Argentina: el secreto de sus ojos – Por Por Mariano Saravia

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Mucha gente, con los años, va perdiendo la visión. En los sectores de clases medias y altas, eso se subsana con dinero en el sector privado o bien a través del sistema de salud formal de las obras sociales. Hoy por hoy, operarse de cataratas es una cuestión bastante simple. Pero si la persona no tiene obra social que le cubra, tiene que desembolsar entre siete mil y diez mil pesos por cada ojo.

Por eso, los sectores más vulnerables de la población están totalmente desamparados, porque ni siquiera cuentan con información precisa sobre las posibilidades que tienen.
Por ejemplo, el programa cubano Operación Milagro, que opera de cataratas y pterigion (crecimiento anormal por inflamación de tejido de la conjuntiva) en forma absolutamente gratuita, y que en la Argentina funciona solamente en Córdoba. Desde el 8 de octubre (aniversario del asesinato de Ernesto Guevara) de 2009, el programa operó a 4.738 personas, llegadas de todo el país, muchos de Capital Federal y provincia de Buenos Aires, e incluso hasta de la Patagonia.
Hasta ahora, el programa funcionó en la Clínica Junín de la ciudad de Córdoba, un sanatorio recuperado por sus trabajadores. Pero debido al crecimiento exponencial del trabajo, necesitaba un lugar propio. Y esa necesidad se transformó en un proyecto que en dos meses se hará realidad.
A partir del próximo mes de abril ya atenderá el nuevo hospital escuela oftalmológico “Doctor Ernesto Che Guevara”. Funcionará en la calle Tomás Guido 757 de Barrio San Martín de la ciudad de Córdoba, y el proyecto final prevé cuatro etapas con una inversión total de más de dos millones de pesos, la mayor parte de la cual es donación de la República de Cuba.

La inauguración está prevista para el viernes 17 de abril, con la presencia de Aleida Guevara, hija del Che, quien ya estuvo el pasado septiembre, cuando se puso la placa fundacional del hospital. En esa oportunidad, Aleida dijo: “Trabajadores de la medicina, si usamos esta nueva arma de la solidaridad conoceremos el rumbo por el que tenemos que caminar. Esto es donación de Cuba, pero deben continuarlo ustedes y les pido que lo valoren y lo cuiden, porque deben recordar que esto es la obra y el esfuerzo de un país bloqueado. Hay que conquistar las luchas y hay que luchar, hasta la victoria, siempre”.
Requerida por e-mail por Veintitrés, la hija del Che, médica como él, respondió escuetamente: “Los médicos debemos ser solidarios y no enriquecernos con el dolor ajeno. Yo no podría cobrar para salvarle la vida a un niño. Por eso, nuestros oftalmólogos no son competencia para nadie porque ellos no tienen clientes, ellos atienden a pacientes”.

Esa respuesta de Aleida está dirigida al resquemor que Operación Milagro genera en ciertos círculos médicos que privilegian el negocio privado por sobre el derecho a la salud de las personas.
La casa donde se construye el hospital se compró con dinero donado por Cuba y hasta el presente todo, principalmente salarios e insumos, sigue siendo financiado por Cuba.
En abril se inaugurará la primera parte del hospital, que incluye consultorios y quirófano, con áreas de esterilización y lavandería. Pero el proyecto es mucho más ambicioso y abarcará alrededor de dos años. Prevé un área pre y post operatoria que incluye cuatro consultorios externos, una amplia sala de espera y un laboratorio de análisis clínicos. El área quirúrgica, a su vez, contará con un quirófano, farmacia y sala de recuperación. También un alojamiento para pacientes que vengan de lejos.
En total serán cuatro pisos, con área docente, salas de reuniones y hasta alojamiento para médicos residentes. Por eso será un hospital escuela, porque además la intención es formar médicos que prioricen la idea de que el servicio de salud está por encima del lucro personal.

Servicio, no lucro. La directora del hospital es Lucía Coronel, médica epidemióloga, nacida en Tucumán, formada durante más de diez años en Cuba y radicada en Córdoba.
Además de ella, el staff médico estará compuesto por cuatro oftalmólogos, un médico generalista, dos cardiólogos, un bioquímico y una asesora cubana que supervisa el trabajo.
Conversando con Veintitrés, la directora del hospital anunció: “Este año, además de operar cataratas y pterigion, vamos a agregar glaucoma, que es un problema derivado de la presión ocular aumentada y que afecta a muchísima gente en nuestro país”.
Sobre la relación con el Estado nacional, Coronel explicó: “El programa Operación Milagro, en otros países ha sido tomado por el Estado, como en Bolivia o Ecuador, pero aquí el Estado nacional colabora en algo a través de la Fundación Un Mundo Mejor es Posible. Lo que pasa es que en la Argentina el Estado nacional tiene su propio programa que se llama Ver, y que al igual que Operación Milagro, es avalado por la Organización Mundial de la Salud (OMS)”.

–¿Y por qué no se pueden aunar esfuerzos? ¿En qué son distintos estos dos programas?

–Son muy distintos, porque el programa Ver se implementa en todo el país a través de los hospitales públicos y a través de los sistemas sanitarios provinciales, pero lamentablemente no se cumplen los objetivos.

–¿Cómo que no se cumplen los objetivos? ¿A qué se refiere?

–Como los médicos que trabajan en relación al programa Ver también están en el sector privado, muchas veces privilegian su negocio. A veces les dicen a los pacientes que los insumos o las lentes que vienen de la Nación no son buenas, que ellos les van a poner mejores insumos en sus clínicas, que les van a hacer precio. Eso es mentira, porque las lentes son iguales, pero priorizan el lucro antes que el servicio de salud. En algunos casos hasta desvían recursos, es decir, roban insumos o recursos, lisa y llanamente.

–Son médicos que no tienen puesta la camiseta de la salud pública. En manos de ellos, cualquier programa sucumbe.

–Claro, por eso nosotros hacemos tanto hincapié en la necesidad de que el nuestro sea un hospital escuela en el cual formemos y concienticemos a los trabajadores de la salud. La prueba más clara es que en 2014, sólo en nuestro centro de atención en Córdoba operamos a casi 900 personas, más que el programa Ver en todo el país.

En este concepto coincide Ricardo Hernández, quien es el director de Relaciones con la Comunidad, pero además será el bioquímico del hospital. Hernández dice a Veintitrés: “Nuestro objetivo es entrenar y formar a profesionales capaces de actuar como multiplicadores de médicos y médicas de ciencia y conciencia y así lograr que Operación Milagro llegue a todos los rincones del país”.

Desde 2006, Operación Milagro ha operado a casi 50.000 argentinos. Al principio, muchos viajaron a Cuba y la mayoría a Villazón y Yacuiba, en Bolivia, adonde siguen yendo los habitantes del noroeste argentino. Pero desde el 2009 ya el resto de los argentinos viajan a Córdoba para no pasar a engrosar las estadísticas de la OMS que señalan que cada cinco segundos, un adulto queda ciego en el mundo por cataratas u otras enfermedades curables.

Veintitrés

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