Roy Chaderton, representante de Venezuela ante la OEA: «Estados Unidos vive una dictadura de Estado policial»

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En esta entrevista que tuvo lugar en La Habana el 6 de mayo en curso, se transparenta la posición de este diplomático polifacético, que gracias a su padre de origen inglés, aunque parezca curioso, como él mismo nos lo dice, ama la música llanera, canta «La veragacha», «Pablera», y se divierte cuando le endilgan falsamente haber sido militante del Opus Dei.

El Lord Chaderton, lo que el viento no se llevó

En la vida de un hombre público como Roy Chaderton, la espectacularidad y robustez, más la infinitud de ingredientes que pueblan ostensiblemente su formación intelectual, erudición y lucidez, existen elementos intermediarios que él mismo nos brinda a modo de catarsis secreta, hasta tal punto que uno puede evocar con él a Ignatius, a su lúdica aparición como personaje en la novelística norteamericana, que con desenfado crónico produjo un ciclón en la fecunda y masificada lectoría de La conjura de los necios, la monumental obra de un escritor que, por cierto, se apellida Kennedy, como JFK y obtuvo un póstumo Premio Pulitzer. Evocar sus manías y extravagancias, esa ironía e irreverencia con las que miraba los fetiches del capitalismo, su modus vivendi en la cultura más consumista y fetichista del mundo.

Las diferencias entre los dos personajes son, desde luego, múltiples. Pero la fundamental es que uno es de ficción, aun siendo un símbolo de un modo de ser revolucionario forjado desde la cultura gringa, y el nuestro se bate en la OEA, y en otros ámbitos, por la dignidad del pueblo de Venezuela, el legado de Hugo Chávez y la conducción de Nicolás Maduro. Chaderton lo hace con una voz que deshuesa al imperialismo sin indirectas ni discursos insulsos.

En esta entrevista que tuvo lugar en La Habana el 6 de mayo en curso, se transparenta la posición de este diplomático polifacético, que gracias a su padre de origen inglés, aunque parezca curioso, como él mismo nos lo dice, ama la música llanera, canta «La veragacha», «Pablera», y se divierte cuando le endilgan falsamente haber sido militante del Opus Dei.

¿Cuáles son, a su juicio, los elementos claves para comprender, reflexionar o caracterizar a la Venezuela antes y después de Chávez?

Hay una palabra que uso con frecuencia y le otorgo relevancia: la primera gran conquista, logro, objetivo, mérito de la revolución es la dignidad, la dignificación del venezolano, y va aparejada con la inclusión. Sin inclusión no hay dignidad posible, y a partir de ahí se desarrolla todo un proceso en extremo democrático que en mi caso personal, siempre lo he dicho, constituyó una segunda juventud que le debo a Chávez porque mis sueños juveniles desarrollados en otros espacios políticos habían estado en receso con el criterio de que ya esos sueños no eran realizables. Se prolongaron a lo largo del tiempo y sin haber dejado de soñar, sin haber perdido mi sensibilidad, consideraba simplemente que yo me limité a tratar de ser un buen ciudadano, un buen funcionario, porque tenía una responsabilidad pública como diplomático y a tratar de llevar una vida lo más parecido a lo que yo creía que podía ser una vida digna como persona humana e individual. Pero vi derrumbarse tanta gente que ya todo eso lo daba por perdido, y de pronto apareció Chávez.

¿Cuándo lo vio por primera vez?

A mí me apareció en Londres. Le di todo el apoyo como candidato. Estaba en el último lugar en las encuestas. También di apoyo a los otros candidatos que pasaron por allá porque era mi deber como embajador. Yo los veía como portadores de una porción de la soberanía nacional, es decir, de la unidad, de la voluntad soberana del pueblo, unos más otros menos representaban esa condición.

Cuando llegó al poder comienzan a suceder cosas importantes y eso fortaleció más mi compromiso, que estaba singularizado. Los primeros debates de la Constituyente, aun cuando yo no era partidario de ella porque tenía el pensamiento conservador de que lo que había que hacer era cumplir con las leyes, no inventar una legislación, fue un capítulo que me hizo comprender la extensión de lo que Chávez tenía en mente, eso que llamamos los cristianos que nos las damos de teólogos, visión teleológica. Nuestro límite humano es el horizonte, Chávez iba más allá del horizonte.

