«The New York Times» destaca la evolución de los derechos homosexuales en Cuba

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El diario The New York Times destacó hoy la evolución de los derechos de las personas homosexuales en Cuba durante los últimos años y confió que el acercamiento entre la isla y Estados Unidos permita seguir avanzando.

El periódico, que en los últimos meses ha dedicado gran atención a Cuba, señala en un editorial publicado en inglés y español que la «visible y fortalecida comunidad gay ofrece esperanzas de que otras libertades se asentarán» en el país.

El diario relata la mejora de la situación de la comunidad homosexual gracias a los movimientos ciudadanos y el liderazgo de Mariela Castro, hija del presidente cubano.

«Algunos diplomáticos en La Habana ven el progreso que se ha hecho en el ámbito gay como un potencial modelo para expandir otro tipo de derechos civiles, en una de las sociedades más reprimidas del mundo», señala el periódico.

Según The New York Times, las malas relaciones entre EE.UU. han impedido a Washington apoyar activamente a los homosexuales como ha hecho en otros países, dado que la mayoría de los activistas cubanos se oponen a colaborar con el Gobierno estadounidense por su políticaenfocada a derribar el régimen.

«Esta actitud, compartida por muchos, ha frustrado esfuerzos por parte de Estados Unidos para promover la libertad de prensa y el derecho de asamblea. El giro en la política estadounidense va a lograr que más cubanos estén dispuestos a cooperar con Estados Unidos», subraya el periódico.

En los últimos meses, The New York Times ha sido uno de los grandes defensores de una normalización de las relaciones entre EE.UU. y Cuba, ya antes del anuncio hecho esta semana por el presidente, Barack Obama.

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La evolución del movimiento gay en Cuba – Diario The New York Times, EEUU

En Cuba, históricamente las marchas han sido eventos orquestados por el gobierno o protestas de disidentes, que las autoridades suelen suprimir con rapidez. Así que llamó mucho la atención cuando, en mayo de 2007, la sobrina de Fidel Castro salió a la calle con un pequeño ejército de travestis, armado con banderas de orgullo gay.

Años antes de que la administración Obama anunciara un dramático giro en su política respecto a Cuba el miércoles, al afirmar que aislar a la isla ha sido una estrategia fallida, un par de gobiernos cercanos a Estados Unidos vieron la posibilidad de mejorar la vida de las personas gay en Cuba, aunque ello conllevara trabajar con un prominente miembro de la familia Castro.

La primera celebración en La Habana por el Día Internacional Contra la Homofobia y la Transfobia marcó el comienzo de una extraordinaria evolución de los derechos de minorías sexuales en la isla más poblada del Caribe, una región donde las actitudes hostiles contra las personas homosexuales siguen siendo la norma.

Mariela Castro, la hija de Raúl Castro, el Presidente de Cuba, ha estado en la vanguardia de cambios legislativos y sociales que han convertido a la comunidad gay en un segmento de la población más visible y empoderada. En este proceso, ha propiciado una apertura inusual para la sociedad civil en un país autoritario donde los movimientos de base no suelen lograr mucho. Algunos diplomáticos en La Habana ven el progreso que se ha hecho en el ámbito gay como un potencial modelo para expandir otro tipo de derechos civiles, en una de las sociedades más reprimidas del mundo.

Los Gobiernos de Noruega y Bélgica han brindado apoyo financiero a la organización que lidera Castro, el Centro Nacional de Educación Sexual. Son contribuciones que demuestran lo que se puede lograr si se respaldan ciertas políticas de un gobierno que Estados Unidos y varios países europeos han mantenido aislado, a raíz de su deplorable historial en cuanto a derechos humanos. A medida que la administración Obama comience a implementar las nuevas políticas respecto a Cuba, es mucho lo que puede aprender de los países que optaron por forjar lazos.

“Está bien criticar, pero también hay que reconocer que han hecho cosas buenas”, dijo John Petter Opdahl, embajador noruego en La Habana, en una entrevista reciente. Opdahl, quien es gay, dijo que su gobierno ha contribuido con $230,000 a la organización de Castro durante los últimos dos años. “Ella ha abolido buena parte del estigma para mucha gente en el país y le ha mejorado mucho la vida a tanta gente, no solo en La Habana, sino también en las provincias”.

El Gobierno de Fidel Castro condenó al ostracismo a las minorías sexuales durante los años sesenta y setenta, enviando a muchos forzosamente a campos laborales. El brutal trato a hombres homosexuales lo registró vívidamente el autor cubano Reinaldo Arenas, quien fue condenado en 1974 por trabajos literarios que las autoridades consideraron una “desviación ideológica”. Su autobiografía, Antes que anochezca, un libro aclamado por la crítica, que fue adaptado como película, es quizás el testimonio más completo de un capítulo particularmente oscuro de la historia cubana.

