Expresidente Manuel Zelaya: «Honduras es un país sin justicia ni reconciliación»
En una entrevista exclusiva con Democracy Now, el expresidente Zelaya habla del surgimiento de este nuevo movimiento de protesta, del apoyo del gobierno de Obama al actual presidente de Honduras, y del papel de Hillary Clinton en el golpe de Estado de 2009.
Por Amy Goodman
En Honduras, un movimiento de protesta lleva meses exigiendo la renuncia del presidente Juan Orlando Hernández tras una serie de escándalos de corrupción que revelan que usó fondos gubernamentales para financiar su campaña para las elecciones presidenciales de 2013.
Las protestas tienen lugar cuando se acaban de cumplir seis años del golpe de Estado que destituyó al presidente democráticamente electo Manuel Zelaya.
En una entrevista exclusiva, el expresidente Zelaya habla del surgimiento de este nuevo movimiento de protesta, del apoyo del gobierno de Obama al actual presidente de Honduras, y del papel de Hillary Clinton en el golpe de Estado de 2009.
«Las políticas de Estado de EE.UU. para Honduras fueron ambiguas y equivocadas. Por un lado condenaban el golpe, pero por el otro estaban negociando con los golpistas”, dice Zelaya.
“Y la secretaria de Estado Clinton se prestó a eso, manteniendo la ambigüedad de la política estadounidense con Honduras». Además, el expresidente hondureño critica las políticas antidroga y migratorias de Estados Unidos.
«Migrar es un derecho humano, pero hay que regularlo dentro de la ley. No poner militares a que paren a los niños que buscan a sus madres en EE.UU. o a los jóvenes que buscan un empleo porque esta sociedad capitalista neoliberal, excluyente y explotadora no les brinda oportunidades», afirma Zelaya.
JUAN GONZÁLEZ: El 4 de julio, alrededor de cien mil hondureños marcharon para exigir la renuncia del presidente Juan Orlando Hernández, tras una serie de escándalos de corrupción que revelan que usó fondos del gobierno, incluyendo más de 300 millones de dólares del sistema público de salud de Honduras, para financiar su campaña para las elecciones presidenciales de 2013, de las cuáles salió victorioso. Doce personas permanecen en huelga de hambre en las cercanías del palacio presidencial, exigiendo la destitución de Hernández.
AMY GOODMAN: Todo esto ocurre al tiempo que Honduras conmemora el sexto aniversario del golpe militar respaldado por Estados Unidos que derrocó al presidente democráticamente electo Manuel Zelaya. El 28 de junio de 2009, Zelaya fue secuestrado a punta de pistola y puesto en un avión rumbo a Costa Rica en un golpe de Estado orquestado, en parte, por dos generales entrenados en Estados Unidos.
Para profundizar en el tema vamos ahora hasta Tegucigalpa, donde nos acompaña el expresidente Zelaya. Bienvenido nuevamente a Democracy Now! ¿Puede hablar sobre qué está ocurriendo en su país en este momento?, las protestas masivas sin precedente, ¿por qué está la gente saliendo a las calles?
MANUEL ZELAYA: Buenos días. Realmente, en resumen, nosotros podemos decir que hoy Honduras es un país sin reconciliación y sin justicia. Los problemas históricos se han agravado en vez de resolverse. Estados Unidos está apoyando y esto es un reclamo a un gobierno represivo. Un gobierno que asaltó los fondos públicos para su campaña y el propio presidente actualmente lo ha reconocido. Que utilizó fondos públicos de la salud de los ancianos, de las mujeres embarazadas, de los niños, fondos sagrados, los ha utilizado su partido para su campaña electoral.
El triunfo de él fue seriamente cuestionado y, aún así, reconoce un delito, presionado lógicamente por un periodista, David Romero, que pública en un medio de comunicación los cheques a nombre de su partido y dirigidos al propio presidente en la campaña política.
Parece que esto fue como un complot, como una conspiración, para saquear estos fondos que fueron 300 o 400 millones de dólares, nadie tiene un dato exacto, pero esto ha indignado el pueblo que sale en las calles por primera vez en la historia de Honduras, casi 200 años de querer ser independientes, sale a las calles a pedir que el presidente rinda cuentas, que el presidente se someta a una investigación. Que el presidente renuncie porque él mismo reconoce el delito.
