estabilidad económica y bienestar social que tanto necesitamos.

* Médico, Director del Instituto de Medicina de Familia y Co-Presidente del Movimiento Independentista Nacional Hostosiano (MINH) de Puerto Rico

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