Realizan en Brasil el lanzamiento oficial de los I Juegos Mundiales de los Pueblos Indígenas
Los primeros Juegos Mundiales de los Pueblos Indígenas se celebrarán en octubre en Palmas, la capital del estado brasileño de
Tocantins, pero Brasilia ha acogido este martes la ceremonia oficial de lanzamiento, con la presencia de la presidenta Dilma Rousseff y varias autoridades políticas, aunque con la ausencia de líderes indígenas, lo que ha despertado algunas críticas.
La competición está inspirada en los Juegos Olímpicos y reunirá a 2.000 atletas de etnias de 30 países; además de los latinoamericanos
habrá indígenas de Australia, Japón, Noruega, Rusia, Mongolia, China,Congo, Etiopía y Filipinas. Brasil estará representado con 24 etnias.
Buena parte del evento estará compuesto por deportes indígenas tradicionales, como arco y flecha, lanzamiento de lanza, canoa, luchas corporales, etc. Sin embargo, también habrá deportes occidentales clásicos, como fútbol, atletismo o natación.
Palmas ha sido escogida la primera sede de los Juegos Indígenas no de una manera casual, ya que en el estado de Tocantins viven unos 10.000 indios de un total de siete etnias: Krahô, Krahô Canela, Karajá, Xamboiá, Apinajé, Xerente y Javaé, que viven distribuidos en unas 82 aldeas.
Braga da Silva, de la etnia Kambema, del Amazonas. Su talento con el arco fue descubierto en la selva y pronto empezó a entrenar en Manaos, de donde pasó a la escuela nacional de Maricá, en Río de Janeiro. Ahora está entre los cuatro mejores arqueros de la selección juvenil y tiene posibilidades de medalla en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro del año que viene.
En la presentación del evento, Rousseff ha destacado que Palmas y Tocantins será conocidos «en todo el mundo», mientras que la obernadora del estado, Claudia Lelis, ha subrayado que los Juegos tienen un papel mayor del que pueda parecer a simple vista, porque son una oportunidad «para rescatar la autoestima de las comunidades indígenas brasileñas»
La iniciativa quiere ser un acercamiento más entre el Estado y los pueblos indígenas brasileños, aunque los más críticos aseguran que los indígenas no necesitan grandes eventos sino respeto por su cultura y sus tierras, muchas de ellas amenazadas por la deforestación para transformar la selva en tierras de cultivo o por la construcción de grandes presas hidroeléctricas.
Justamente en la presentación de este martes una de las presentes era la ministra de Agricultura, Kátia Abreu, considerada la ‘bestia negra’ de muchos activistas que luchan por los derechos de los indígenas, que la ven como la principal defensora de los intereses de
la poderosa industria agropecuaria
Hace cinco años la entonces senadora recibió de manos de Greenpeace una simbólica «motosierra de oro» por su responsabilidad en la deforestación de la Amazonía.