La victoria electoral del MAS – Periódico Página Siete, Bolivia

322

Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

El presidente Evo Morales acaba de obtener una gran victoria. Ha logrado en las urnas alrededor del 60% de los votos, según los sistemas de conteo rápido contratados por redes de televisión. Su victoria se extiende a todos los departamentos del país, excepto Beni, donde ganó el frente Unidad Demócrata.

La victoria de Morales es inapelable y adquiere más significación considerando que se produce casi al cumplirse el noveno año de iniciado su Gobierno, algo totalmente inédito en la historia boliviana e incluso inusual en los países de América Latina y otras latitudes.

Según las cifras mencionadas, considerando que el Tribunal Supremo Electoral está haciendo en estas horas un papelón respecto de la entrega de resultados oficiales, todavía está en duda si el oficialismo logró dos tercios de los votos en las dos cámaras legislativas. En todo caso, está muy cerca de lograrlo.

Para los adherentes del oficialismo, la victoria tiene un sentido aún más especial debido a que dos departamentos en los que el Gobierno no lograba vencer, como Tarija y Santa Cruz, fueron finalmente captados por el MAS. Los triunfos en ambas regiones son importantes y simbólicos. El único departamento en el que no ganó fue, como se dijo líneas arriba, el Beni, cuyo líder regional es Ernesto Suárez, que fue candidato a la Vicepresidencia junto a Samuel Doria Medina.

Los muy buenos resultados del oficialismo en el oriente y sur (aún en Beni Morales obtuvo el 40% de los sufragios) compensaron las mermas de votación obtenidas por el MAS en los departamentos de occidente, donde perdió votos en Potosí, Oruro y La Paz, pero en porcentajes que tampoco ponen en duda su hegemonía en esas regiones. En todo caso, este resultado es mejor para el oficialismo en cierto sentido que el de 2009, cuando logró 64%, debido a que ahora su respaldo es más homogéneo en todo el país.

Estos resultados, además, posesionan al oficialismo de extraordinaria manera para enfrentar los comicios por gobernadores y alcaldes a realizarse en marzo del próximo año.

En el frente opositor la situación es, obviamente, la inversa. Doria Medina logró un decente, pero bajo, 25% de respaldo, que no le alcanzó para forzar a una segunda vuelta ni asegurar una bancada que controle más de un tercio de los votos. Jorge Quiroga y Juan Del Granado obtuvieron resultados mínimos, de alrededor de 9% y 3% respectivamente, muy por debajo de lo que sus campañas esperaban lograr. Para ambos estas son derrotas: Quiroga es un expresidente que obtuvo 28% de los votos en los últimos comicios en los que participó, los de diciembre de 2009; y Juan Del Granado, un muy buen exalcalde de La Paz, está a punto de ver que su candidatura condujo a su partido a la posible pérdida de su sigla.

Curiosamente, pese a que tuvo un porcentaje también bajo, de alrededor del 3%, el Partido Verde que llevó como candidato a Fernando Vargas, logró un resultado sorprendente.

La victoria de Morales se explica en su capacidad de sintonizar con las mayorías del pueblo boliviano. Le ha favorecido también el buen desempeño de la economía, el uso de los recursos estatales que tuvo para apoyar a su campaña y el control de los medios de comunicación. Pero también se vio favorecido por los egoísmos, errores e inquinas personales de la oposición. Quiroga, en ese sentido, ayudó a dispersar el voto y por lo tanto su candidatura favoreció a los intereses del binomio oficialista. Pero también Doria Medina y Del Granado mostraron sus desmedidas aspiraciones presidenciales. Otros candidatos, de esos mismos partidos o de fuerzas aliadas, podrían haber obtenido mejores resultados. La oposición contribuyó así a incrementar su propia debilidad y alejar la posibilidad de una Asamblea con pesos y contrapesos.

Ahora, toda la atención estará puesta en los siguientes días a conocer con precisión si el MAS logró o no los dos tercios en las cámaras. Ello es clave porque se presume del interés del Gobierno de aprobar la reelección indefinida.

El triunfo de Morales es inapelable y adquiere más significación considerando que se produce al cumplirse el noveno año de iniciado su Gobierno.

En el frente opositor la situación es, obviamente, la inversa. Doria Medina logró un decente, pero bajo, 25% que es bueno pero no suficiente.

Página Siete

Más notas sobre el tema