Y, entonces, repito, fue la dignificación de la gente, que en vez de estar empuñando un fusil, un garrote, un palo, empuñamos un librito azul, nuestra arma de combate y eso desconcertaba a los ignorantes y a los enemigos también.

La inclusión social se ha convertido progresivamente en el despertar del pueblo venezolano, en la formación de su conciencia…

Claro, va por etapas. A unos les llega primero que a otros, pero ya tenían dignificación con el solo hecho de creer y estar seguros de que sus sueños se iban a realizar. Cosas muy simples: educación, comida, salud, recreación, politización.

El comienzo del fin de la IV República…

Hubo un fenómeno muy interesante que a mí me angustiaba en la IV República. Por ejemplo, los noticieros nocturnos me hacían sufrir mucho porque todos comenzaban con crímenes en los barrios, era un muestrario de la marginalidad en Venezuela y la gente no sabía hablar, no sabía expresar lo que le estaba pasando, no sabía contar cómo había ocurrido un asalto. Había una expresión que usaban los excluidos, que es «el cual», te meten «el cual» por cualquier lado. Y de pronto vino el proceso, las misiones educativas donde ahora estudia la mayoría cumpliendo etapas a partir del analfabetismo y les dieron la educación formal que no tenían.

Mejoraron la educación que tenía la gente: saber leer y escribir son logros y se expresan en la extrema politización del país. El venezolano de hoy, el de más bajo nivel, se expresa bien; eso antes no ocurría. Pero es por la educación recibida a través de las Misiones. Ahora hay que elevar el debate político. Algo que me lo hizo ver muy claramente, creo que fue en 1999, cuando llegué a Caracas de Londres, a raíz del deslave. Vi en las entrevistas que CNN le estaba haciendo a la gente común y corriente de La Habana con motivo de la visita del Papa y a mí me impresionó lo bien que se expresaba la gente. Y dije: «oye, ojalá que los nuestros pudieran expresarse así». Todo contribuye a la dignificación: la educación, el tener alimentos, el tener empleo. Uno se siente miserable si no trabaja, si no puede mantener la familia, si tiene que depender de los demás, si se convierte en una carga para quien sea. Entonces todo está muy vinculado a sueños realizados o realizables. He dicho.

El venezolano de hoy, el de más bajo nivel, se expresa bien; eso antes no ocurría. Ahora hay que elevar el debate político

La Venezuela de la opulencia ocultaba en su fondo ese estado de cosas terribles. Como decía Maneiro, existían varias Venezuela divididas en categorías: de primera, de segunda, de tercera. Desde el arribo al poder de Hugo Chávez, o antes, comenzó a implantarse la matriz de su responsabilidad de esa Venezuela «dividida». ¿Cuál es su valoración sobre este hecho?

Por una razón muy simple no se contaba con la otra Venezuela, no existía, la de los excluidos, marginales, «tierrúos», niches, eran identificados con nombres peyorativos. Ni siquiera desde el punto de vista electoral valían mucho porque era mejor simplemente no identificarlos que identificarlos para inscribirlos en el Consejo Nacional Electoral. Entonces era una Venezuela minoritaria, una Venezuela rica que compartía sus migajas, lo que le quedaba, con los pocos incluidos dentro de los excluidos; o sea, lo que llamaban clases más bajas o populares, que eran el objetivo electoral en toda oportunidad. No pasaba mucha gente, faltaba quizás la mayoría de los venezolanos en esas cuentas. No existía, no tenían acceso a servicios públicos, no tenían futuro, no tenían nada.

Apareció una Venezuela distinta, extraña… ¿tú sabes lo que es ver un «tierrúo» con un librito azul en la mano, o discutiéndole a los Amos del Valle o sin valle? Los Amos del Valle no dejan de ser una minoría de limpios, de limpios en términos capitalistas serios. Y ese es el gran revolcón que le da Chávez al país. Y la participación es un elemento altamente subversivo porque no contaban con esa gente que ahora quiere participar y decidir. Es un milagro político-social, humano también por supuesto, moral también; ponle todos los calificativos, todos los sustantivos que lo identifiquen. Pero la otra parte, yo diría que los que no han alcanzado su dignificación completa, porque esto es un proceso, tienen al menos un elemento común en todos, que es la esperanza. Pasamos de un pueblo desesperanzado a otro lleno de esperanzas, dignificado, esto es algo altamente subversivo en cualquier parte del mundo.