Y esto ha traído otra posición también, ya desesperada, de la población hondureña. Pedir una injerencia de la justicia internacional en Honduras que se llama Comisión Internacional Contra la Impunidad dirigida por Naciones Unidas, algo que ya probó buenos resultados en Guatemala. Pedir que Naciones Unidas venga y empiece a investigar a todos los ciudadanos hondureños, todos, sin distingos de colores, sin distingos de ninguna naturaleza, y todos estamos dispuestos, especialmente la oposición, a someternos a una investigación internacional, transparente, con juristas internacionales que puedan verificar cada una de nuestras conductas, con una visión sin sectarismo, sin la influencia política, y además con transparencia y con imparcialidad.
El pueblo está demandando esto y el presidente se niega, por esto, hoy aquí en Honduras hay una misión internacional de Naciones Unidas hoy haciendo, podemos decir, una exploración de lo que está pasando, ayer nos reunimos con ellos, les presentamos las pruebas de la corrupción que ha invadido el Estado y que lógicamente el presidente la dirige.
JUAN GONZÁLEZ: Presidente Zelaya, ¿no tiene esperanzas en que el propio sistema de Honduras pueda resolver estos problemas y presentar cargos contra el presidente, dado que él ha admitido haber cometido irregularidades?
MANUEL ZELAYA: Muy buena pregunta. La justicia en Honduras, los operadores de justicia, han perdido totalmente la credibilidad desde el golpe de Estado hasta la fecha. En primer lugar porque son casi los mismos que conspiraron para el golpe de Estado donde yo fui su primera víctima. En este sentido, la justicia hoy está totalmente manipulada por el presidente actual.
Hace poco destituyó cinco magistrados de la corte, y puso las personas que él considera idóneas para mantener su sistema de corrupción en el país. Lo mismo que destituyó los fiscales, los dos fiscales los destituyó y colocó amigos de él que responden lógicamente a sus mandatos. Creó una policía militar, que es algo que lamentamos que Estados Unidos apoye: políticas de represión de un gobierno que asalta el Estado y que reconoce, y que [Estados Unidos] guarde silencio sobre esta situación. Creó una policía para él mismo para… y cambió todas las leyes del país.
Hoy las personas pueden ser capturadas, pueden ser llevadas a prisión, sin respetar la presunción de inocencia, el debido proceso y además las garantías que nos da la constitución. El sistema de justicia en Honduras, con muy raras excepciones porque siempre habrán magistrados honestos o fiscales honestos, con muy raras excepciones, está totalmente politizado.
No es imparcial, sino que actúa con sectarismo político. Se dedica a perseguir a la oposición. Y es cierto que el presidente hoy está sacrificando piezas claves de su gobierno, entregándolas pero para cubrirse él y para no ser investigado él, es como una cortina de humo.
AMY GOODMAN: Manuel Zelaya, usted ve de forma clara que esta situación es una continuación del golpe que tuvo lugar hace seis años, en el que fue destituido. ¿Puede explicar que ocurrió en junio de 2009?, ¿cómo acabó siendo expulsado por la fuerza de la presidencia?
MANUEL ZELAYA: Bueno, cuando las derechas internacionales, porque esto es la restauración conservadora de las derechas a partir del 2009, que la apoyaron los halcones de Washington, que tomaron la decisión de usar las armas, de usar la fuerza, hubo un golpe de Estado, un intento en Ecuador, un golpe de Estado en Paraguay, y el primero fue el de Honduras.
Este proceso, pues las mismas derechas pensaron que era para mejorar la situación de nuestros pueblos, de nuestros países, para levantar el comercio, la industria, para mejorar los niveles de pobreza y fue todo lo contrario, Amy … todo lo contrario. Estos golpes de Estado han destruido la poca institucionalidad que teníamos.
Ha aumentado la deuda, ha aumentado la pobreza, ha aumentado la corrupción, y ha aumentado el nivel de criminalidad y de violencia. Y el problema es que los Estados Unidos no quiere escuchar estos reclamos de nuestros pueblos que están en las calles, igual que el pueblo de Guatemala, hoy el pueblo de Honduras. Esto no es dirigido por nadie. No hay un partido político dirigiendo las manifestaciones ciudadanas, es espontáneo, esta espontaneidad del pueblo, el Departamento de Estado hace oídos sordos a ellas y yo quisiera llamar la atención en esto.
El golpe de Estado fue un fracaso. Y las políticas de represión que hoy Estados Unidos está apoyando para este gobierno también constituyen una indignación del pueblo frente a esta realidad. El pueblo demanda una rectificación histórica de las posiciones internacionales de los Estados Unidos con Honduras.
