Farc apoyan pedido de cese al fuego bilateral y canciller se suma a los diálogos
La guerrilla de las Farc se refirió a las declaraciones de los países garantes, Cuba y Noruega, en torno al escalamiento del conflicto y aseguró que también está preocupada por esta problemática, por lo cual respalda la iniciativa de llegar al cese al fuego bilateral y definitivo.
Las Farc aseguraron que están “dispuestos a convenir con el Gobierno los términos de un cese al fuego” y también señalan que “no es conveniente dialogar bajo combates, porque ello puede echar a perder definitivamente lo logrado hasta ahora”.
Frente a esto también se pronunció el defensor del Pueblo, Jorge Armando Otálora, quien señaló que las Farc deberían retomar el cese al fuego unilateral.
“Claro sería un mensaje muy importante, no hay que olvidar que quienes deben lograr la legitimación del proceso de paz, sin lugar a duda es la guerrilla y los mensajes que ellos envíen logran la legitimación de los colombianos”, indicó.
Otálora respaldó también acelerar la búsqueda del cese al fuego bilateral, según él, porque contribuiría a disminuir el escalamiento del conflicto y la violación de los derechos humanos.
Canciller Holguín se suma a los diálogos en La Habana
La canciller María Ángela Holguín llegó el jueves a Cuba para sumarse a las negociaciones de paz con las Farc, en medio de tensiones por el recrudecimiento de las hostilidades, informó una fuente del Gobierno.
«La canciller ya llegó, con el empresario Gonzalo Restrepo» y este viernes ambos participarán en los diálogos del equipo del Gobierno con los delegados de las Farc.
Asimismo, la Cancillería cubana informó que ambos equipos negociadores sostendrán el viernes al mediodía una reunión pública para reactivar el programa de desminado, que había quedado paralizado la semana pasada tras el recrudecimiento de las hostilidades.
La convocatoria a esta reunión, que iba a efectuarse el viernes pasado, es una señal de que ambas partes buscan vías para desescalar el conflicto armado de medio siglo y sacar adelante las negociaciones.
Holguín y Restrepo fueron designados como delegados de paz del gobierno la semana pasada por el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, quien auguró que ambos «serán un gran aporte en este momento decisivo del proceso» de paz. Este equipo lo encabeza el exvicepresidente Humberto de la Calle.
Las negociaciones de La Habana, iniciadas en noviembre de 2012, han vivido su momento más duro luego de que el gobierno atacara posiciones de las Farc la semana pasada matando a unos 40 guerrilleros. Los guerrilleros, que el 15 de abril habían matado a 11 militares en una emboscada, respondieron suspendiendo su tregua unilateral, vigente desde diciembre.
Los países garantes del proceso de paz, Noruega y Cuba, llamaron este miércoles a ambas partes a hacer «esfuerzos» para salvar las negociaciones, y expresaron su «profunda preocupación por el actual escalamiento del conflicto armado en Colombia».
La Unión Europea también pidió el miércoles a ambas partes que «sigan comprometidas a continuar las negociaciones» y dijo que además «deben adoptarse medidas concretas hacia una desescalada de la situación en el terreno».
Desde el inicio las negociaciones en Cuba se desarrollaron en medio de hostilidades en Colombia, pero la tregua de las FARC y la suspensión de los bombardeos del gobierno (ordenada por Santos en marzo) habían reducido los combates y las bajas, que en la última semana volvieron a aumentar.
Actualmente se desarrolla el trigésimo séptimo ciclo de pláticas de paz, que debe culminar el domingo, dedicado al sensible tema de reparación de las víctimas.
El conflicto colombiano ha dejado 220.000 muertos y seis millones de desplazados, y es el último conflicto armado en América.
Ambas partes han consensuado hasta ahora tres de los seis puntos de la agenda, además del plan de desminado.
«Uribización» de la paz de Santos: números de los últimos días de ofensiva militar
Cifras oficiales: un negociador de paz y otros 36 guerrilleros masacrados; dos campesinos asesinados y otros tres heridos, entre ellos un menor; 436 personas desplazadas; dos líderes sociales amenazados de muerte por supuesta afinidad con las guerrillas; tal el saldo parcial de diez días de ofensiva gubernamental llevada a cabo por el Ejército, la Fuerza Aérea y la Policía, sin que se registraran bajas entre sus tropas. Los datos implican un punto de inflexión para un conflicto armado que, durante los dos años de negociaciones, se había reducido en más de un 80%. ¿A dónde lleva la «uribización» del plan de paz de Santos?
Muertos: 39 entre guerrilleros y campesinos
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia -FARC- confirmaron que entre los guerrilleros masacrados el pasado 15 de mayo en Guapi, Cauca (que finalmente son 27), se encuentra ´Jairo Martínez´, quien en febrero de 2014 había sido presentado como nuevo integrante de la delegación de paz en La Habana. Los otros 26 muertos son hombres y mujeres, personas de carne y hueso, seguramente con hijos o padres que deberían reclamar el derecho a llorarlos y darles sepultura, pero eso no sucede porque, además de disponer el bombardeo que acabó con sus vidas, el Estado no dispone los medios necesarios para que los cuerpos sean identificados.
