Marco Albuja, representante de Ecuador ante la OEA “La OEA tiene que ser repensada”

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Por Yurien Portelles

«La OEA, presente y futuro» será el tema de la reunión de Cancilleres prevista este lunes en su sede en Washington para definir el derrotero de la Organización de Estados Americanos, de la cual no pocos piensan que ya ha cumplido su cometido frente a nacientes agrupaciones regionales.

El representante permanente de Ecuador ante ese organismo, Marco Albuja, dijo en entrevista con Andes que la OEA tiene que ser repensada, porque no está “conectada” con los pueblos de la región. Agregó que la aportación financiera de Estados Unidos a esta le concede una gran influencia y no descartó que ante una coyuntura política compleja, la presión de ese país provoque una ruptura en los organismos regionales para apoyar a un golpe de Estado.

Andes: ¿Qué está siendo de la OEA con el excanciller uruguayo Luis Almagro al frente y si Ecuador vislumbra si serán posible las reformas que él está planteando?.

Marco Albuja (MA): La OEA es un órgano dentro del sistema interamericano, conformado por 35 países del hemisferio, pero a esta pertenecen 34 países (excepto Cuba). La OEA es una parte más del sistema interamericano y las reformas que Luis Almagro está planteando como Secretario General tienen dos componentes importantes. Lo primero lo está haciendo con los Estados, con la ventaja de haber sido canciller hasta hace poco, pero además está trabajando con los Estados a través del Consejo Permanente. Ha tenido una actitud que lo diferencia de la anterior administración. Ha pedido seis meses de ´luna de miel´ para que el Consejo Permanente vaya aprobando las reformas que quiere implementar hasta el mes de diciembre (de este año); igualmente habrá una reunión en octubre sobre presupuesto y ahí se hará una evaluación, pero hasta diciembre va a tratar de implementar una primera línea de reformas para hacer a la OEA más gerencial, para darle gobernabilidad y transparencia. Las reformas de fondo no serán sino ho hasta el próximo año.

Las reformas iniciales tienen que ver con adaptar la estructura de la OEA que está pensada desde sus inicios en la ley de seguridad nacional, o sea en una visión de no permitir que el comunismo entre en nuestros Estados, y segundo será tratar de limpiar los organismos y órganos que ya no cumplen ninguna función y tienen presupuesto, porque ahora cumplen sus funciones organismos subregionales como Mercosur (Mercado Común del Sur), la CAN (Comunidad Andina de Naciones), la ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América), la AP (Alianza del Pacífico), la Unasur (Unión de Naciones Suramericanas), el SICA (Sistema de Integración Centroamericana) y la Caricom (Comunidad de Estados Caribeños), que están cerca las necesidades de los pueblos. Hay que repensar la OEA, y como dijo el presidente de Ecuador, Rafael Correa, hay que comenzar por el sistema interamericano, porque lo único organizado es el sistema interamericano de derechos humanos, y este es solo un componente de un sistema integral. Además hay que poner las cuentas en orden, la OEA tiene serios problemas económicos y debe comenzar a diseñar con los Estados una reforma integral.

Andes: Cómo marcha la iniciativa de Ecuador para que la OEA sea el lugar donde como bloques Suramérica y Norteamérica puedan discutir sus conflictos y proyectos.

MA: El presidente Rafael Correa ha sido muy claro sobre hacia dónde vamos; para nosotros la OEA debe convertirse en un foro en el que los bloques de Unasur, Caricom, SICA o Celac discutan los problemas y las soluciones e iniciativas con Estados Unidos y Canadá. Estos dos últimos y México tienen el Tlcan (Tratado de Libre Comercio del Norte), que en un inicio fue comercial, pero ahora es visto como de integración. Tenemos que caminar para ver qué sigue siendo de la OEA y qué delega a los organismos regionales, lo cual está dando muy buen resultado. La OEA tiene muy buena estructura de más de 50 años. Es el único organismo en el hemisferio que tiene recursos y tiene experiencias en temas electorales y de educación; entonces hay que ir conjugando a ver qué de eso responde a la realidad actual, ver las prioridades regionales, que no son las mismas para ninguno de los bloques integracionistas, y cómo lo conjugamos y luego lo discutimos con la OEA. De facto se ha estado dando esto en el último año y medio. Por ejemplo las iniciativas que el Ecuador ha presentado como proyectos de resolución desde enero de 2014 no hemos perdido ni una sola vez en una votación, y las últimas veces Estados Unidos y Canadá no han votado en contra, se han abstenido y dejado una nota a pie de página. En algún momento votamos como Celac y países en Suramérica que no están de acuerdo con las iniciativas en su integralidad, dialogan y llegan a un consenso, como el de declarar a esta como ´Zona de Paz´ y caminar hacia un hemisferio libre de destrucción masiva. La OEA de hoy es distinta a la de hace dos años, sin embargo, sería una ingenuidad pensar que Estados Unidos no ejerce todavía el poder que le da el entregar el 58% del total del presupuesto, pero si nosotros los Estados no nos empoderamos y aportamos más, ese país va a seguir teniendo esa influencia. El principal discurso desde la OEA es la petición de que Cuba regrese, pero no sabemos si mañana Estados Unidos va a tener el suficiente peso económico y político para rompernos como bloque en la Celac para apoyar un golpe de Estado en la región, aunque ahora la OEA está muy lejos de ser la que fue hace unos 30 años.

Andes: Pese a los augurios de que iba a expirar su razón de ser, ¿es posible rescatar a la OEA?

MA: La OEA debe permanecer viva el tiempo que sea necesario, si no, no tiene por qué continuar, el gran problema de la OEA es que no responde a la ciudadanía del hemisferio; si hacemos una encuesta, los mandatarios dirán que siga, pero el 99% de los ciudadanos dirán que no. Nadie tiene puesta la camiseta de la OEA. Si Luis Almagro logra el contacto de la OEA con la gente, se convertirá en una organización con funciones propias para articular con los otros órganos subregionales y que sea defendida por la gente, de lo contrario pasará en los próximos años sin penas ni glorias. Ecuador está haciendo lo posible no solo por transmitir las angustias y los problemas del hemisferio adentro de la OEA, sino también las soluciones. Muchas propuestas en movimiento en los próximos meses han salido del Ecuador por instrucción directa del presiente Correa y del canciller, Ricardo Patiño, no solamente en el tema de derechos humanos, y la influencia del país en ese marco en los momentos actuales es posible apreciarla en el organigrama de esa organización, como lo es la iniciativa para el marcaje de armas para combatir ese mercado, especialmente de las cortas, y en otros temas puntuales como la emigración y la recuperación del patrimonio en las Américas.

La OEA tiene una experiencia mala porque ha apoyado golpes de Estados y dictaduras, pero tiene buenas en otros campos, como el acompañamiento electoral, que ahora podría transferir a la Unasur y al SICA. También en planificación en algunas ramas y en cooperación para la elaboración de políticas públicas respecto a transparencia y participación ciudadana. O sea, no todo es desechable. Si Luis Almagro logra su objetivo de acercarse a sus pueblos y encontrarle la verdadera función en esta evolución social y económica, la OEA va a subsistir y Ecuador va a apoyar. Para el presidente de Ecuador hay una función principal, de diálogo y de encontrar solución a los problemas. Es el único foro en el podemos hablar frente a frente con Estados Unidos y Canadá.

Andes

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