Con masivo respaldo, la presidenta inauguró el último período legislativo de su gestión

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Por octava vez consecutiva, Cristina Fernández de Kirchner pronunció un discurso por espacio de tres horas y media en la Asamblea Legislativa ante un recinto de sesiones ocupado casi en su totalidad por diputados y senadores, cuyos palcos superiores estuvieron colmado por invitados especiales y militantes políticos, y en aquellos ubicados a los costados del estrado estuvieron funcionarios y gobernadores.

Cristina ingresó al plenario del cuerpo tras ser recibida por el presidente provisional del Senado Gerardo Zamora -quien abrió a las 11.30 la Asamblea Legislativa-, y su par de diputados Julián Domínguez, y dos delegaciones conformadas por legisladores del Frente para la Victoria y la oposición.

La jefa de Estado llegó a la explanada de Entre Ríos a las 12.10, saludó a la multitud que se concentró en la Plaza de los Dos Congresos, previo a que le dé la bienvenida la comisión de exterior, y allí saludó calurosamente a los legisladores del Frente para la Victoria Pablo González, Hilda Aguirre, José Villariño y Gracielas Caselles y los opositores José María Roldán, Ángel Rozas, Fabián Rogel y Federico Pinedo.

En el coqueto Salón Azul, Cristina fue recibida por los legisladores oficialistas María Laura Leguizamón, Elizabeth Kunat, Mara Brawer, Omar Perotti, y los opositores Diego Santilli, Silvia Elías de Perez, Luis Juez, Patricia Ferrari y Adrian Pérez, y desde allí se dirigió al recinto de sesiones.

Cristina, quien lucía un elegante vestido rosa con zapatos al tono, comenzó su discurso apenas pasadas las 12.20 con un balance sobre la situación económica de los últimos 12 años y allí cosechó el primer aplauso cuando afirmó: «hemos desendeudado definitivamente a la Argentina».

Flanqueada por Zamora y Domínguez, la jefa de Estado pronunció su discurso ante un recinto de sesiones que tenía más de un 80 por ciento de las bancas ocupadas y donde fue notoria la presencia de opositores, entre los que se encontraban los precandidatos a presidente Julio Cobos, Ernesto Sanz y Sergio Massa, quien llegó cuando estaba por comenzar la sesión.

En cambio, no concurrieron a la sesión los precandidatos a presidente Hermes Binner -quien viajó a Uruguay para la asunción de Tabaré Vázquez-, Adolfo Rodríguez Saa y Elisa Carrió, el senador Carlos Menem, el santafesino y nuevo aliado del PRO, Carlos Reuteman; y la diputada macrista Laura Alonso.

Otro tramo del discurso presidencial que generó aplausos desde los palcos superiores fue cuando aseguró que desde el 2003 «se aprobaron 48 leyes laborales y ese número es inédito, debe ser festejado por el parlamento» y recalcó que «no tuvieron que avergonzarse de ninguna de leyes porque no se quitaban derechos ni estaban sospechadas de sobornos».

También cosechó los aplausos y cánticos de los militantes ubicados en los palcos superiores cuando anunció que enviaría el proyecto para «recuperar la administración de los ferrocarriles argentinos».

Uno de los tramos más álgidos del discurso fue cuando Cristina reclamó a los diputados opositores Claudio Lozano (Unidad Popular) y Berta Arenas (Compromiso Federal) por los carteles que portaban que pedían una comisión investigadora por el atentado a la Amia.

«A los que me ponen cartelitos, de la AMIA hablo desde el 94, reclamando justicia», dijo ante los aplausos de los legisladores oficialistas, invitados especiales y los militantes concentrados en la Plaza de los Dos Congresos.

También hubo fuertes aplausos cuando advirtió que «últimamente el Partido Judicial se ha independizado de las leyes del sistema normativo vigente».

De todos modos, el mayor respaldo desde los palcos y desde las bancadas lo obtuvo en el último párrafo de su discurso cuando enfatizó: «dejo un país cómodo para la gente e incómodo para los dirigentes, si le piensan sacar los derechos que tiene la gente».
Así concluyó su discurso de apertura del 133 período de sesiones ordinarias y último de su gestión, que se inició el 10 de diciembre del 2007.

Telàm

 

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