Acuérdese el tráfico humano, el tráfico de niños, el tráfico de mujeres que se van para Estados Unidos y presionan sus fronteras, presionan su misma estabilidad, precisamente por el fracaso de las políticas aquí en Honduras. Lo mismo podría decir yo de esta nueva iniciativa del presidente Obama que él está hablando de financiar mil millones para el triángulo norte, para Guatemala, El Salvador y Honduras.
Yo le dije al senador que vino la semana pasada, el presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, yo le dije: “senador, no es suficiente sólo el dinero, no es suficiente sólo los dólares. Necesitamos un Estado de derecho. Necesitamos justicia en Honduras. Necesitamos que se respete la democracia en nuestro país, para que nuestros pueblos puedan tener empleo, puedan generar riqueza, puedan traer inversionistas nacionales e internacionales. Necesitamos seguridad jurídica y seguridad ciudadana. Hay que preocuparse, senador, por el derecho interno de nuestros países”.
JUAN GONZÁLEZ: Presidente Zelaya, usted ha mencionado a las madres y los niños que han estado huyendo de su país y atravesando la frontera para llegar a Estados Unidos. Aquí escuchamos en los medios de comunicación las noticias del aumento de los crímenes y de la violencia en Honduras. ¿En qué está fallando el gobierno a la hora de enfrentar esta situación, con todas estas personas huyendo hacia Estados Unidos?
MANUEL ZELAYA: Se han tomado medidas, en este sentido, de represión, o sea, cercar las fronteras, militarizar las fronteras, impedir que las personas ejerzan el derecho de la migración. Porque migrar es un derecho, es un derecho humano. Todos los países surgimos de las migraciones, el mismo Estados Unidos surge de las migraciones europeas. Pero hay que regularla, hay que marcarla dentro de la ley. No meter militares simplemente a que paren a los niños que están buscando a sus madres en Estados Unidos, o a los jóvenes que buscan un empleo porque esta sociedad, capitalista neoliberal, excluyente y sumamente explotadora no les brinda las oportunidades.
Acuérdese que estas sociedades son dirigidas por grandes transnacionales, grandes transnacionales de bancos, grandes transnacionales de comercio, grandes transnacionales del petróleo. Estos son gobiernos de las transnacionales. Aquí el Estado es pequeñito, corrupto, y no le da respuestas al pueblo. Y más bien le crea problemas a sus socios, en las fronteras, como lo estamos viendo. El gobierno de hoy, más bien ha incrementado la pobreza, la corrupción y no ha podido controlar los altísimos niveles de violencia. Por las políticas equivocadas que se están aplicando en nuestros países.
AMY GOODMAN: Me gustaría preguntarle sobre un asunto relacionado con la campaña presidencial que está teniendo lugar aquí en Estados Unidos. Correos electrónicos publicados en las últimas semanas muestran conversaciones de junio de 2009 sobre el golpe de Estado en Honduras entre la que en el momento de su destitución era secretaria de Estado Hillary Clinton y sus empleados. Estos documentos muestran cómo Estados Unidos solicitó su destitución de forma permanente como presidente de Honduras, aun cuando apoyó públicamente que volviera al poder a través de un gobierno de unidad nacional. En un correo electrónico, Hillary Clinton trató de usar al cabildero y exasesor del presidente Clinton Lanny Davis como un canal de comunicación alternativo con Roberto Micheletti, el presidente interino instalado tras el golpe. En un correo electrónico Clinton le preguntó a Davis: «¿Puede ayudarme a hablar con Micheletti?» En ese momento Davis trabajaba para el Consejo Empresarial de América Latina.
En otro correo electrónico Thomas Shannon, el principal negociador del Departamento de Estado para las negociaciones sobre Honduras, se refiere a usted, expresidente Zelaya, como un “líder fallido”. Apenas unas semanas antes, Shannon había sido parte de un equipo de funcionarios estadounidenses que supuestamente llegó a Honduras para resolver la crisis. Esto es lo que dijo Shannon.
THOMAS SHANNON: Yo diría que la cuestión de la restitución al poder ha sido un tema central, no sólo para Estados Unidos, sino para toda la comunidad internacional. Y las resoluciones de la OEA y de la ONU han indicado claramente que el presidente Zelaya debe ser restituido en el poder.