Castro dijo que, a través de los años, ella y su madre, Vilma Espín, ya fallecida, intentaron suavizar la actitud de los hermanos Castro respecto a las minorías sexuales. Hace una década, la comunidad de gays y lesbianas en Cuba era menos perseguida, pero se mantenía en las sombras. Castro, quien también es diputada de la Asamblea Nacional, decidió convertir el asunto en su prioridad.

Después de la marcha de 2007, Castro, quien es heterosexual, lanzó una campaña para promover la tolerancia. Entre sus logros, figura el hecho de que el gobierno hoy en día provea cirugías de reasignación de sexo y tratamiento de reemplazo hormonal a personas transgénero. El año pasado, cuando la Asamblea aprobó un nuevo código laboral que protege a los homosexuales ─pero no a las personas transgénero─ de discriminación en el trabajo, Castro se convirtió en la primera diputada en la historia de Cuba en emitir un voto en contra de la medida, en señal de protesta. Su objetivo a largo plazo, dijo en una entrevista, es codificar la igualdad absoluta bajo la ley.

Los cubanos homosexuales dicen que la discriminación sigue siendo un problema, particularmente en las provincias. Aun así, el año pasado, una mujer en Caibarién, una municipalidad al este de La Habana, se convirtió en la primera persona transgénero elegida por voto popular. En respuesta a un pedido de Castro y de blogueros gay, a partir de 2010, el Gobierno cubano comenzó a votar a favor de resoluciones que apoyan los derechos de personas homosexuales en Naciones Unidas, rompiendo así con la posición que mantenían anteriormente con países aliados en África y el Caribe.

Aunque es ampliamente admirada, Castro y su organización estatal tienen algunos críticos entre la comunidad gay. En 2011, Yasmín Portales Machado, una activista del movimiento gay, decidió lanzar un grupo nuevo llamado Proyecto Arcoiris, debido a la necesidad de contar con una plataforma para otras voces e ideas.

En 2012, durante el aniversario del motín en Stonewall, un bar gay en Nueva York, que sucedió en 1969, Proyecto Arcoiris organizó una “besada” pública en La Habana para promover la diversidad y la igualdad. Horas antes del encuentro, un agente de seguridad del estado llamó a Machado y le pidió que la próxima vez, se dieran cita en un lugar apartado de entidades gubernamentales preeminentes. La besada fue un éxito. “Fue un gesto gay friendly de la seguridad del Estado”, afirmó, riéndose.

La administración Obama ha gastado millones de dólares promoviendo los derechos de la comunidad gay alrededor del mundo, y ha convertido el tema en una prioridad diplomática. En República Dominicana, Washington adoptó una posición valerosa el año pasado cuando funcionarios en la isla parecían no estar dispuestos a aceptar a Wally Brewster, un empresario abiertamente gay nombrado como embajador por el Presidente Obama. El Departamento de Estado le advirtió a Santo Domingo que si lo rechazaba, la isla no tendría embajador estadounidense por un largo período.

Cuando los diplomáticos de la isla accedieron, preguntaron si podían pedir que Brewster mantuviera un bajo perfil en cuanto a temas gay. Los estadounidenses contestaron que él, como los demás embajadores en la región, tendrían la misión de abogar por los derechos de las minorías sexuales. Y para dar mayor énfasis, el Departamento de Estado divulgó un video en el que Brewster y su pareja expresan su entusiasmo por asumir el cargo.

En Cuba, sin embargo, los funcionarios estadounidenses han tenido pocas oportunidades de respaldar la evolución del movimiento por los derechos gay, y han tambaleado a la hora de decidir cómo manejar el tema de la hija del presidente. Cuando la organización Equality Forum, con sede en Filadelfia, la nominó para recibir un premio el año pasado, funcionarios estadounidenses inicialmente rechazaron su solicitud de visa. Cuando el grupo protestó, accedieron.

Machado dice que la mayoría de activistas gay en la isla no están dispuestos a aceptar ayuda de Washington, dado que su política ha estado enfocada en derrocar el régimen.

“Mientras Estados Unidos sea enemigo de nuestro Estado, no podemos trabajar con ellos”, dijo Machado durante una reciente entrevista en La Habana, antes del anuncio de Obama. “Cualquier apoyo que recibas te convierte en traidor”.

Esta actitud, compartida por muchos, ha frustrado esfuerzos por parte de Estados Unidos para promover la libertad de prensa y el derecho de asamblea. El giro en la política estadounidense va a lograr que más cubanos estén dispuestos a cooperar con Estados Unidos.

The New York Times

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