Pedro Brieger, director de Nodal, analiza desde Atenas las elecciones griegas

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El triunfo electoral de la Coalición de la Izquierda Radical -Syriza en griego- tiene un gran significado para América Latina y el Caribe.  Aunque no lo parezca a simple vista hay numerosos elementos que unen nuestra región con Grecia.  Por un lado su historia y cultura, que es enseñada en casi todos los colegios y universidades, y forma parte de nuestras vidas.  El griego también se encuentra en nuestro vocabulario aunque algunos ignoren que la palabra «teatro» proviene del griego «theatron», así como academia, oligarquía, hemiciclo, geriátrico, hipódromo y tantas otras.

Amén de la rica historia, lo que más une a Grecia con nuestra región es la actualidad.  De la misma manera que en la década de los noventa se impusieron las políticas neoliberales dirigidas desde los grandes organismos internacionales e implementadas por sus socios locales -con México, Perú y la Argentina a la cabeza-, en la última década a Grecia se le han impuesto medidas de ajuste draconianas.  La famosa «troika», como llaman aquí al triunvirato conformado por el Banco Central Europeo, la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional, es la que ha  dictaminado la política económica de Grecia en los últimos años.

Días antes de las elecciones la directora del FMI, Christine Lagarde, «advirtió» a Grecia que la idea de Syriza de reestructurar la deuda tendría «consecuencias» a pesar de que ésta equivale al 175% de su PBI.  Según la agencia de noticias Reuters, Lagarde sostuvo que «los esfuerzos colectivos son bienvenidos, pero al mismo tiempo una deuda es una deuda y es un contrato».  Esta terminología es muy similar a la que utilizaban los funcionarios del FMI y el Banco Mundial cuando recorrían las principales capitales latinoamericanas con sus recetas bajo el brazo.

Las recientes declaraciones de la titular del FMI no parecen estar en sintonía con lo que ella misma declaraba en diciembre de 2012 en una visita a Colombia, cuando intentaba mostrar que el FMI había «cambiado». En ese entonces, respondiendo a una pregunta sobre la deuda latinoamericana y las medidas de austeridad recomendadas por el FMI Lagarde reconocía que el Fondo había tenido programas «invasivos» 25 o 30 años atrás, pero sostenía que «el enfoque ha evolucionado ligeramente» y ahora «somos más sensibles».   En dicha entrevista aseguraba que le prestaban más atención a los más pobres. «Procuramos -decía- calibrar nuestras recomendaciones para asegurarnos de que las personas que padecen los golpes o los sacrificios de estas políticas no sean los más pobres ni las personas más necesitadas. O sea que cuando miramos un esquema pensional, procuramos proteger a los pensionados más pobres. Procuramos proteger a las personas con salarios más bajos cuando recomendamos una reforma laboral. Eso es un ejemplo de cómo hemos cambiado».

Más allá de la retórica políticamente correcta, está claro que el Fondo Monetario Internacional no ha cambiado de manera sustancial sus políticas y no se avizoran cambios a corto plazo.

El líder de Syriza, Alexis Tsipras, plantea un cambio radical para Grecia y es imposible no recordar el famoso «Discurso fúnebre» del político Pericles en el año 431 (AC). Entonces, Pericles decía:  «Pues también poseemos ventajosamente esto: el ser atrevidos y deliberar especialmente sobre lo que vamos a emprender; en cambio en los otros la ignorancia les da temeridad y la reflexión les implica demora.  Podrían ser considerados justamente los de mejor ánimo aquellos que conocen exactamente lo agradable y lo terrible y no por ello se apartan de los peligros. Y en lo que concierne a la virtud nos distinguimos de la mayoría, pues nos procuramos a los amigos, no recibiendo favores sino haciéndolos. Y es que el que otorga el favor es un amigo más seguro para mantener la amistad que le debe aquel a quien se lo hizo, pues el que lo debe es en cambio más débil, ya que sabe que devolverá el favor no gratuitamente sino como si fuera una deuda. Y somos los únicos que sin angustiarnos procuramos a alguien beneficios no tanto por el cálculo del momento oportuno como por la confianza en nuestra libertad».

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En Grecia, las palabras que han dejado huellas están presentes. Tanto Pericles en el año 431 como Tsipras en 2015 plantean el atrevimiento y la búsqueda de los verdaderos amigos.

El nuevo gobierno liderado por Alexis Tsipras seguramente tendrá el apoyo de varios gobiernos latinoamericanos en su pulseada con los organismos internacionales que insistirán en aplicar las políticas de ajuste.  Inversamente, América Latina ahora tendrá un amigo en Europa.  Habrá que ver si se abre una nueva, inesperada e interesante relación entre Grecia y América Latina. El tiempo lo dirá.

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