Con marchas en todo el país conmemoraron 39 años del último golpe de Estado

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Con la consigna central «Defendamos las victorias y vamos por más democracia», organizaciones defensoras de los derechos humanos, agrupaciones políticas, estudiantiles y gremiales, se concentraron desde temprano en la Avenida de Mayo y 9 de Julio para marchar hacia la plaza, poniendo el énfasis en la condena a las violaciones de los derechos humanos cometidas por la dictadura, pero advirtiendo también sobre las secuelas que quedan de aquel genocidio, sobre todo en sectores de la justicia y la protección que brinda a los colaboradores civiles de la represión.

«La corporación judicial también fue la dictadura» y «La corporación del martillo al banquillo», fueron algunas de las consignas del acto que congregó unas 350.000 personas según los organizadores.

Estas consignas se corporizaron en la columna de Hijos que, utilizando muñecos alusivos a la justicia, condenaban la falta de mérito del dueño del ingenio Ledesma, Carlos Blaquier, determinado por los jueces, frente a la acusación que pesaba sobre el empresario por facilitar el secuestro y la desaparición de trabajadores del ingenio.

También, un gigantesco buitre exhibía carteles con los nombres de las empresas que colaboraron con la dictadura: Clarín, Ledesma, Mercedes Benz, entre otras.

En afiches pegados en las paredes, se podía ver al director del diario «La Nueva Provincia», Vicente Massot, con el rótulo de «Buscado». El dueño del diario fue absuelto recientemente en el juicio que se le siguió por la desaparición de dos obreros gráficos de ese medio.

En ese sentido, el documento final leído durante el acto puso el acento en la complicidad de la justicia y la prensa: «Las Fuerzas Armadas tuvieron como socias a la prensa canalla, Clarín y La Nación, a la mafia judicial que rechazó los hábeas corpus y a la cúpula de la Iglesia».

Como contracara, Horacio Pietragalla, que leyó una parte del documento, resaltó la política de derechos humanos iniciada por el ex presidente Néstor Kirchner «que se declaró hijo de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo» y destacó que «el partido de la impunidad podrá tener muchos candidatos», pero «que quede claro, somos todos nosotros los que vamos a decidir nuestro futuro».

Los jóvenes tuvieron un rol central en este acto, encuadrados en Unidos y Organizados, La Cámpora y el Movimiento Evita, pero también de manera independiente, junto a familias, tal como sucedió durante el acto del 1 de marzo.

Las figuras de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner se desplegaron en remeras, banderas, muñecos y en leyendas como «Más de diez años peleando contra el odio», y en una estatua tallada en madera ubicada en la Plaza de Mayo donde se los veía estrechados en un abrazo.

El documento también abordó partes emotivas de la lucha de Abuelas de Plaza de Mayo, cuando Estela de Carlotto leyó: «Estamos desarmando el plan genocida del robo de bebés, pero nunca lograron que retrocedamos en este camino. Para las Abuelas el silencio es enemigo de la verdad. Basta de silencio, digan dónde están», los nietos que aún no fueron recuperados.

Además, se criticó «la política represiva» del jefe de gobierno porteño Mauricio Macri en la Ciudad, con «la patota de la Uces, la represión en el Borda y las pistolas Taser».

Al mismo tiempo, se defendió «la Asignación Universal por Hijo, la ley de medios, el plan Procrear» y se condenó la intención del CEO del Grupo Clarín «Héctor Magnetto de poner a su candidato en la Casa Rosada y el intento de los Estados Unidos de que volvamos a ser su patio trasero».

Por eso, el documento llamó a a votar «por el país que queremos» en las próximas elecciones presidenciales, porque «los candidatos de la impunidad son muchos y debemos tener memoria».
En este marco, se rescató el pedido de los ex combatientes de Malvinas para que se juzgue como delitos de lesa humanidad las torturas que sufrieron por parte de oficiales y suboficiales argentinos, lo que fue rechazado por la Corte Suprema de Justicia.

La marcha hacia la Plaza tuvo un alto contenido emocional con las pancartas que mostraban las fotografías de los desaparecidos extendiéndose a lo largo de Avenida de Mayo, acompañadas por el ritmo de las tumbadoras de La Chilinga y de Tambores que no Olvidan.