Hugo Chávez, después del ’89 comprendió perfectamente, hablando en términos políticos y programáticos el significado del Caracazo. En el capitalismo ocurren cosas atroces, como son los casos de España y Estados Unidos, para citar dos ejemplos.

Cierto. En Estados Unidos puede ocurrir una implosión en algún momento. Es un país enfermo y no solamente los negros, ni los latinos, los mismos blancos, los blancos pobres son calificados de white trash, basura blanca. Uno ve los de Washington, Miami, Nueva York, y ellos no están tan mal, a menos que te vayas a los barrios más pobres como el Bronx de Nueva York, pero ese es un país donde hay basureros humanos. Ni siquiera tienen el rancho, el rancho es una solución nuestra. Y la nueva clase media expulsada de sus casas tiene como rancho sus carros, duermen en estacionamientos.

¿Se avecina un «Caracazo gringo»? ¿Un quiebre del modelo imperial?

No sé, eso va a tomar tiempo, no creo que yo llegue a verlo, pero es un proceso y se están dando cosas de manera, inclusive anárquicas, y eso es bueno porque no necesitas una organización política, ni una planificación política para perturbar el orden.

¿Cómo ve el panorama actual, la ruta de la integración, después del decreto de Obama?

Bueno, contradiciendo a la oposición, no estamos solos, estamos rodeados de anillos de protección y han funcionado. Yo no sé si más allá de nuestras propias expectativas. Cuando tú ves en la Cumbre de las Américas a los gringos sentados en un banquillo de los acusados, tú sumas piezas. Y hay quienes lo decían de una manera o de otra, pero en definitiva todos apoyando a Venezuela.

Sabes que una vez en la OEA tuve una actitud provocadora, para ese entonces le recordé a los embajadores el himno de las Américas, yo lo que les dije fue: «aquellos cuyos países hayan sido invadidos, gobiernos democráticos derrocados, desestabilizados, bloqueados a lo largo de la historia, por favor, levanten la mano». Yo dije: no, esto es una broma. Les dije que si no hicieran un bloque de brazos, se levantaría en torno de la mesa de debate del Consejo Permanente de la OEA, y faltaba República Dominicana, que por cierto, no está en el himno de las Américas.

Una vez en la OEA dije: «aquellos cuyos países hayan sido invadidos, gobiernos democráticos derrocados, desestabilizados, bloqueados a lo largo de la historia, por favor, levanten la mano»

El himno de las Américas debe ser por ahí de los años ’40, «Argentina, Brasil y Bolivia…», uno por uno, todos esos países fueron intervenidos por Estados Unidos, física, económica o políticamente sin excepción, incluyéndonos a nosotros. Entonces el cambio es dramático. Cuando tú ves que en la Cumbre de las Américas de Cartagena al recién destruido Haití apoyando a Venezuela por otras razones, pero que tenía que ver con una definición frente al Imperio, te das cuenta de que hay que tener valor siendo el país más pobre del continente, destruido, en ruinas, imponiéndose a Estados Unidos que tenían todas sus tropas metidas allá dentro.

En estos días escuché a alguien tener una expresión muy feliz que la voy a usar cuando pueda: «ahora no sé a quién voy a fusilar pero lo haré». Ahora el patio trasero de Estados Unidos es Europa, y yo puedo ver el espectáculo, los gringos sentados en el banquillo de los acusados y dando explicaciones.

La presencia de Cuba y el discurso de Raúl fueron brillantes, estelares, aleccionadores, ¿verdad?

Eso fue en contra de la voluntad de Estados Unidos, se decidió en Cartagena que si en la próxima cumbre no iba Cuba, no había cumbre. Finalmente cedieron. Pero son unos locos, estar metiendo la guerra, han invadido casi todos los países del mundo. Tendrían que cantar un himno, el himno de los continentes para que empiecen a haber países que han sufrido la presencia gringa de una u otra manera, porque hay una cosa que nosotros no decimos, nosotros al Imperio o al imperialismo, bueno, el imperialismo es una dualidad del Imperio, es una política, pero nunca se nos ocurre identificar a Estados Unidos con una dictadura, y es una dictadura en lo interno y en lo internacional.

