Lula y Samper debaten sobre el «fin de ciclo progresista» en seminario sobre Integración productiva en la región

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Un posible quiebre en el perfil progresista o desarrollista que ha tomado Sudamérica a inicios de la década de 2000 y nuevas fuerzas políticas que le “sonríen a Estados Unidos” marcó parte de los debates liderados en Sao Paulo, ayer, entre el expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva y el secretario general de la Unión de Naciones Suramericanas, el exmandatario colombiano Ernesto Samper.

Samper y Lula lideraron el seminario ‘Integración de las cadenas productivas en América del Sur’ realizado por la Unasur y el instituto que dirige el exmandatario brasileño, en donde se abordó la necesidad de la integración latinoamericana para crear cadenas de valor interregionales que permitan a Sudamérica tener independencia productiva.

Sin embargo, el tono político más alto fue dado por Lula, padrino político de la presidenta Dilma Rousseff, en el marco de la crisis política que vive Brasil y las manifestaciones de la derecha opositora, además de la situación de Venezuela, con políticos opositores presos acusados de convocar al golpismo.

“Es importante que cada país ofrezca respaldo para que la Unasur se consolide en la integración de nuestro continente: estoy preocupado porque tenemos y hemos tenido momentos de gobiernos progresistas en la región. Y como la política tiene ciclos, en poco tiempo podremos tener una reversión, con gobiernos conservadores que se disputarán quién le sonríe más a Estados Unidos, quién va más veces a Camp David”, alertó Lula.

Al respecto, Samper dijo a EL TELÉGRAFO que “estaría muy de acuerdo” con la teoría de Lula, pero que no podía profundizar porque actualmente es secretario de la Unión de Naciones Suramericanas.

“Cada gobierno -sostuvo- tiene su propio signo y hay algo importante que es el acercamiento a los partidos opositores, que también tienen que ver con Unasur porque en otro momento fueron gobierno, entonces la Unasur no es un ‘sindicato de gobiernos’ sino una unión de naciones”.

Samper, cuya visita de 4 días a Brasil estuvo dominada por la crisis en Venezuela, comentó que en la Unasur se le abrió espacio a la oposición y defendió la vocación de diálogo de la misión del bloque con los cancilleres de Colombia, Ecuador y Brasil.

En ese sentido, reiteró que le pidió al gobierno del presidente Nicolás Maduro que convoque a la Cruz Roja para determinar la salud de los políticos opositores presos y reveló que existe una intención de usar una red regional de productos de primera necesidad para contrarrestar el desabastecimiento en Venezuela. “Hay cadenas regionales dispuestas a contribuir”.

En el seminario, los problemas políticos de la integración sudamericana fueron el tono, incluso por el asesor especial en asuntos exteriores de la presidenta Dilma Rousseff, Marco Aurelio García, quien afirmó que los gobiernos progresistas de la región deben “plantear nuevos desafíos para no ser un paréntesis en la historia de una trayectoria conservadora”.

“Brasil tiene como prioridad de las prioridades a América del Sur. Y no quiere ser la Alemania de América del Sur”, sostuvo García, quien afirmó que el éxito de los gobiernos progresistas fue la inclusión social, pero que eso no alcanzó para reducir la desigualdad.

Por su parte, Lula afirmó que dentro del Brasil existen líderes con “complejo de inferioridad” que quieren tener una alianza estratégica con Estados Unidos y cierran los ojos al aumento del comercio en el Mercosur, la Unasur o África.

Lula recordó que durante su gobierno (2003-2010) se movilizó diplomáticamente para reducir la desconfianza con sus vecinos. “En 2003 teníamos entre los países de Unasur un intercambio de $ 33.000 millones que hoy es de $ 120.000 millones”, subrayó, pero alertó que el problema político es luchar contra la desconfianza en los vecinos y “transformar la retórica integracionista en cosas prácticas”.

Samper, por su parte, aseguró que la integración de logística e infraestructura necesita de $ 200.000 millones, sobre todo en los corredores interoceánicos. Pero hizo hincapié en la cadena de valor agregado porque el comercio interregional es del 18% cuando en Europa, por ejemplo, es del 67%.

“El mundo se organiza alrededor de grandes fábricas, de Estados Unidos, de Europa, la fábrica Asia, la fábrica China. Y nosotros debemos crear nuestra propia fábrica, la fábrica del Sur, porque la salvación no vendrá desde afuera”, dijo el colombiano durante su exposición.

El Telégrafo

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