En tanto, el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, se mostró extrañado porque los partidos de la oposición no realizaron actos en esta fecha: «La izquierda va a marchar en un momento, pero los demás no hicieron nada. Habría que preguntarles cuál va a ser su política de derechos humanos».
El final del acto pareció una apuesta al futuro, cuando un chico cerró con un discurso contra la dictadura y apuntando al porvenir.

Télam

Una marcha que sumó otras consignas

El Encuentro Memoria, Verdad y Justicia volvió a marchar ayer a Plaza de Mayo, como todos los 24 de marzo, acompañado por partidos de izquierda críticos del Gobierno, organizaciones sindicales, políticas, sociales y estudiantiles. La columna, con miles de manifestantes, se concentró por la tarde frente al Congreso y recorrió, lentamente, las cuadras hasta la Plaza de Mayo para ocupar ese espacio luego de que desconcentrara la convocatoria central, minutos después de las seis de la tarde.

Además de los clásicos pedidos de “Nunca Más” y los reclamos de “cárcel a todos los genocidas” y “restitución de la identidad” a los niños apropiados, las principales consignas fueron contra el jefe del Ejército, César Milani, acusado de crímenes de lesa humanidad durante la última dictadura. También hubo consignas contra la represión de la protesta social y por la derogación de la Ley Antiterrorista, el pedido de “desmantelamiento del aparato represivo” y de una “comisión investigadora independiente” para la causa AMIA.

“Los juicios a los genocidas son un logro histórico de nuestro pueblo”, asegura el documento confeccionado por EMVJ, que se leyó en la Plaza de Mayo cuando ya había caído el sol y las banderas rojas reemplazaban al arco iris de las columnas de la marcha anterior. Allí se denunciaron también “las enormes limitaciones de estos juicios que se desarrollan a cuenta gotas”, de forma tal que “cientos de represores mueren antes de ser juzgados”.

En ese sentido, agrega que “el Poder Ejecutivo tuvo y tiene la posibilidad de impulsar las medidas necesarias para acelerar los juicios”, como entregar “las listas de los genocidas que actuaron en cada campo de concentración”. También hay críticas al Poder Judicial, que “no investiga ni aporta pruebas” para avanzar con el juzgamiento de los represores y porque “los cómplices civiles y empresarios del genocidio gozan de absoluta impunidad”, al igual que “los dirigentes sindicales colaboracionistas y entregadores” y “los jueces y fiscales que fueron cómplices”.

La convocatoria resultó menor a la de anteriores aniversarios del golpe. Las columnas más nutridas, como la roja y amarilla del Partido Obrero, se extendían por una cuadra. Un alcance similar alcanzaron las del Movimiento Socialista de los Trabajadores y el Partido de los Trabajadores Socialistas. También la de Libres del Sur, si se considera el acompañamiento de Barrios de Pie, que debió extrañar su propia convocatoria en los años que marchaba junto al kirchnerismo en la concentración central. Otros espacios tradicionales acompañaron al EMVJ, como Proyecto Sur, el nuevo Movimiento al Socialismo, el Movimiento Territorial de Liberación, la Tendencia Piquetera Revolucionaria y Camino Popular, el espacio que se referencia en el diputado y precandidato a jefe de Gobierno Claudio Lozano.

“El 70 por ciento de los que marchamos no vivieron la dictadura, son jóvenes. Por eso triunfamos frente al genocidio y es una señal inequívoca para todos los que pretenden una restauración conservadora en el país”, manifestó Lozano durante la recorrida. Cerca suyo, el precandidato a legislador Itai Hagman destacó la preocupación “por los derechos humanos de ayer y de hoy”, ya que “la lucha contra la impunidad está muy lejos de haber concluido”, por lo que “las conquistas logradas tras más de tres décadas de lucha deben ser defendidas y profundizadas”.

Por su parte, desde Libres del Sur, la agrupación encabezada por Humberto Tumini y Victoria Donda, consideraron: “Fuimos a la Plaza de Mayo a cuestionar que un facho como Berni haya sido puesto por la Presidenta para cuidar nuestra seguridad”.