AMY GOODMAN: Hillary Clinton también escribe sobre el golpe de Estado en Honduras en su libro «Decisiones difíciles». Ella recuerda los días posteriores al golpe de Estado y escribe: “Hablé con mis homólogos de todo el hemisferio, entre ellos la secretaria [Patricia] Espinosa en México… Elaboramos un plan estratégico para restablecer el orden en Honduras y garantizar que se celebraran elecciones libres y justas, de forma rápida y legítima, lo que convertiría la cuestión de Zelaya en irrelevante”.
Presidente Zelaya, podría hablar sobre el papel de la entonces secretaria de Estado Hillary Clinton en 2009, cuando usted fue destituido.
MANUEL ZELAYA: Nosotros tratamos en bastantes ocasiones en forma pública a la secretaria Clinton, especialmente cuando aquí en Honduras en el 2009, un mes antes del golpe de Estado, se levantaron las sanciones contra Cuba que la OEA había impuesto hacía 40 años. Se derogaron los decretos contra Cuba, ahí empezó el desbloqueo a Cuba, el desbloqueo a Cuba empezó en Honduras. La secretaria Clinton tuvo muchos contactos con nosotros. Ella es una mujer capaz, inteligente, pero muy débil ante las presiones de los grupos de poder norteamericanos o de la derecha más extremista de Estados Unidos.
Que les llaman los halcones de Washington. Ella doblaba el brazo frente a esas presiones. Y eso hacía que las políticas de Estado norteamericanas para Honduras fueran ambiguas y equivocadas. Por un lado condenaban el golpe de Estado, pero por otro lado estaban negociando con los golpistas. Y a eso se prestó la secretaria Clinton, en este sentido, a mantener esta ambigüedad de las políticas norteamericanas para Honduras que ha generado un proceso de desconfianza, e inestabilidad de los gobiernos latinoamericanos para las políticas de exterior de Estados Unidos.
JUAN GONZÁLEZ: Presidente Zelaya, usted es el líder del Partido LIBRE, además de miembro del congreso y parte del frente de resistencia que ha formado junto a otros partidos en contra de la corrupción. ¿Cuál cree que será el resultado final de la crisis que afronta su país?
MANUEL ZELAYA: La salida es un diálogo, un diálogo que tenga varios componentes. Primero, que sea dirigido por un mediador imparcial y neutral. Lo segundo es que tenga como primera función el restablecimiento del sistema de justicia hondureño, que está sectarizado políticamente, persiguiendo a la oposición y ademas prestándose a un juego para encubrir la corrupción del Estado. Este sistema de justicia pasa por una comisión investigadora a nivel internacional que se llama Comisión Internacional contra la Impunidad, que ya funciona en Guatemala y queremos que funcione en Honduras. Esto traerá un proceso de reformas en el sistema de justicia, en la forma de elegir los magistrados, en la forma de elegir los fiscales, en la forma de tener independientes a los jueces de la influencia política, de la influencia económica, de la influencia comercial. Tener independencia para que impere la ley y la justicia y haya orden en el país y que se ponga el Estado cómo un Estado de responsabilidad social y no comercial, como existe ahora, que se niegan derechos ciudadanos.
AMY GOODMAN: En Honduras, falleció a los 90 años de edad Miguel Facussé, quien fuera apodado “el palmero de la muerte”, una de las personalidades más acaudaladas y poderosas del país. Facussé y guardias de seguridad privada de su compañía, Dinant, fueron acusados de participar de forma violenta en la apropiación de tierras y de cometer decenas de asesinatos de activistas campesinos en el Valle de Aguán en Honduras, en beneficio de su negocio multimillonario de aceite de palma. Cables diplomáticos publicados por WikiLeaks muestran que Estados Unidos conocía la participación de Facussé en el tráfico de cocaína pero continuó financiando al ejército y a la policía de Honduras, que presuntamente trabajaban estrechamente con guardias de Facussé. Facussé apoyó el golpe de Estado que en el año 2009 derrocó al presidente hondureño Manuel Zelaya. Su avión personal fue utilizado para sacar de Honduras contra su voluntad a la ministra de Asuntos Exteriores Patricia Rodas, historia que Rodas relató más tarde en Democracy Now! con la ayuda de un traductor.
PATRICIA RODAS: Patricia Rodas declaró: “Yo fui expulsada por los militares de mi casa, fui hecha prisionera en la Fuerza Aérea de Honduras y después expulsada a medianoche y trasladada en el avión, presuntamente de Miguel Facussé… en el que fui trasladada forzosamente”.
