Urugu ¡ay! – Por Aram Aharonian

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Al filo de las elecciones presidenciales en su país, el mandatario uruguayo José Mujica se vistió con el traje rojo de bombero para ofrecer calma a los uruguayos, y en especial a la masa frenteamplista, y se mostró confiado en el triunfo del candidato oficialista Tabaré Vázquez en base al bienestar social obtenido durante los ocho años de gobiernos del Frente Amplio: se va a mantener el rumbo, aseguró.

Pepe Mujica, que gobernó desde 2010 el segundo gobierno consecutivo de la coalición de centro-izquierda Frente Amplio, se vio obligado a salir al ruedo, ante la falta de credibilidad y confianza que en la militancia del Frente Amplio muestra el binomio oficialista, sobre todo en la militancia de izquierda y en la juventud que no se ve representada (ni oída) por los «dinosaurios». Recuerdan que en 2006 Vázquez desmovilizó el FA, que tenía un gran trabajo territorial y se abstuvo de seguir las líneas trazadas por el Congreso partidista.

«No afirmamos que no haya que seguir trabajando y mejorando, porque la lucha por el progreso humano no se termina nunca. (…) Pero el camino recorrido hace pensar que hay que darles continuidad a ciertos trazos que están establecidos hoy”, dijo el carismátco presidente de 79 años que aspira dejar el cargo en su antecesor, de 74. Y lanzó su mensaje en busca de votos hacia Argentina «el país donde mejor nos integramos y con el que casi no existen diferencias”, y convocó a los uruguayos residentes en Argentina (unos 117 mil según el último censo) a “cruzar el charco y dar una mano con la solución de nuestros problemas».

Los principales candidatos -Tabaré Vásquez (Frente Amplio), Luis Lacalle Pou (Nacional o blanco), Pedro Bordaberry (Colorado) y Pablo Mieres (Independiente) finalizaron sus campañas en la capital (donde se encuentra la mayoría de la población) como al interior del país para atraer sobre todo al alto número de indecisos (7.8%).

Según las últimas encuestas, los dos primeros puestos están encabezados por el candidato oficialista y con el 41% / 43.8% en ascenso (según rangos de diferentes encuestas) y Luis Lacalle Pou con el 30.4% / 28%. En tercer lugar se encuentra el candidato colorado Pedro Bordaberry –quien optó por llamarse solamente Pedro, para que no lo asociaran con su padre- (15%).

Pero lo que se teme es que el descontento con el candidato merme significativamente los votos frenteamplistas en la primera vuelta (con votos en blanco), lo que pudiera revertirse en una eventual segunda ronda, para impedir un mal mayor, el retorno conservador.

La seguridad ha sido un tema de gran cobertura desde la derecha e incluye la baja en la edad de imputabilidad (que será votada en referéndum el mismo 26 de octubre -con un 40% a favor del “no a la baja”-) y el fortalecimiento –e incluso la militarización- de la policía.

Estas elecciones de 2014 tienen varias diferencias con respecto a las de cuatro años atrás, cuando la derecha estaba representada por un oligarca de “pura cepa”: Lacalle Herrera, padre. Hoy, lo está por su hijo, Lacalle Pou. Los intereses de clase y sus fundamentos ideológico-políticos no difieren. La propuesta de blancos y colorados -los partidos tradicionales -apenas modificada con matices, será la de siempre, la de expresar los intereses del bloque del gran capital dominante y descargar el peso de eventuales retrocesos económicos sobre las clases, capas y sectores populares, señala el historiador Louis.

«Serán lacayos eficientes del imperialismo norteamericano o europeo, romperán los atisbos de unidad sudamericana, abrirán más el país a las trasnacionales, a las fuerzas armadas estadounidenses, a la penetración cultural degradante», añade.

Pero la realidad es que las estrategias electorales de ambos Lacalle son diferentes, desde el lenguaje hasta la publicidad televisiva, donde se prescinde de la historia para crear el imaginario colectivo que pretende que el proceso político nace en 2005, cuando el FA accede al gobierno, roba algunas consignas progresistas y tras su andar atlético y joven, trata de ocultar su ideología conservadora y proimperialista.

Esta tarea se la facilita el candidato oficialista, un importante escollo a los pasos hacia la integración concoureña, sudamericana y latinoamericano-caribeña durante su gestión- quien no solo asesora al Fondo Monetario Internacional sino que ha puesto en duda la existencia del imperialismo . Sin dudas, cuando el FA optó por la candidatura de Vázquez, y acomodó el programa a su perfil, se produjo un corrimiento al centro con relación al programa del Congreso del 2008 y a la candidatura de Mujica.

