Luis Almagro, electo secretario general de la OEA: “La época de administrar patios traseros ha quedado en el pasado”
El ex canciller uruguayo analiza la situación del organismo regional y sostiene que como parte del aggiornamiento se deben rediscutir políticas que Estados Unidos llevó a cabo desde la fundación. Sus iniciativas para cuando asuma.
Con 51 años y una extensa trayectoria diplomática en sus espaldas, Luis Almagro tiene por delante un enorme desafío a partir del 26 de mayo, cuando asuma su cargo como secretario general. En esta entrevista con Tiempo, el ex canciller se refirió a la histórica supremacía que Estados Unidos tuvo en la OEA y advirtió que “la época de administrar patios traseros ha quedado enterrada en el pasado”. También aseguró que trabajará en la reincorporación de Cuba.
-Tras ser elegido secretario general, habló de una renovación de la vieja OEA, que era «discursiva, burocrática y alejada de los pueblos americanos». ¿Qué diferencias tendrá el organismo bajo su mandato respecto de los anteriores?
-No soy partidario de la teoría del “Big Bang”, es decir, de llegar el 26 de mayo a Washington y cambiar todo, sino que creo que debemos apoyarnos en los aspectos positivos para expandirlos y en todo caso cambiar lo que no sirve de la institución y para ello habrá que generar el apoyo necesario. Es imprescindible generar credibilidad frente a los dueños de la OEA, que son sus países miembros, de manera tal de que la OEA pueda facilitar la solución de problemas a nivel regional, subregional o nacional cuando así los países lo requieran. Cuando fui electo por 33 países de 34, mencioné una frase de Raúl Sendic, el líder y fundador del MLN-T, que le calza muy bien a la OEA. Parafraseándolo, dije que “si nos ponemos a discutir sobre las cosas que vemos diferente, vamos a pasar toda una vida discutiendo; si trabajamos en lo que estamos de acuerdo vamos a pasar una vida trabajando”.
-¿Será una OEA con menos influencia estadounidense, en la que veremos mayor igualdad entre los países miembro?
-La época de administrar “patios traseros” ha quedado enterrada en el pasado. Hoy estamos frente a un mundo multipolar y la OEA tiene que adaptarse a ese mundo. El organismo ofrece una configuración única por el hecho de ser la amalgama de América del Sur, Norte, Centro y el Caribe. Es un foro único en ese sentido y hay que generar una agenda de cooperación positiva que involucre a los EE UU, como lo ha hecho tan exitosamente la CELAC con China, que ha generado una plan de largo plazo en áreas claves. Esto creo que puede ser viable, pero para ello hay que superar obstáculos y centrarse en lo que se puede construir de cara al futuro y no en lo que nos separa.
-¿Es posible que Cuba vuelva a formar parte del organismo?
-Creo que ello contribuiría a cerrar un ciclo de innecesaria exclusión. Cuba tiene mucho que ofrecer a los países miembros de la OEA en varias áreas del desarrollo, desde la salud pública pasando por la educación. El actual dialogo bilateral con los EE UU es auspicioso, la normalización de relaciones diplomática un paso clave y yo trabajaré en función de un reingreso de Cuba a la OEA, con el debido respeto de los tiempos y dinámicas en curso.
-Ecuador reclama que cambie la sede de la OEA y de la CIDH. ¿Qué posición tiene al respecto?
-En las actuales circunstancias, lo importante es asegurar que ambos organismos puedan funcionar con normalidad, garantías y con la máxima representación posible de los países miembros. Esa situación existe en la capital estadounidense hoy en día. En un futuro quizás la situación cambie.
-¿Qué posibilidades tiene el organismo de actuar ante los constantes conflictos entre Venezuela y Estados Unidos?
-Hoy hay un secretario general en funciones y yo no debo con mis expresiones interferir con su accionar. No obstante lo cual, es sabido que ya he actuado en este tema en el pasado como integrante de UNASUR y lo he hecho desde una postura que promueve el diálogo entre las partes involucradas.
-¿Qué proyectos impulsará en su gestión?
-He presentado una serie de iniciativas que creo que contribuirán a poner a la OEA más cerca de las preocupaciones de los ciudadanos de las Américas. En primer lugar, seguridad ciudadana, tema que está entre los dos o tres primeros en la preocupación de todos los países del hemisferio. Trabajaremos en una iniciativa hemisférica junto a las multilaterales con un enfoque integral del problema, además de un informe anual que recoja las mejoras prácticas para ver qué funciona y qué no en este tema crucial. Otro tema, escuela de gobierno, contribuiremos a la formación de los cuadros del sector público y la sociedad civil dotándolos de herramientas para el buen gobierno, la transparencia, rendición de cuentas y articulación de consensos. Por otro lado, prevención de conflictos sociales, facilitaremos el dialogo entre inversionistas de fuera y de la región con los estados y las comunidades en aquellos sectores productivos claves que generan riqueza y conflictos en su distribución. También abordaremos la prevención y gestión de desastres naturales en el Caribe y Centroamérica: articularemos un fondo y una red de mejores prácticas con el sistema de Naciones Unidas y los organismos multilaterales. En cuanto a interconectividad en el Caribe, será una iniciativa para superar las brechas de conectividad digital además de fluvial y aérea, atrayendo inversiones a dicha región para promover el progreso y la oferta laboral para los jóvenes. Por último, impulsaremos una Red Panamericana sobre Calidad de la Educación, una iniciativa esencial para el hemisferio, ya que nos permitirá pasar de los éxitos en acceso de la gran mayoría de los americanos a la educación a la obtención de mejores resultados educativos a todo nivel y así mejorar las oportunidades laborales de nuestros jóvenes a lo largo y ancho del hemisferio.