La mayoría de las columnas iban engalanadas con banderas rojas: una camioneta con parlantes encabezaba la marcha. Algunas agrupaciones representaban escenas alegóricas, con disfraces de militares o policías y de Madres de Plaza de Mayo; otras llevaban músicos y bailarines. Un grupo de militantes llevaba un muñeco que representaba a Milani, pero no llegó a ver el final de la ceremonia, ya que lo prendieron fuego antes.

A pesar del tono crítico hacia el gobierno nacional, los manifestantes reconocían el peligro de que el próximo en ocupar la Casa Rosada decida dar marcha atrás con estos logros. En ese sentido, el legislador porteño del Partido Obrero Marcelo Ramal sostuvo: “Esta marcha denuncia que quienes quieren reemplazar a los K, como Mauricio Macri, han montado su propio Estado policial en la Ciudad, a través de la Policía Metropolitana que fundó el Fino Palacios”.

Además, Ramal, precandidato para renovar su banca en los comicios de este año, sostuvo que la que protagonizaron las fuerzas de izquierda es “la marcha histórica del 24 de marzo, la que defiende las libertades democráticas y el juicio y castigo a los culpables, con independencia de los gobiernos de turno”. Para el dirigente del PO, esa convocatoria es “una marcha contra el encubrimiento y la impunidad”.

Página/12

La memoria recorrió el país

Con actos y marchas en todo el país se conmemoró ayer el Día Nacional de la Memoria, por la Verdad y la Justicia. En Córdoba, bajo una lluvia persistente, la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Sonia Torres, dijo que mantiene “la esperanza de un quiebre del pacto de silencio de los genocidas”. “Necesitamos que nos digan dónde están enterrados los huesitos de nuestros hijos y a qué familias entregaron a nuestros nietos”, reclamó. En Rosario, donde marcharon más de 30 mil personas, la nota de color la aportó el cantautor español Joan Manuel Serrat, quien se acercó a saludar a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. En Bahía Blanca, en el predio donde funcionó el centro clandestino La Escuelita, organismos de derechos humanos repudiaron la complicidad de la corporación judicial con los civiles partícipes del terrorismo de Estado, como el empresario Vicente Massot, director de La Nueva Provincia.

En La Rioja, autoridades provinciales y ex presos políticos descubrieron una señalización donde funcionó la delegación de la Policía Federal. “Hay que tomar partido, en democracia no podemos ser neutrales y mirar para otro lado, tenemos que tomar partido por la vida, por la justicia, por el Estado de Derecho y por los juicios que castiguen a los genocidas”, dijo el secretario de derechos humanos, Delfor Brizuela. Por los ex detenidos de la Federal, Diana Quiroz expresó que “el dolor tampoco se olvida porque acá pasamos muchas atrocidades y hasta tuve la desgracia de perder un embarazo”. El vicegobernador a cargo del Ejecutivo, Sergio Casas, expresó que “las futuras generaciones deben tomar conciencia de lo que significó este día, la noche más negra de la historia argentina”.

En Mar del Plata, el intendente Gustavo Pulti junto a funcionarios bonaerenses, organismos de derechos humanos y concejales inauguraron el mural Abrazos Sanadores en el hospital Materno Infantil. La diputada Adela Segarra señaló que el acto “tiene que ver con una fecha dolorosa, pero también de reivindicación, porque representa cómo los sueños y la obstinación de los compañeros siguen presentes”. Pulti destacó que la dictadura “les robó todo a los argentinos, violentamente, con complicidades enormes”. “Hay que tener cuidado de no tropezar con la misma piedra. Hay que compartir la historia con los más jóvenes. La experiencia histórica no deja de ser un faro que ilumina el futuro”, agregó.

El acto central en La Pampa se realizó en la Casa del Bicentenario y contó con la participación del gobernador Oscar Jorge. El secretario de Derechos Humanos, Rubén Funes, dijo que “debemos estar unidos y garantizar que no haya impunidad para los genocidas”. Un representante del Consejo de lonko del pueblo Ranquel destacó que “hoy se recuerda el día de la intolerancia, del genocidio a los que pensaban diferente, de la injusticia y del abuso del poder del Estado”.

