OCDE y CEPAL prevén caída en el ritmo de crecimiento de América Latina y Caribe

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El Centro de Desarrollo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el Banco de Desarrollo de América Latina y la Comisión Económica para América Latina y Caribe (CEPAL) prevén que la región experimente una ralentización en su ritmo de expansión económica.

Así lo exponen en el informe «Perspectivas económicas de América Latina 2015», divulgado hoy en Santo Domingo (República Dominicana), en un acto auspiciado por el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo del país (MEPyD), que remitió las conclusiones del estudio en un comunicado.

El pronóstico de crecimiento del producto interno bruto (PIB) se ubican en el rango del 1.0 al 1.5 por ciento para el periodo 2014, frente al 2.5 y al 2.9 registrados en 2013 y 2012, respectivamente, apunta el informe.

De ese modo, por primera vez en los últimos años, el crecimiento de la región será inferior al de la OCDE, aunque se espera que se produzca una ligera recuperación en 2015, hasta alcanzar cotas de entre el 2.0 y el 2.5 por ciento.

Esa evolución «viene influida por un entorno internacional desfavorable en los últimos cinco años, por los bajos precios de las materias primas, la desaceleración económica de China, el encarecimiento de la financiación externa y las limitadas entradas de capitales por políticas monetarias en Estados Unidos».

El documento apunta que, en 2014, el crecimiento de las economías de América Latina estará encabezado por Bolivia, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Panamá, Perú y República Dominicana, con expansiones de entre el cuatro y el siete por ciento, según la nota del MEPyD.

En cuanto a las economías más grandes, el informe sostiene que México y Chile crecerían entorno al 2.5 por ciento, Brasil un uno, mientras que Argentina y Venezuela experimentarán un decrecimiento.

No obstante, advierte de que «el crecimiento económico de América Latina podría ser aún más bajo ante una desaceleración más profunda del crecimiento de China y, en menor medida, por un endurecimiento más rápido de las condiciones financieras de Estados Unidos».

«La principal preocupación en la región es que las bajas tasas de crecimiento no representan una desaceleración temporal», sino que son reflejo de «un crecimiento potencial más bajo que el habitualmente estimado», advierte el estudio.

Al abordar los desafíos importantes de América Latina, el documento afirma que «todos los países tienen que reconstruir su capacidad de respuesta monetaria y fiscal ante la posibilidad de un escenario económico más adverso» y para ello, deberán ampliar su espacio fiscal y acometer cambios en el gasto público.

Para los expertos de los tres organismos, «la evolución de la productividad en América Latina es decepcionante», nada comparable con la de los países OCDE y economías emergentes, y consideran que un avance en el ámbito de reformas estructurales es lo que permitiría impulsar el crecimiento.

Sugieren un crecimiento enfocado «al fortalecimiento de la educación, las competencias y la innovación» como clave para que más países de América Latina fortalezcan una clase media emergente, «y dejen atrás la trampa del ingreso medio ralentizado».

Las reformas en estos ámbitos «deben garantizar la igualdad de oportunidades de acceso a un ciclo educativo completo y de calidad, ya que la mejor capacitación de los trabajadores facilitaría su vinculación con el mercado laboral».

La inversión en capital humano y en educación no solo constituye «un motor de crecimiento económico, sino también de inclusión social y de reducción de la desigualdad», destaca el informe.

El texto señala también que América Latina «es la región del mundo con mayor dificultad para proveer fuerza laboral calificada, lo que unido a la elevada informalidad, condicionan el desarrollo inclusivo».

«El 36 por ciento de las empresas que operan en el sector formal de la economía en América Latina y el Caribe muestra dificultades para encontrar una fuerza laboral adecuadamente formada, frente al 21 por ciento del promedio mundial y al 15 por ciento en los países de la OCDE», puntualiza el estudio.

Los esfuerzos para mejorar la educación y las competencias laborales, tienen que ir acompañados de avances en materia de innovación, lo que, en conjunto, permite lograr «un incremento en la productividad laboral, generar empleos de calidad y reducir los niveles de informalidad».

Los expertos consideran que, ante la complejidad de las políticas de educación y competencias laborales, «América Latina debe actualizar su agenda de políticas en materia de ciencia, tecnología e innovación, fomentando una cooperación regional que permita reforzar los esfuerzos nacionales».

«El diseño de la política industrial y de desarrollo productivo debe tener como eje central la acumulación de competencias en nuevas tecnologías, y un enfoque de innovación con vistas a lograr la sostenibilidad económica, social y ambiental», puntualiza.

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