Alexandre Conceição, dirigente del Movimiento Sin Tierra: “En Brasil hay una disputa entre fracciones de la clase burguesa”
Por Leandro Segado
En esta entrevista con Marcha, Alexandre Conceição -de la Coordinación Nacional del Movimiento Sin Tierra (MST) de Brasil- analiza las recientes movilizaciones de la derecha, apunta a los errores del gobierno y confirma que los movimientos sociales están dispuestos a defender la democracia para construir un nuevo país.
-¿Podrías hacer un recorrido del proceso de movilizaciones de la derecha en Brasil en el último tiempo?
-Desde las elecciones de 2014, una de las más concurridas de los últimos años, el escenario se hizo complicado para el campo progresista, mientras que los conservadores obtuvieron un avance inédito en lo que se refiere a la opresión de los derechos de las minorías. El hecho de que miles de militantes de movimientos sociales salieran a las calles para defender la reelección de la presidenta Dilma Rousseff en contra de Aécio Neves, con la intención de evitar un retroceso mayor para los próximos cuatro años, hizo que la derecha brasileña se lanzara a un ataque más ofensivo. Hoy tenemos una disputa entre fracciones de la clase burguesa. Una parte, representada por el sistema financiero y la burguesía internacional, quiere el regreso del neoliberalismo, y la otra quiere mantener el neo-desarrollismo. En este contexto, anunciar impeachment (1) es una táctica de la derecha para presionar y acorralar al gobierno, para que no realice los cambios que el pueblo quiere que se hagan en este segundo mandato. Sin embargo, estamos en un escenario político y económico donde el enfrentamiento de la lucha de clases se está dando en las calles. Y la clase trabajadora no está dispuesta, como nunca estuvo, a permitir que la élite permanezca chupando la sangre de los trabajadores.
-¿Qué medidas concretas del gobierno hicieron que grandes sectores de la derecha salieran a las calles?
Al principio del mandato, Dilma intentó hacer un cambio político-económico, alterando la tasa de cambio y disminuyendo la tasa de interés, lo que tenía como objetivo sacar el foco del sistema financiero e invertir en el sector industrial para revitalizar la economía. Esta medida no fue bien recibida por el sector productivo. Esto porque en los últimos años el país tuvo un nivel de desempleo muy bajo, considerando el pleno empleo. Este escenario aumentó en los últimos años el poder de movilización de la clase trabajadora, que cada vez se fortaleció más y fue conquistando aumentos reales del sueldo mínimo. Rápidamente la burguesía entendió que el aumento del desempleo era necesario para debilitar a la clase trabajadora, lo que explica que no acepten la propuesta del gobierno.
-¿Cuál es la lectura del MST y de las organizaciones populares sobre el gobierno del PT y Dilma, teniendo en cuenta que en ballotage llamaron a votarla?
-Las organizaciones que hicieron campaña para la reelección querían mejorar las condiciones de vida del pueblo. Infelizmente, el gobierno de Dilma empezó mal, ya que dio señales de aceptar las presiones de la derecha y la agenda neoliberal. Eso lleva a la pérdida de la base social que la apoyó en la segunda vuelta. Además, el capital financiero está instalado en el Congreso, con políticos financiados que representan sus intereses. Los balances financieros que fueron divulgados por los partidos en las últimas elecciones demuestran que diez empresas brasileñas eligieron el 70% del Congreso Nacional. Hoy el Congreso no está compuesto por parlamentarios de partidos sino por bancadas que defienden a la élite burguesa y conservadora del país.
-Ante este panorama, ¿qué debería hacer el gobierno?
-No debe ceder a los intereses de la derecha neoliberal, que tiene como táctica desangrar al gobierno para impedir que ganen las elecciones de 2018. No importa cuánto la presidenta ceda, la burguesía quiere sacar al PT del gobierno. Por lo tanto, la única salida es que ella abrace a las fuerzas populares y cumpla el programa que la eligió, una vez que su reelección solo fue posible por la movilización de los sectores populares que salieron a las calles para impedir el regreso del neoliberalismo.
-¿Cuál es la agenda de los movimientos sociales y del MST en esta coyuntura?
-Este es el momento para que las fuerzas de izquierda salgan en ofensiva y romper el cerco que la derecha ha construido. Para eso, es necesaria una pauta osada, representada en la constituyente del sistema político, que llegue al centro de la cuestión porque va a tocar al poder político y económico de la burguesía. Los movimientos necesitan ampliar su capacidad de movilización para promover ese debate, de forma que la población se involucre y comprenda la relevancia de las reformar estructurales necesarias para Brasil. Los movimientos están dispuestos a luchar y mantenerse en permanente movilización en contra de los ajustes neoliberales del gobierno, los intentos de retroceso, la privatización de Petrobras, de Caixa Económica Federal, del sistema de salud, etc. Vamos a seguir ocupando las calles y plazas para exigir la continuidad de la democracia y mejora en las condiciones de vida de la población brasileña. Vamos a dar la disputa en las calles y también trabaremos la disputa ideológica, de las ideas. El pueblo brasileño necesita comprender que los cambios solo ocurren cuando se lucha y, en el momento actual, la lucha es en las calles, presionando y teniendo conciencia del porqué se lucha.