AMY GOODMAN: Esa era Patricia Rodas, la que fuera ministra de Exteriores durante su gobierno. En respuesta a la muerte de Facussé, Chuck Kaufman, de la organización Alliance for Global Justice, dijo a la cadena de radio de Colorado KGNU que “un príncipe de la oscuridad había retornado al infierno”. ¿Cuáles son sus pensamientos al respecto de su muerte?, y ¿qué significado tiene en lo relativo a la relación de Estados Unidos con Honduras?
MANUEL ZELAYA: Bueno, Miguel Facussé acaba de fallecer. Que Dios lo tenga en su seno. Nosotros volvemos a este país con estas imágenes de dolor que usted nos presenta. Con estas imágenes que, lógicamente, para nuestra familia, para nuestro pueblo, nos aprieta el corazón recordando. Pero volvimos a Honduras, después de casi dos años de exilio, de terrible represión, de asesinatos, de violaciones a los derechos humanos, de muerte, esperando que Honduras empezara un proceso de reconciliación nacional para encontrar salidas, para encontrar soluciones, frente a la nueva agresión que se ve venía sobre nuestros incipientes o débiles sistemas democráticos. No ha sucedido, más bien hemos retrocedido en el proceso de reconciliación.
El acuerdo que firmamos con el presidente Juan Manuel Santos para mi regreso, con el presidente Hugo Chávez Frías, con el presidente Lobo, y este presidente no lo quiere reconocer, y dice que ese acuerdo internacional que le permitió a Honduras regresar a la OEA, que está en los dictámenes de la OEA… dice que ese es un acuerdo firmado entre dos amigos, entre dos hacendados del departamento de Olancho: el expresidente Lobo y un servidor. Entonces en Estado de derecho y el Estado internacional es negado por este Estado. Además, le voy a dar una información, una información importante. Han pasado seis años del golpe de Estado, fue expulsado Honduras de la OEA, Naciones Unidas condenó a Honduras, todos los países del mundo no reconocieron el gobierno de facto. Han pasado seis años.
La comisión de la verdad, que él mismo gobierno formó, dictaminó que aquí hubo un golpe de Estado que agredió la democracia y que rompió el sistema y el pacto social, y el Estado de Honduras, a seis años, todavía se niega a reconocer el golpe de Estado. Por tanto las víctimas de golpe de Estado estamos en indefensión total.
En ese sentido, se crean precedentes aquí nocivos para América Latina. Porque si esas son las políticas exteriores, de negar un crimen de lesa humanidad, de lesa democracia, de lesa patria, como es un golpe de Estado, ¿qué puede esperar usted?, ¿que combatan la corrupción?, ¿qué traten de hacer justicia?, ¿qué velen por los pobre o por solidaridad? No. Puede estarse gestando ya la creación de dictaduras fascistas como las tuvimos en el siglo XX, para el siglo XXI. Hay una diferencia, es cierto que hay una restauración conservadora, pero es cierto que también los pueblos han despertado. Los pueblos ya no se dejan. Los pueblos salen a la calle y protestan y piden sus derechos. Esa es la esperanza que se guarda ahora en nuestro país: los indignados que han salido a la calle.
JUAN GONZÁLEZ: Manuel Zelaya, usted habla sobre los movimientos de oposición en su país, y de que le gustaría que las Naciones Unidas se involucraran e investigaran la corrupción. ¿Qué le gustaría que hiciera Estados Unidos y el gobierno de Obama al respecto de la crisis que enfrenta su país?
MANUEL ZELAYA: Tal vez Honduras no es una de las prioridades del presidente Obama pero los acontecimientos de América Latina deben de llamar la atención de la administración del partido demócrata en los Estados Unidos, que la dirige el presidente Obama. Él entró en el 2006 y empezaron los golpes de Estado, empezaron los intentos de desestabilización.
Nosotros le reconocemos al presidente Obama el hecho de reconocer que el bloqueo a Cuba fue un genocidio de 55 años que en vez de aislar a Cuba aisló a los Estados Unidos de América Latina. Ese fue un gesto bueno para América Latina, pero no aceptamos en este caso que él apoye políticas como las que están sucediendo en Honduras que son de un gobierno represivo. De un gobierno que asalta a la instituciones de salud del Estado y otras instituciones que no se han investigado, porque esa es la punta del iceberg de la corrupción. El seguro social, ahí están los fondos del Congreso Nacional que no se han investigado, ahí están los fondos del Ministerio de Finanzas y de la Presidencia que no se han investigado. Todo lo que utilizaron para su campaña electoral para montar un fraude y derrotar a Xiomara Castro, que era la favorita en la encuestas, y el día de las elecciones las cosas salieron al revés por el fraude que se montó.
