Tras movilizar a millones, el Papa cerró en Paraguay su gira por América del Sur
Desde guardias privados, funcionarios del aeropuerto Silvio Pettirossi y militares no pudieron ocultar las lágrimas de emoción al momento de despedir al papa Francisco, quien hasta los últimos segundos de su estadía en Paraguay mencionó el cariño que tiene hacia el país.
“Oren por mí. Pido a Dios que ayude a Paraguay a progresar en confraternidad y armonía”, señaló en su último discurso, ya al momento de embarcar. De esta forma, Su Santidad cerró ayer su gira que incluyó tres países de América del Sur: Ecuador, Bolivia y Paraguay, en los que convocó a millones de personas en diferentes actos, fortaleciendo el catolicismo de base que iba perdiendo fuerza en la región. Un fuerte mensaje político y social tuvo en sus distintas visitas y reuniones con organizaciones, referentes de gremios y también con los jóvenes y la sociedad civil.
NATURALIDAD
Se vio mucha emoción en los fieles que despidieron al Sumo Pontífice luego de tres días de estadía en el país. Desde indígenas hasta artistas que estuvieron en el acto de despedida no ocultaron su añoranza con el máximo líder católico.
La naturalidad al momento de dirigirse a los fieles, los discursos a favor de los jóvenes, la defensa de los recursos de la tierra y críticas al modelo político y a la misma propuesta económica expuestas en el país confirmaron el nuevo enfoque que Francisco buscó despertar en sus seguidores paraguayos.
El Papa, antes de partir, dijo que llevará al país “en mi corazón y pido al Señor copiosas gracias para todos, de manera a que pueda interceder con las oraciones”, lo que sirvió para que la gente termine por quebrarse en lágrimas y algunos con gritos pidiendo que vuelva pronto.
El argentino Bergoglio realizó a lo largo de la semana una serie de intervenciones en las que habló del relacionamiento de las familias, de la necesidad de fortalecer lo espiritual, de la identidad, de la solidaridad, y también se refirió a temas polémicos como la gran desigualdad que rige en la región, la ausencia de oportunidades para la clase sumida en la pobreza y a las dificultades de tener una vida digna para personas discriminadas.
Cientos de miles de creyentes vieron despertar un entusiasmo dormido, teniendo en cuenta que el carisma y la personalidad de Francisco hizo germinar la semilla dormida de la fraternidad, regándola con sus palabras de amor.