Es una dictadura imperial. No hay libertad de prensa, hay ventanillas de libertad de expresión a la cual tenemos acceso unos privilegiados pero la mayoría del pueblo no tiene acceso. El pueblo tiene acceso al entretenimiento, deporte, violencia y programas religiosos. Noticias internacionales nunca, tal vez es una exageración, pero no lo es generalmente, cuando tienen que ver con Estados Unidos. No hay una información internacional independientemente del destino de Estados Unidos. Y lo que dijo Eisenhower es impresionante.

Eisenhower dos días antes de entregarle a Kennedy la presidencia hizo un llamado a la razón; extrañísimo porque se concentró en un tema, siendo General de cinco estrellas, héroe de la Segunda Guerra Mundial, Comandante de la Alianza Atlántica, líder del Partido Republicano y presidente de Estados Unidos, denunció el complejo militar industrial; a sus ciudadanos los alertó sobre el peligro de que la política de Estados Unidos fuese controlada por los consorcios industriales en complicidad con los militares. Y él era militar, pero conocía a su gente; era derechista por supuesto, sin embargo, hizo esa denuncia, y además expresó su temor de que los centros académicos de Estados Unidos terminasen trabajando, infelizmente, en tareas de investigación para la industria militar, y en eso ha terminado Estados Unidos. Lo que pasa es que ahora es peor, porque se quedó corto, ahora es militar-industrial-corporativo-financiero-mediático, una dictadura.

El efecto del decreto Obama hacia lo interno de Venezuela uno lo puede palpar, pero en Estados Unidos, ¿qué efectos tiene? ¿Tienen que ver todos esos factores que ha señalado? Porque es un decreto que más allá de lo «inusual», el asunto tiene visos de comicidad…

O ridiculez… Ese decreto para nada trastornó la vida normal de Estados Unidos, posiblemente la mayoría de los gringos no sepan dónde está Venezuela. Sí, comicidad, en el sentido que causó risa. Eso es producto de los asesores de Obama, no por liberarlo a él de culpa. Tiene grandes responsabilidades, pero pudo haber hecho maravillas. Chávez manejaba la tesis, también la maneja Nicolás, de que teme que lo maten porque es tan siniestro el poder en Estados Unidos que hay la sospecha de que rasparon a Kennedy como rasparon a Lincoln en su momento, porque tienen una inocultable intencionalidad magnicida. Han matado a mucha gente, es un país de magnicidios.

Ningún país ha tenido tantos jefes de Estado asesinados como Estados Unidos. Lincoln, McKingley, Kennedy, más los atentados contra Ford, Reagan. Donde quiera que alguien levanta la cabeza le apuntan y lo matan. Y esa confesión que hizo Raúl Castro, que el mismo día en que mataron a Kennedy ellos recibieron noticias de su interés de normalizar relaciones con Cuba, pues Kennedy hereda Bahía de Cochinos y, además, se puede decir que casi empujaron a Eisenhower, en su momento, a aprobar la incursión militar, tenía grandes dudas sobre el tema y, después, a Kennedy le dijeron que cómo iba a echar para atrás un plan de invasión a Cuba elaborado por el héroe de guerra que era Eisenhower, presidente de los Estados Unidos, y héroe militar. La realidad es que uno tras otro fueron eliminando a los líderes naturales de ese país. Por eso la idea de que el primer presidente negro de Estados Unidos puede tener miedo de que lo maten no es descabellada.

A veces la gente considera que el imperialismo no existe, que es un discurso. Pero es un tema ideológico preponderante tanto en Chávez, Maduro y en usted. El propio Presidente Nicolás Maduro viene denunciándolo. Creemos que eso abrió una brecha y un debate ahora distinto en el país y ha generado lo que usted bien conoce. Es importante ver cómo la gente ahora sí empieza a comprender su naturaleza, que es palpable, que existe y nos amenaza.