En Rawson, el gobernador chubutense, Martín Buzzi, destacó que “nuestro país puede decir con orgullo que juzgó a sus dictaduras como quizá ningún otro, porque se juzgó la historia reciente en tribunales neutrales y propios, como ocurrió hace un par de años con los genocidas que habían provocado la Masacre de Trelew, que estaba impune desde agosto de 1972, y pudieron ser juzgados justamente aquí, en esta ciudad”. Buzzi anunció la eliminación del estatuto de los empleados de la administración pública. “Vamos a dar de baja definitivamente el encuadre laboral que se conoce como Ley 1987, que proviene de la dictadura, rigiendo la vida diaria del conjunto de los empleados de la administración central”, dijo. Agregó que se les propuso a los sindicatos “discutir un nuevo convenio colectivo de trabajo y para junio o julio ya tendremos un nuevo estatuto”.

En la Plaza de la Memoria de Ushuaia, frente al Canal de Beagle, la gobernadora Fabiana Ríos pidió recordar a las víctimas de la dictadura “con el compromiso en tiempo presente” y llamó a redoblar esfuerzos para “transmitir el recuerdo de lo que pasó a las futuras generaciones”. La secretaria de Derechos Humanos fueguina, Nélida Belous, remarcó que el mayor acto de entrega de los militantes en la década del ’70 fue “trabajar al lado de los que más los necesitaban, aun con la represión encima”, y recordó que “lo único que se buscaba era una mayor justicia social”. Las actividades continuaron con una transmisión especial de Radio Nacional Ushuaia, que incluyó entrevistas y audios históricos, y con una muestra conmemorativa del artista plástico Alejandro Abt.

En San Luis, el acto central frente al Monolito de la Memoria fue organizado por la APDH local. María Magdalena Alvarez, hermana de Graciela Fiocchetti –secuestrada, torturada y asesinada en 1976–, recordó las penurias de su familia, destacó la realización de los juicios y el trabajo de los antropólogos forenses. Familiares de desaparecidos entregaron diplomas a los doctores Enrique Ponce, Norberto Foresti y Carlos Jorge Pereyra por su trabajo a favor de las víctimas de la dictadura.

En la Casa de la Memoria de San Fernando del Valle de Catamarca, donde vivieron los detenidos-desaparecidos Francisco Gregorio Ponce, Griselda del Huerto Ponce y Julio Gerardo Burgos, se realizó una vigilia para recordar el aniversario del golpe.

En Mendoza se inaugurará hoy un paseo por la Memoria, la Verdad y la Justicia en la Plaza Central de la Universidad Nacional de Cuyo, donde sus autoridades junto a organismos de derechos humanos plantarán 32 árboles para recordar a los desaparecidos en esa casa de estudios durante la dictadura.

En Formosa, la Subsecretaría de Derechos Humanos junto con centros de estudiantes desarrollará hasta el viernes “talleres de sensibilización y reflexión”, explicó la subsecretaria Silvina Arauz.

La marcha en Córdoba fue convocada por la Mesa de Trabajo por los Derechos Humanos y tuvo por lema “Los pañuelos son bandera. Olvido y silencio Nunca Más”. Emiliano Salguero, de HIJOS Córdoba, destacó que hoy en la Argentina se debaten dos modelos de país, pero que las políticas de derechos humanos no están en discusión porque “los ejes de Memoria, Verdad y Justicia pertenecen al pueblo”.

En Bahía Blanca, el titular de la APDH, Eduardo Hidalgo, advirtió que “estamos como nunca frente a la necesidad insoslayable de defender un modelo de país frente a los que tienen como único objetivo la destrucción de la democracia”. Repudió al “Poder Judicial cómplice de viejos y cotidianos atropellos, el de las operatorias de impunidad para los accionistas del genocidio”, y citó como ejemplo a quienes obstaculizan las causas a los partícipes civiles de la dictadura, como el juez subrogante Santiago Martínez, el secretario Mario Fernández Moreno y el juez ad hoc Claudio Pontet. Julio Ruiz, ex militante del Peronismo de Base y también sobreviviente de La Escuelita, recordó: “Acá estaban las tinieblas, ése era el sentido último del poder en la Argentina, lo tenebroso”; y advirtió que “sigue estando ese poder tenebroso, no lo hemos derrotado, no nos lo hemos podido sacar de encima, pero estamos luchando para eso”.

Página/12

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