Un cambio de rumbo que permitió al país ingresar al siglo XX – Periódico Siglo 21, Guatemala

808

Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

A la distancia, 70 años después, al repasar lo sucedido aquel 20 de octubre de 1944, hay consenso en que la gesta revolucionaria que hoy se conmemora permitió el ingreso de Guatemala al siglo XX.

Como mencionó uno de los entrevistados en la sección Cara a Cara publicada ayer por Siglo.21, la Revolución del 20 de Octubre significó la llegada de la modernidad al país, aunque con más de cuatro décadas de atraso.

En esta fecha es propicio recordar que el movimiento, que puso fin a la dictadura de 14 años de Jorge Ubico, hizo avanzar la democracia en la nación y dio esperanza de desarrollo a la clase trabajadora, que solo era vista como mano de obra aprovechable por lo barata; también impulsó una economía moderna y abrió la puerta a expresiones políticas que estaban reprimidas.

Que se sigan recordando como logros de la Revolución de Octubre la creación del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social, el Código de Trabajo y la descentralización estatal por medio de autonomías, puede interpretarse como el merecido reconocimiento a los avances de dicho período, pero también pareciera señalar que después de estas conquistas la historia se resume en una serie de fraudes electorales y golpes de Estado, hasta llegar al actual período democrático.

Renovación y cambio son palabras que describen la cadena de hechos que llevaron hasta la Revolución de Octubre. Los pensadores que participaron en las entrevistas Cara a Cara coinciden en que desde aquel período a la fecha no hay otro punto de inflexión que marque la historia nacional, con una huella tan honda.

Otro punto de coincidencia es que se necesita un cambio estructural, profundo y pacífico, pero con la mirada puesta en el futuro, en un país cuya institucionalidad funcione, donde la miseria vaya en retirada y el trabajo honrado permita vivir dignamente a los ciudadanos.

El espíritu de la revolución que hoy recordamos anidó en diversos sectores de la sociedad guatemalteca de aquel entonces. Fue así como ciudadanos, militares jóvenes y estudiantes cansados de la opresión se unieron. Con valentía y decisión consiguieron deponer al dictador.

Dichosos los protagonistas de aquella gesta revolucionaria, porque el tiempo y la memoria han sido justos y, con distintas objeciones, tirios y troyanos reconocen que el 20 de octubre de 1944 es una fecha grande para Guatemala, una referencia de que las aspiraciones por un país mejor no son una utopía y que el balance de aciertos y errores es favorable en el libro de la historia.

Siglo 21

Más notas sobre el tema