Denuncian que, desde 1996, en El Salvador asesinaron a más de 500 miembros de la comunidad LGBTI

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Karla Avelar, activista y defensora de los derechos humanos de la población LGBTI, ha sido víctima de las vejaciones causadas por la intolerancia de muchos que no aceptan a quienes han asumido ser parte de la diversidad sexual en El Salvador.

Rechazo, violaciones, golpes y puñaladas son las que ha sufrido por haber decidido hace muchos años que, aunque nación hombre, se presentaría y viviría como una mujer ante la sociedad.

“Nunca ha sido fácil en esta sociedad que se ha casado con la idea de hombre y mujer”, dijo Avelar en el Debate-Café “Desafíos y realidades de la población LGBTI salvadoreña”, organizado por el Diario Digital ContraPunto con apoyo de la Fundación Heinrich Böll Stifftung.

Avelar, nacida en una zona rural de Chalatenango, tuvo que sortearse la vida desde muy chica cuando fue rechazada por sus familiares, abusada física, sexual y psicológicamente por parte de sus primos, con el fin de “hacerle entender que era un hombre”. Escapo de casa, huyendo de las vejaciones; pero las violaciones continuaron en su adolescencia y juventud por un montón de desconocidos.

Asegura que, como a muchas otras trans, no le quedó otra alternativa que dedicarse a la prostitución en las calles de San Salvador. Aunque asegura que esa no es la mejor alternativa, ni la única de hoy en día “no me estoy encasillando, es decir que no estoy diciendo que ser trabajador sexual es a lo que las trans nos dedicamos siempre”, dijo en el evento.

Se ha salvado de ser asesinada en varias ocasiones, asegura que a sus cuarenta años ya ha “pasado la edad promedio y hasta mucho he vivido”, dijo al referirse que para muchos LGBTI, son los 30 la edad en la que mueren.

Tras sufrimientos en carne propia de ser una trans, ahora como defensora de los derechos LGBTI, pide más inclusión y protección para ellos. Una ley de identidad está entre sus peticiones.

Los beneficios de la Ley de Identidad serán la rectificación del nombre y sexo en la partida de nacimiento, la obtención de un nuevo documento de identidad, trato digno, reducción del estigma y discriminación por identidad de género, entre otras cosas.

Karla es un caso de cientos que se dan en El Salvador por el rechazo hacia personas que como ella han decidido contar a todos quienes son.

El Salvador es un país doble-moralista que sí aceptamos a diputados alcohólicos, con paternidad irresponsable (…) pero no aceptamos a una persona que se autodenomina como tal, libre y propia de su cuerpo”, dijo William Hernández. Según cifras de organizaciones en pro de los derechos de la comunidad, desde 1996 más de 500 casos de homicidios entre transexuales, lesbianas y hombres gay que la Fiscalía General de la República (FGR) no ha investigado. El único hecho que se ha judicializado desde entonces es el de un colaborador de un tribunal cuya nacionalidad era estadounidense, pero se investigó por presión de la embajada americana, aseguran.

¿Todos iguales ante la ley?

La Constitución de la República, como n orma primaria, establece en el artículo número tres que: “todas las personas son iguales ante la ley. Para el goce de sus derechos civiles, no podrán establecerse restricciones que se basen en diferencias de nacionalidad, raza, sexo o religión”.

Sin embargo; y en contraposición de la norma constitucional, en el país no todos tienen el privilegio de “gozar de sus derechos civiles”, la razón, poseer una orientación sexual diferente, así lo manifestó la procuradora adjunta de Derechos Civiles e individuales de la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos (PDDH), Sandra Rivera.

“Se le está excluyendo por su orientación sexual y discriminando del ejercicio de sus derechos en esferas laborales, salud, política, y a transitar libremente. Por el momento lo que tenemos es el derecho y principio de igualdad contemplado en el en la Constitución; y con base a ese deben exigir sus derechos”, dijo la procuradora.

Esta opinión también es compartida por Hernández, quien asegura, que según el conteo de población que realiza el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA, son 166 mil los hombres que no son heterosexuales, sin incluir en la cifra a las mujeres lesbianas.

“Lastimosamente el tema de orientación sexual e identidad de género, no tiene nada que ver a la hora del establecimiento de los derechos civiles. El tema de la condición de la comunidad LGBTI se debería de tratar constitucionalmente”, apuntó Hernández.

Según Hernández, el problema de la exclusión de la población LGBTI, data desde hace años atrás.

“Hace mucho tiempo atrás era prohibido que un negro y un chino vivieran en El salvador, eso habla de las raíces de la misoginia, homofobia, discriminación en general. Todo este tipo de violencia a cualquiera que sea diferente al que está en el poder es el que va a determinar quiénes somos confiables y quiénes no”, acotó el titular de Entre Amigos.

Asimismo agregó que los estudios revelan que toda persona que se considera “dentro del closet” va a hacer lo posible para esconderse. Los estereotipos son los que dificultan el desarrollo de las personas LGBTI, los niveles de discriminación e intolerancia han llegado al punto que nos afectan a todos y todas”.

De la misma forma instó que “Hace falta mucho para que la comunidad sea reconocida. Tampoco hay que ver el matrimonio como la falta de reconocimiento, los países que lo han implementado tienen cien años de activismo, de muertos y de historia, adicionales a los de nosotros”.

Religión inclusiva

La población LGBTI no solo enfrenta problemas en cuanto a la palestra política; sino también desafíos sociales, como los referentes a la religión, ámbito en el que también existe discriminación, exclusión y odio.

El teólogo y ministro de la Iglesia Anglicana de El Salvador, Álvaro Durán, confirmó lo anterior refiriéndose a que algunas iglesias excluyen a las personas por su orientación sexual.

“Algunas iglesias no permiten que personas de la comunidad LGBTI hagan pleno uso de sus derechos como miembros de su organización religiosa. Además se les ha obligado a vivir una vida de segunda categoría en la cual tienen deberes, más no derechos”, enfatizó Durán.

El teólogo insistió en que “muchas personas piensan que la labor de las organizaciones LGBTI es de promover derechos sobre el matrimonio igualitario y la adopción; para eso estamos a años luz como país y como sociedad. Su enfoque principal es el respeto a la vida, es su principal grito desesperado”.

En ese sentido la iglesia anglicana, según lo informó el ministro, abrió un camino nuevo para abrir las puertas a las personas LGBTI a través del Ministerio de la Diversidad Sexual “trabajando con una postura más abierta a la tradicional en cuanto a religión. La iglesia es la primera entidad de fe inclusiva para esta población en el país”.

En el contexto religioso centroamericano la figuración de iglesia es católica y evangélica; y es desde esa manera que determina la visión dicotómica que tienen acerca de las situaciones.

“Dentro de algunas comunidades católicas y evangélicas existen grupos que están tratando de que den un paso más hacia la inclusión; pero desgraciadamente los juicios religiosos son los que siguen suscitando la discriminación y el odio”, exhortó Duran.

ContraPunto

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