Lo que pasa es que subestimaron el valor de Venezuela dentro de la comunidad internacional, el poder de la política y de los amigos desarrollados a lo largo de todos estos años, y también los intereses creados, porque a lo largo de todos estos años y dentro de la configuración de los anillos de seguridad los países se han ido fortaleciendo, la diversificación es una forma de independencia. Cuando tú encuentras países como Argentina para quienes Estados Unidos son el segundo o el tercer socio, te das cuenta de que algo se ha avanzado en este continente. O el mismo caso de Brasil.

Pero hay una internacional de muñecos de torta, de líderes nuevos de derecha, todos igualitos, recién salidos de la peluquería y se hacen el mismo peinado. A mí me da risa, porque tú ves, por ejemplo, el tipo acaba de salir de la peluquería y eso es expresión de una cultura: la gente demasiado arreglada. Los conservadores en general y los ultraderechistas tienen su forma de cortarse el pelo, de vestirse, es como una pulcritud excesiva, mi abuela los llamaría pulquérrimos, ni un pelito despeinado, todos perfectos. Leopoldo López, en nuestro caso, es uno de ellos, por ejemplo. Sería, para un investigador muy preparado, interesante estudiar este comportamiento, esos son los partidarios del orden, pero del orden establecido desde antes. No quiero hacer de esto ciencia porque no tengo los elementos, pero me llama la atención. No hay revolucionario peinadito. Puede tener un peinado normal, ordenado, pero punto.

Los conservadores y los ultraderechistas tienen su forma de cortarse el pelo, de vestirse, una pulcritud excesiva, ni un pelito despeinado, todos perfectos. Leopoldo López es uno de ellos

Esos partidarios del orden usan zapatos de patente… Hablemos del decreto de Obama, ¿cuál es la intención, a su juicio?

Creo que eso fue un error táctico de Obama, o de sus expertos en América Latina, porque con la subestimación viene el desprecio. Entonces pensaron que nos iban a atemorizar.

Pero reaccionamos, el «firmazo» contra Obama, la conciencia de la gente, su movilización y agitación en las calles de Venezuela son demostraciones antimperialistas inequívocas.

Sí, eso nos alertó. Hay momentos en la vida en que uno está lanzado. Pero no es el momento de inmolarse. No es que uno está dispuesto a morir, yo nunca he sido amigo de eso de patria o muerte, en ninguna muerte. Por eso prefiero cuando dicen «no podemos optar entre vencer o morir, necesario es vencer». Ahora, si en la aventura o si en el riesgo, o si en la empresa heroica te matan, bueno, estás preparado para eso. Y estamos a una altura en que yo creo que uno está dispuesto a correr los riesgos.

Yo no me imaginaba antes a nuestra gente en un caso extremo sacrificando su vida, arriesgándose, hoy sí lo creo porque la arrechera es muy grande. Cuando tú estás así, estás muy indignado, estás muy ofendido, tú te lanzas a enfrentar lo que te causa a ti esos sentimientos. Entonces, por eso Fidel fue tan sabio cuando le dijo a Chávez: no te inmoles. Porque ya Chávez cuando se entrega y va al Ministerio de la Defensa creo que ya estaba en las últimas, dispuesto a correr todos los riesgos pero ya llevaba el consejo de Fidel: no inmolarse. Porque no hay que inmolarse, que te peguen un pepazo ya esa es otra historia, no es que te vas a esconder porque hay balas, sales a combatir, pero lo mejor de esa combatividad o de esa decisión de ser guerrero o guerrera es su conciencia.

Por cierto, durante ese golpe de 2002 vimos muchos encopetados, hombres y mujeres. Fue también una subida del telón de un espectáculo. Recordemos a Olavarría, quien llamó a Molina Tamayo «muñeco de torta», aludiendo a su vestimenta de militar. Llevaba hasta guantes blancos.

Me gustó esa definición de Olavarría. Dar un golpe vestido de gala para huir como un cobarde. Recuerdo a Olavarría, fue un derechista interesante.

Independientemente de cualquier consideración, su inteligencia sedujo tanto a Alfredo Maneiro.

Yo solamente hablé una vez con Olavarría, cuando le hice una visita de cortesía como canciller porque tenía ganas de conocer el personaje, sobre todo después de haberlo visto con Alfredo.

