El eterno drama de los haitianos – Por Pedro Brieger, director de Nodal

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La decisión del gobierno de la República Dominicana de expulsar a miles de haitianos residentes en su territorio es un duro golpe para América Latina y el Caribe, una región que se ha caracterizado por abrirle las puertas a todos los extranjeros.

Peor aún, en este caso se están expulsando personas que habitan la misma isla, dividida por la pelea de las potencias coloniales que se la repartieron: una parte para Francia y la otra para España. Haití, el primer país que liberó los esclavos en América, es la nación más pobre de todo el continente, y durante todo el siglo veinte cruzar la frontera fue para muchos la única vía para escapar de la pobreza o de la dictadura de la dinastía Duvalier.

Un informe del Banco Mundial de 2012 sobre ambos países, señala que “la migración por motivos económicos data de principios del siglo XX, cuando la República Dominicana recurrió a Haití en busca de mano de obra migratoria estacional. La estrategia económica de los ocupantes estadounidenses promovió la radicación de la mayoría de las industrias azucareras en la República Dominicana, que importaron mano de obra de Haití. Un acuerdo firmado en 1918 permitió la contratación de 20,000 haitianos al año para la explotación agrícola del azúcar en la República Dominicana.” (http://www.bancomundial.org/content/dam/Worldbank/document/HAITI-RD.pdf)

En dicho informe también se explica que “El marco normativo que reglamenta los flujos migratorios entre la República Dominicana y Haití se ha caracterizado por períodos de apertura alternados con otros de restricciones y deportaciones.”

Hace años que en Dominicana se viene trabajando en un “Plan Nacional de Regularización” de extranjeros que afecta en primer lugar a los haitianos, ya que viven allí casi medio millón de haitianos e hijos de haitianos, como lo consignan datos oficiales del Consejo Nacional de Migración publicado en noviembre de 2013, que además aclara que representan el 87 por ciento del total de los inmigrantes en dicho país. (http://www.mip.gob.do/Portals/0/docs/PublicacionRegularizacion.pdf)

Sin embargo, los planes para regularizar la situación de los inmigrantes han sido siempre tan complicados que muchos ni siquiera han podido comprenderlos o acceder a sus beneficios.

Miles de haitianos ya se han visto obligados a abandonar la República Dominicana, lo que ha sido denunciado por numerosos organismos internacionales –entre ellos Amnistía Internacional y la Corte Interamericana de Derechos Humanos-, porque detrás de cada expediente burocrático hay una familia que sufre.

El “Diariolibre.com” de Santo Domingo sostiene que el gobierno ha dispuesto nuevas medidas para “facilitar” la salida de indocumentados y que ya se han “marchado voluntariamente” 17,456 personas. (https://www.nodal.am/2015/06/presidente-dispone-nuevas-medidas-para-expulsar-haitianos-y-organizaciones-piden-proteccion-de-ninos/)

En la prensa dominicana se insiste en que el Gobierno del presidente Danilo Medina hace todo lo posible para “ayudar” a que los haitianos se vayan “voluntariamente”, un lenguaje totalmente diferente al que se utiliza en Haití, donde se resalta que existe un proceso de expulsión masiva.

Los haitianos no dejan de sufrir. Además de vivir en el país más pobre de América y de soportar un devastador terremoto en el año 2010 que dejó más de 200 mil muertos, también son expulsados de su territorio, porque –al fin y al cabo- la isla es de todos los que la habitan más allá de cualquier frontera trazada por intereses políticos