El presidente Obama no ha querido escuchar a nuestros pueblos, ha hecho oídos sordos a los reclamos del pueblo. Primeros los hicimos en la oposición, a mi me sacaron hace algunos meses del Congreso, del Congreso Nacional, porque nuestro partido presentó una protesta pacífica. Nos sacaron con militares. Con gases lacrimógenos dentro del Congreso, y nos expulsaron a culatazos a la calle, este es el gobierno que apoya el presidente Obama. Un gobierno que represivo, un gobierno violador de los derechos humanos, como ha quedado demostrado en la misma Comisión Internacional de Derechos Humanos en la misma Organización de Estados Americanos. Se ha demostrado. Entonces, le pedimos una rectificación, y que sus políticas que aquí las dirige el general Kelly del Comando Sur sean verificadas por el sistema democrático, no desde el punto de vista geomilitar sino desde el punto de vista geosocial. Que es lo que le falta a las políticas de exterior de América Latina.
AMY GOODMAN: Presidente Zelaya, ¿qué preguntas debería responder respecto al envolvimiento de Estados Unidos en el golpe en 2009 la entonces secretaria de Estado Hillary Clinton, que ahora se presenta como candidata para la presidencia de Estados Unidos?, ¿qué le gustaría saber a usted?
MANUEL ZELAYA: No quisiera participar en la política interna de Estados Unidos por que sé que hay una lucha interna, pero sí, yo tengo muchos reclamos de la conducta ambigua de la secretaria Clinton cuando se dio el golpe de Estado en Honduras. Uno tiene que tener una posición, especialmente una potencia como Estados Unidos, definida. Y es de extrema derecha lo que está afectando a nuestros países. Entonces, tener una posición definida de apoyo o de combate a eso, pero la posición de Estados Unidos fue sumamente ambigua. Eso dañó la imagen del presidente Obama. Perdió la credibilidad de Estados Unidos en América Latina y precisamente por eso es que América Latina ha reaccionado con organizaciones como las que hoy tenemos.
Hoy tenemos laCELAC, que es una organización fuerte que tiene opinión internacional y opinión mundial. Tenemos organizaciones como el ALBA, Alternativa Bolivariana para las Américas. Que es otra organización que también tiene opiniones. Y se han creado organizaciones como UNASUR. UNASUR, la Unión de Países de América del Sur, tiene opiniones muchas veces encontradas con los Estados Unidos. Estados Unidos ya no puede seguir viendo a Latinoamérica como el traspatio de su política exterior.
Ya tiene una opinión. Hay violencia, es cierto, en México, en Guatemala, el Salvador y Honduras, producida por el tráfico de la droga. Estados Unidos no quiere corregir sus políticas antidroga. Ellos combaten carteles de la droga pero no tienen una política contra el tráfico de las drogas, y eso es importante que ellos lo entiendan. Entonces, si me habla de la secretaria Clinton, yo desearía que en esta campaña política ella aclarara por qué fue tan ambigua en el golpe de Estado en Honduras.
AMY GOODMAN: ¿Cuál cree que es la respuesta ante la guerra contras las drogas?
MANUEL ZELAYA: Las drogas son un flagelo humano que tiene mucho que ver con la conducta de cada ciudadano y de cada persona que la consume. Entonces, debe de haber política integrales. No solo combate a cárteles, porque combaten un cartel pero dejan que el otro crezca. Y de ahí combaten el otro mientras el otro crece. Eso no resuelve los problemas del crimen, la violencia, el crimen organizado que se da en nuestros países y que corrompe también a nuestras sociedades. Hay lugares de producción de droga. El Plan Colombia ha fracasado totalmente. En cuanto a la producción de droga, ahora se produce más droga, tal vez en menos territorios, pero más droga. Es más droga la que circula, es más cara. Y va dejando muerte y dolor en todos los lugares que pasa, y nosotros somos un tráfico obligado de la droga. Entonces, sí es necesaria una revisión, pero eso no puede ser un acuerdo unilateral. Estados Unidos tiene que hacer acuerdos internacionales para buscar salidas que eviten este problema tan grande que está ocasionando muerte, asesinatos, crímenes, desde México y todo Centroamérica, hasta Colombia.