Ahí hubo una seducción mutua…

Es posible. Yo conocí a Maneiro cuando tenía 15 años. Estaba ingresando a Copei en esos momentos, y me hablaron de él en una casa regional del PCV. Porque me pareció lo más natural del mundo ir a saludar a los comunistas. Mi madre era comunista, entonces no tenía rollo con eso; cómo llego a Copei es otra historia. Me atendió Maneiro, un muchachito de 15 años de verdad, no había cumplido los 16. Me acuerdo que hablaba con mucha elegancia y era un hombre definitivamente culto, me impresionó muy bien, esa fue la única vez que lo vi.

Volvamos al «firmazo» contra Obama…

A mí no me impresionó el «firmazo» al principio, me sorprendió en la medida en que fue agrupando gente y comprometiendo gente.

En el mundo entero hubo una reacción.

No, esa fue la otra parte, esa fue la parte más importante, porque no es lo mismo la reacción del pueblo venezolano a la reacción de la comunidad internacional.

Dice Manuel Rivas, el escritor gallego, que los asesores le encomendaban a otros asesores más cercanos a Bush que debían alejarlo del teléfono porque exigía los partes de guerra borracho. Y de pronto se le ocurrían cosas y las ordenaba al Jefe del Comando Sur o a los militares que invadían el mundo árabe y les pedía que acabaran con ciudades, niños, animales. Ahora con Obama se dibuja muy claramente una intención del Imperio de seguir generando eventos bélicos, trágicos, con la complicidad de factores internos. Pero parecen no ser concluidos en su propósito, quedan ahí como el caso de Libia, donde hay una resistencia todavía. Entonces, ¿Obama con este decreto quedó en ridículo? Es decir, ¿qué es lo que está pasando con el Imperio?

Nos queda como espada de Damocles. Deberemos estar nerviosillos por un tiempo. Después viene la señora Clinton a lo mejor, que es una fiera, uno lo sabe. La amenaza está presente.

No hay amagos…

Lo que pasa es que el costo es muy alto, y de pronto tienes una resistencia, porque además debemos pensar, diciéndolo en términos políticos de hoy día, que si los gringos invaden y ganan te vas a tener que calar a los escuálidos si los escuálidos y ellos se van a encargar de ti; es decir, que de todas maneras te van a matar. Eso no es tan simple, ese decreto fue inclusive como una victoria electoral de los escuálidos. Esto no es tan simple como que en una democracia rutinaria te gana la oposición y, bueno, tú te vas a la oposición, le entregas el gobierno, corres a lamer tus heridas, a prepararte para regresar y un día regresas y haces oposición democrática. No, lo que vendría es exterminio, hay demasiado odio y además conciencia del daño que uno les ha hecho…

Tú sabes que cuando mencionaste ahora a Reyes Reyes, vino a mí una de las primeras anécdotas del gobierno que a mí me dice mucho. Son unas expresiones muy simples. Alguien, en algún momento, el primer año de Chávez evocó al señor Sariquian, uno de los millonarios armenios del país que tenía todos los contactos del mundo. Entonces, la esposa tuvo un problema con el Ministerio de Transporte, el ministro en ese momento era Reyes Reyes y dice ella: «me está pasando esto, ¿quién está en el Ministerio del Transporte?». La respuesta fue muy simple: Reyes Reyes, y ella le pregunta: «¿Quién es Reyes Reyes?». Porque ya no era ni de Copei ni de AD, no era nadie conocido, y así como Reyes un montón de desconocidos llegaron al gobierno en Venezuela y allí, hay que decirlo, salieron algunos traidores también, alguna gente que se pervirtió en el ejercicio del poder, pero esa gente fue sacada; primero del poder formal, y perdieron sus privilegios.

Esto no es tan simple como que en una democracia rutinaria te gana la oposición y, bueno, tú te vas a la oposición. No, lo que vendría es exterminio, hay demasiado odio

Gente desconocida y mucho negro con el pelo pegao.

Y negros no blanqueados, los negros adecos eran negros blanqueados tipo y, además, pretendían no ser negros.

¿Como Claudio Fermín, por ejemplo?

Me río no por él, sino por la pregunta. A Claudio lo defiendo, él sí se reconocía como negro. Una vez, lo recuerdo, lo estaba llevando -fue uno de los candidatos que atendí en Londres- al aeropuerto, iba delante, no sé de qué estábamos hablando, y de pronto se escucha el vozarrón de Claudio que dice: «Yo soy un negro fino». Le quedó muy bien, con mucha gracia. Pero hay gente que no se reconoce como negro.

