Guatemala: una manifestación más reducida que las anteriores vuelve a exigir la renuncia del presidente Otto Pérez Molina
Unos 400 manifestantes exigieron hoy la dimisión del presidente, Otto Pérez Molina, y el cese a los actos de corrupción en su gobierno, sacudido en abril y mayo por escándalos en la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT) y el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS).
Los inconformes se reunieron por noveno sábado consecutivo frente al Palacio Nacional de la Cultura, pero en esta ocasión con un número reducido de manifestantes en comparación con los plantones anteriores.
La jornada de protesta cívica estaba convocada a las 15:00 hora local pero empezó horas antes con la llegada de Oswaldo Ochoa, un hombre de 62 años que caminó más de 300 kilómetros desde Quetzaltenango en un acto simbólico para denunciar la corrupción.
Los asistentes al plantón portaban pancartas en las que explicaban que «en estas condiciones no queremos elecciones» y «Otto Pérez #RenunciaYa», un término que se ha convertido casi en una constante en las manifestaciones contra el gobierno.
La primera manifestación multitudinaria se registró el 25 de abril con la participación de miles de ciudadanos y aunque este sábado los manifestantes eran menos, los pitidos y las consignas fueron similares.
«¡Fuera Otto Pérez! ¡Guatemala no te quiere!» cantaron al unísono algunos asistentes.
Los movimientos sociales en contra del actual gobierno se desataron después de que el pasado 16 de abril la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (Cicig) y el Ministerio Público (MP) desarticularon una supuesta estructura de corrupción en la SAT.
La estructura era liderada presuntamente por Juan Carlos Monzón Rojas, secretario privado de la ahora exvicepresidenta Roxana Baldetti, quien renunció el 8 de mayo salpicada por el caso, acorralada por las exigencias de dimisión de los manifestantes y la cúpula empresarial.
Los indignados también portaron mantas con imágenes de Pérez Molina en una fotografía junto a la abogada particular Karen Fischer, quien solicitó con éxito un amparo legal esta semana para detener temporalmente un potencial retiro de inmunidad para que el mandatario pueda ser investigado por los escándalos de corrupción.
Opinión: Organización ciudadana es legado de la crisis política
Por CLAUDIA PALACIOS (Periódico La Hora)
Esta tarde, la población guatemalteca ha sido llamada a manifestar una vez más frente al Palacio Nacional de la Cultura para expresar las demandas ciudadanas surgidas de la crisis política que atraviesa el país, desde el escándalo de corrupción de La Línea, una estructura de defraudación aduanera integrada por altos funcionarios y a la cual se vincula a la exvicepresidenta Roxana Baldetti.
Para Hellen Mack, de la Fundación Myrna Mack, las manifestaciones ciudadanas de los últimos meses son el legado más importante de la crisis política. “Los nuevos movimientos son positivos porque eso quiere decir que hay una masa crítica, quiere decir que ya no están engañando al pueblo. No hay que olvidar la consigna de los jóvenes, que dice que se metieron con la generación equivocada”, dijo.
Mack señala que los cambios políticos son procesos lentos y advierte que para lograrlos, los movimientos civiles aún deben superar varios obstáculos.
La analista cree que uno de los retos que tiene la ciudadanía es superar las divisiones entre sectores, y unir los esfuerzos por un mismo fin.
Rafael Chanchavac, miembro del Consejo de Desarrollo Campesino, considera que ya se han hecho avances en este sentido.
“La crisis política que vive el país se convierte en una oportunidad para la población guatemalteca para lograr cambios estructurales. Nosotros hemos participado en varios foros y debates con miembros de varios sectores sociales”, explicó.
Para Chanchavac, una tarea pendiente de los movimientos ciudadanos es lograr avanzar en la formación política de la población, la cual, señala, es importante para que las personas conozcan sus derechos y obligaciones políticas.
Fernando López, presidente de la Cámara de Industria, cree que la falta de liderazgo en las expresiones ciudadanas es una debilidad que puede superarse si las demandas se hacen llegar a las autoridades a través de las instancias ya organizadas.