Siete días después, el 23 de mayo, en el municipio de Segovia, Antioquia, otro bombardeo acabó con la vida de 10 integrantes de las FARC. De estas personas sólo se conoció la identidad de ‘Román Ruiz’, comandante del Frente 18 de esa guerrilla.
El mismo día de los bombardeos en Segovia tuvo lugar otro hecho menos difundido. La Unión de Organizaciones Sociales de San Vicente del Caguán denunció que en la vereda La Barrialosa de ese municipio, un grupo de personas quedó en medio de un ataque realizado por la Brigada Móvil No. 36 del Ejército Nacional contra presuntos miembros de la columna Teófilo Forero de las FARC. De ese enfrentamiento no se reportaron guerrilleros ni soldados muertos, pero sí dos campesinos, que las organizaciones de la región identificaron como Ismael García Jiménez, de 37 años, presidente de la Junta de Acción Comunal de la vereda Las Delicias, y el finquero de la misma comunidad Salomón Escobar.
Heridos: Tres, un menor
Además del asesinato de los dos campesinos, en San Vicente del Caguán resultaron heridos Eduardo Herrera, de 50 años, y Dora Esquivel, quienes recibieron esquirlas de un artefacto explosivo. En Guapí había resultado herido otro civil, en ese caso menor de edad.
Desplazados: 436 solo en Guapi
En Guapi, Cauca, donde tuvo lugar el primer bombardeo, las consecuencias humanitarias agravan el panorama. Según el censo realizado por la Defensoría del Pueblo luego de los bombardeos, más de 200 personas fueron desplazadas tras el ataque, entre quienes se encontraban 95 niños. Pero Orlando Pantoja, vocero de Asociación de Consejos Comunitarios del Cauca amplía la cifra a 436 personas (96 familias), argumentando que la situación se agravó con el correr de los días. De Segovia, donde fue el segundo bombardeo, no hay datos oficiales, pero se estima que la situación sea igual de grave.
Señalamientos a líderes sociales
La Red de Derechos Humanos del Suroccidente Colombiano Francisco Isaías Cifuentes denunció hostigamientos e intimidaciones del grupo paramilitar Águilas Negras a integrantes de su colectividad. Según la denuncia difundida, Orlando Castillo y Gustavo Rengifo, ambos líderes campesinos del Cauca, fueron amenazados y sindicados de pertenecer a la guerrilla.
Punto de inflexión, ofensiva de guerra
Ariel Ávila, subdirector de la Fundación Paz y Reconciliación, dio cifras de lo que implica esta ofensiva gubernamental en términos de revertir el proceso de desescalamiento del conflicto que se venía operando desde el inicio de las negociaciones de paz: «Antes de iniciar las negociaciones en el año 2011, las FARC ejecutaban en promedio 179 acciones armadas al mes. Durante los cinco meses de tregua hubo 91 de las cuales solo 12 fueron ofensivas”. En los últimos años la intensidad del conflicto se redujo considerablemente: “Comparando los cinco primeros meses de 2011 antes de las negociaciones y los cinco primeros meses de 2015, la reducción en las acciones es del 89,8%», aclara Ávila.
Además, el balance entregado por Paz y Reconciliación calificó como positivos los resultados del cese unilateral: «En 2015 hubo 600 militares heridos en acciones armadas, mientras que en el 2014, fueron 786, lo que significa una reducción de 100 miembros».
«Uribización» del proceso de paz
La intensidad de la ofensiva desatada en los últimos diez días se asemeja a los reclamos del expresidente y líder del saboteo al proceso de paz, Álvaro Uribe. Las FARC decidieron no suspender las negociaciones a pesar de los duros golpes recibidos estos días, pero eso no implica desconocer la gravedad del daño ocasionado a esta fuerza insurgente y a las comunidades cercanas a los lugares donde esta guerrilla tiene presencia.
La voluntad del Gobierno es, cada vez más explícitamente, la pacificación a partir del sometimiento de su contraparte. Tal estrategia tiene más de una dificultad: la capacidad de resistencia de las FARC, que en su historia reciente demostró haber superado ofensivas aún más mortales; la negociación aún pendiente de ser oficializada con el Ejército de Liberación Nacional -ELN-, que si viene siendo de difícil concreción así como van las cosas, más compleja se volvería en un marco de recrudecimiento del conflicto.
Pero más allá de las dificultades operativas, este punto de inflexión que el presidente Santos le está imponiendo al proceso de paz tiene como víctima a esa gran mayoría social que se viene manifestando, en reiteradas ocasiones, favorable a que el conflicto armado encuentre un cause político y negociado.
Si el gobierno de Santos no retoma esa senda, los peores fantasmas que desangraron a Colombia en las últimas décadas verán la posibilidad de dejar de ser fantasmas para convertirse nuevamente en trágica realidad.