A Obama no se le puede preguntar qué será lo que tiene el negro.

No. Es mulato. Y es más, no es descendiente de esclavos. Su papá creo que era de la tribu Masai, algo así como una nobleza épica, de Kenia.

¿Hacia dónde apunta Latinoamérica?

Ya traspasamos el umbral de la osadía. Ya nos atrevimos. Voy a decir algo que puede sonar a provocación: ya le tocamos el rabo al Imperio y eso es algo más que enfrentarnos, que es armar una guerrilla, hacer una revolución. Es haberle perdido miedo al Imperio, correr los riesgos a sabiendas de lo que nos puede pasar. Eso es como Estados organizados, funcionales; no estoy hablando de fuerzas subversivas, que es obvio, estamos hechos para eso. Pero debemos tener presente que esto tiene que estar vinculado al propio deterioro de la situación interna, su capacidad para manejar sus crisis internas.

Lo que ha pasado en Baltimore, aunque se dio en otros lugares al mismo tiempo, pero no se le dio tanta importancia porque está pasando en Israel, que son como gringos. Las minorías, o las mayorías a veces -en el caso de Israel son minorías-, se están alzando porque se cansan y, además, con la revolución de la información, ya el control de la comunicación es mucho más difícil porque lo de las redes sociales es altamente subversivo. Es subversivo contra nosotros pero también es subversivo a favor de nosotros. Tú te enteras de las cosas que antes no te llegaban. Entonces, los censores ya no funcionan. En Estados Unidos, como estaba diciendo, los noticieros de televisión y los medios están controlados por el Imperio. Pero hay ventanillas, y por esas ventanillas también entra oxígeno. A los negros, por ejemplo, no les llega a través de la cultura y la educación sino a través de la represión. Por eso vuelvo al tema de que no es una democracia, Estados Unidos vive una dictadura de un Estado policial, en primer lugar. Policía blanca la mayoría, claro que hay policías negros, por supuesto. Eso es lo que llaman ellos token black, negros de muestra, pero la gran mayoría -tú los ves en las manifestaciones- son blancos. Eso es una cultura, no hay poder judicial independiente, es mentira. El presidente propone los jueces, lo que pasa es que eso se debate en el Senado y se politiza. Tú eres halcón y tú eres paloma.

Decirle dictadura imperial, llamarlo como llamaba Reagan a la Unión Soviética, el Imperio del mal. Entonces viene el problema de la comunicación, un problema de propaganda política; somos muy malos en eso. El otro día estaba viendo yo un reportaje en Telesur, regular, no malo pero tampoco gran cosa sobre los 40 años de Vietnam, esa es una fecha histórica, entonces pasaron imágenes impactantes pero les faltó. Yo habría puesto como dos imágenes fundamentales de la huida y dos fotos dramáticas que yo recuerdo, aparte de las crueles de dolor humano; hubo una, la irrupción de los tanques del ejército de Vietnam del norte y las tropas entrando al Palacio Presidencial de Saigón. La otra, el helicóptero suspendido sobre el tanque que está sobre la azotea de la embajada de Estados Unidos y la gente colgándose para poder irse. ¿Cómo tú vas a llamar a eso abandono? Eso es una fuga.

Hay un mal manejo del lenguaje político, o un manejo tibio. Sé que no es la intención pero hace falta, creo que es una de los graves defectos que tenemos, aún falta formación ideológica en este proceso y especialmente en las nuevas generaciones, no tienen cultura política. Yo tengo la obsesión con el tema de los medios, como lo dije hace rato.

A mí me mutilaron un artículo en la Cancillería no hace mucho. Escribí un mensaje, tres palabritas, aparte de todo lo que adornaba el artículo, y dije «el gueto de Gaza», y un joven creativo, seguramente revolucionario, cuadrado con el proceso, me eliminó la palabra gueto. Y me lo convirtieron en una geografía, entonces tú sientes que hay mucha gente que le falta formación, y eso es lo que tenemos que aprender porque la militancia con formación llegas lejos, sino terminas convertido en un adeco.

Portal Alba

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