El Salvador: según organismo oficial, se duplican las deportaciones de menores desde México y EEUU

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Las campañas para evitar que los menores de edad migren, solos o acompañados, parecen no haber tenido el efecto deseado. Hasta el 11 de marzo, según la Dirección General de Migración, 725 menores de edad habían sido deportados. De ellos, 721 provenían de México y cuatro de Estados Unidos.

El año pasado, hasta la misma fecha, habían sido deportados 301 menores. Esto equivale a un crecimiento del 140 %; es decir, que se han registrado más del doble de casos. Durante todo 2014, Migración registró 4 mil 946 menores deportados; solo 60 desde Estados Unidos y el resto desde México.

Uno de esos casos es el de José, un adolescente de 17 años entrevistado por Dorothy Sang para Save the Children.

Él y su prima Jeniffer, también de 17 años, intentaron llegar a Estados Unidos en septiembre de 2014 guiados por un coyote. Los dos tienen a sus padres en EE. UU., pero la reunificación familiar no los impulsó a emigrar.

Según Save the Children: «José decidió realizar el viaje tras una serie de años de sentirse atrapado en su propia casa, sin poder moverse libremente porque las pandillas callejeras en su barrio le amenazaban de muerte».

Esta ONG considera que en los países del Triángulo Norte faltan «mecanismos de protección» que eviten que los menores de edad repatriados regresen a vivir en «las mismas circunstancias desesperadas y a menudo peligrosas de las que huían».

Beat Rohr, director regional de Save the Children, afirmó: «A los sistemas nacionales y locales de protección infantil les hace falta aumentar su capacidad, descentralización y su articulación para asegurar que las niñas y niños migrantes regresen a sus comunidades de origen con mayor apoyo y nuevas alternativas para enfrentar los factores que influenciaron en su decisión de migrar».

Hasta el momento, según Migración, se carece de un protocolo interinstitucional para la repatriación de menores de dad; pero «se está trabajando». No obstante, si hay coordinación entre las oficinas de migración de El Salvador y México.

En el caso de José, según sus propias palabras: «Todo comenzó hace unos dos años. La gente empezó a meterse en las pandillas. Fue entonces, hace dos años, cuando dejé la escuela. No dejaban de acosarme. Ellos querían que entrara a su pandilla. Yo les dije que nunca sería uno de ellos».

Jennifer, por su parte , tuvo otras razones para emigrar: «Me fui porque quería ver a mi madre. También me fui porque la situación aquí es difícil. No hay trabajo. Puedes buscar un trabajo pero aquí no lo encontrarás».

En septiembre de 2014, José y su prima cruzaron la frontera hacia Guatemala. Él se lo narró a Sang: «Lo que hice fue colarme. Los funcionarios de emigración estaban registrando una furgoneta en un lado del puente, así que sencillamente me colé por el otro lado. Mi prima cruzó el río nadando».

Guiados por un coyote, viajaron en automóvil y luego en autobús por Guatemala hasta cruzar la frontera con México. El viaje terminó cuando fueron capturados en Villahermosa (Tabasco), desde donde los llevaron a Palenque (Chiapas). Poco más de una semana después, José y su prima volvieron a El Salvador.

Ninguno de ellos descarta la idea de intentar llegar a EE. UU. nuevamente. «No estoy preocupada por irme de nuevo. Me fue muy bien. Mis amigos me dicen que siga adelante y que sea valiente. El proceso de la visa tarda demasiado tiempo», le dijo a Sang.

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