Mezquindad empresarial – Diario La República, Uruguay
Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.
Aun a riesgo de resultar reiterativos, no nos parece ocioso insistir sobre algo que salta a los ojos: toda la estrategia de las clases conservadoras apunta a pintar un panorama de catástrofe económica que la realidad y las cifras se encargan de desmentir.
Dicha estrategia era en cierto modo explicable cuando nos hallábamos en plena campaña electoral, pues de lo que se trataba era de generar en el electorado la idea del fracaso de los gobiernos de izquierda, incapaces de prever el fin del viento de cola y el comienzo del tiempo de las vacas flacas.
Pero como la derecha no termina de asimilar las derrotas electorales sufridas a manos del Frente Amplio, sigue aferrada a sus viejos esquemas y repitiendo la misma cantinela agorera, reaparece la “década perdida” y vuelve a oírse la advertencia acerca de un futuro económicamente negro si el gobierno sigue dilapidando el erario en políticas sociales, otorgando aumentos de salarios y, en general, privilegiando a los más infelices.
Por estos días tiene lugar el XII Congreso del PIT-CNT, donde se vuelven a plantear las expectativas de la central sindical en lo que tiene que ver, básicamente, con el presupuesto y… los consejos de salarios. Y es por ahí que empieza a asomar la madre del borrego: la vieja y proverbial negativa de los empresarios a otorgar aumentos salariales. Todos los argumentos son válidos para evitar que los asalariados tengan “un pedazo más de pan”, como bien dice Juan Carlos Marambio Catán en su célebre tango Acquaforte, con música de Horacio Pettorossi.
Por supuesto que el personaje pintado por Marambio es caricaturesco (“un viejo verde que gasta su dinero emborrachando a Lulú con su champán”), pero son contados los empresarios que se muestran dispuestos a achicar un poco su margen de ganancia y prescindir de ciertos lujos para que no sean siempre los trabajadores los que sufran las crisis.
El razonamiento es el de siempre: para poder distribuir (esto es, para otorgar aumentos salariales), primero hay que crecer. Esta afirmación es un axioma para la derecha, e incluso para unos cuantos socialdemócratas como Felipe González. En su columna aparecida en El País de ayer, el diputado Gustavo Penadés critica al movimiento sindical por su oposición al TISA, pero aprovecha la ocasión para expresar que “El PIT-CNT debería dar prioridad al crecimiento de la riqueza y recién después, su distribución”.
La experiencia de diez años de gobiernos de izquierda muestra de manera incontrastable la falsedad de esa consigna tan cara a la derecha.