El FA –considerado la izquierda- se desplaza al centro y no hay otra izquierda creíble con peso de masas, los demás contendores se afirman en sus posiciones retrógradas, y hasta pueden darse el lujo de aparecer como anti-imperialistas, señala Louis.

La diferencia radicaba en el programa del Frente y en la credibilidad de sus candidatos. No se puede olvidar que cinco años atrás, Vázquez pretendió imponer la candidatura presidencial de Danilo Astori, quien había sido su ministro de Economía, de tendencia neoliberal. Vázquez volvió a la carga en 2014, con los derrotados en el Congreso del FA de 2008. Mujica calificó el programa emanado en aquel Congreso de “pos-socialdemócrata”, mientras hoy su hombre de confianza, el ministro Luis Bonomi, califica al actual de “socialdemócrata”.

Pero Vázquez ý la derecha del FA lograron que la fórmula presidencial fuera Mujica-Astori, supuestamente para expresar la heterogénea realidad del Frente Amplio. Hoy, Vázquez designó de facto al candidato a la vicepresidencia a Raúl Sendic, hijo del fundador del Movimiento para la Liberación Nacional-Tupamaros, quien pareciera haber heredado solo el nombre. Astori, pese a varios escándalos, sigue manejando la política económica, alineado con los factores de poder trasnacionales y los dictados del Consenso de Washington.

A inicios de la década de 1970, el FA nació de las luchas del movimiento popular, de las luchas obreras y estudiantiles, del apoyo del MLN. Hoy, la izquierda del FA pareciera radicar en algunos candidatos a diputados por el Partido Socialista, entre quienes acompañan a la senadora Constanza Moreira (segunda en las elecciones internas de junio) y sobre todo en toda esa juventud que espera el recambio generacional -luchando en la calle contra la baja a la edad de imputabilidad a, los 16 años, edad en la que no son reconocidos siquiera como ciudadanos, y los sectores clasistas de la central obrera PIT-CNT, aunque algunos de sus dirigentes fueran cooptado para dedicarse a la política.

No cabe la menor duda que en estos ocho años de gobierno del Frente Amplio se han registrado en el país avances considerables: consejos de salarios, ley de 8 horas para el trabajador rural, leyes protectoras de las trabajadoras domésticas, descenso de los índices de indigencia y pobreza, ley de responsabilidad penal empresarial, matrimonio igualitario, ley de aborto, legalización de la marihuana, etc. Lo curioso es que a estas tres leyes se opuso Tabaré Vázquez… y perdió.

Vázquez y Astori en el primer gobierno, tomaron de ejemplo a la Concertación chilena, la hoy también se perfila en Uruguay (con Vázquez) un gobierno similar al de Michelle Bachelet . Y a la izquierda uruguaya el toca reamarse, prescindir de los “dinosaurios”, construir, con base a los jóvenes y trabajadores, la nueva alternativa, pensando más en América Latina, la complementación, la integración, la Patria Grande, metas declamadas pero generalmente saboteadas, sobre todo durante el anterior gobierno de Vázquez.

En Uruguay el gobierno progresista actúa indiferente a los deterioros que produce el llamado progreso en la sociedad y la naturaleza y no es nada arriesgado afirmar que el actual equipo de gestores transnacionales -o los que vengan- seguirán transitando indiferentemente a esta realidad, señala Eduardo Camín.

Ya estamos en veda electoral. Al decir de Mario Benedetti, fundador del FA, el “paisito” de mentalidad de clase media está en “silencio hospital”. El FA parece haber perdido su mística, a pesar de los esfuerzos postreros de Pepe Mujica, hoy candidato a senador. El enemigo es el de siempre, el adversario de hoy es un “pituco”, al decir de Benedetti:

Hijo mío /recuérdalo/son ellos los pitucos

Casi una raza aparte/son nietos de estancieros/primos de senadores/

sobrinos de sobrinos/de heroicos industriales.

Son ágiles/imberbes/deportistas/cornudos.

Mira cómo te miran bajo sus lentes negros.

Pero no te preocupes/en el fondo … son buenos.

Ellos aman los dividendos/Escuchan a Stravinsky/

Se bañan diariamente con jabón perfumado/

y a la hora del crepúsculo/ bajan todos al centro

Hijo mío/ prométeme/ nunca intentes hacerles zancadillas.

Los pitucos son tenues/ los pitucos son sensibles:

Una bocina, un grito, a veces una simple huelga/

les arruina el alma

Hijo mio recuérdalo, son estos los pitucos

*Magister en Integración, periodista y docente uruguayo, fundador de Telesur, director del Observatorio en Comunicación y Democracia, presidente de la Fundación para la Integración Latinoamericana

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