Chile: Bachelet cierra gira por Europa con importantes acuerdos económicos

444

La Presidenta Michelle Bachelet cerró este jueves su gira europea convencida de haber logrado los objetivos de atraer nuevos capitales hacia el país, obtener respaldo internacional a sus reformas y lograr el apoyo de Madrid y Berlín para la ampliación del acuerdo con la UE.

Bachelet afirmó que deja España «con la impresión optimista de que ha sido una visita de Estado extraordinariamente fructífera que permitirá profundizar aún más las relaciones entre los dos países».

Su opinión fue coincidente con la del presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, quien señaló que «las relaciones entre los países son excelentes» y enfatizó que «Chile contará siempre con el apoyo de España».

Tras sostener una reunión de dos horas en el Palacio de la Moncloa, sede del Ejecutivo español, los dos gobernantes suscribieron seis acuerdos sectoriales en diversas materias en el marco de esta visita de Estado, la primera que tiene lugar en el reinado de Felipe VI y también la primera de Michelle Bachellet desde su reeleción como Presidenta de Chile.

Los acuerdos se refieren a la lucha contra el terrorismo y la delincuencia, el intercambio de personal diplomático, la movilidad de talentos, la renovación de la cooperación bilateral al desarrollo y el deporte.

Los dos gobernantes analizaron las relaciones económicas entre ambos países, «que presentan un amplio potencial de crecimiento y diversificación. Coincidieron además en que Chile ofrece un entorno de estabilidad macroeconómica y de seguridad muy atractivo para la inversión, lo cual explica el creciente interés de las empresas españolas en el país.

Previamente, en un foro empresarial organizado por el diario El País, Michelle Bachelet se había referido a la inversión de la empresa española Gas Natural Fenosa de 3.300 millones de dólares como ejemplo de las oportunidades que las empresas españolas pueden encontrar en su país.

Cooperativa Chile

Los temores de la CUT ante el despliegue empresarial en las giras presidenciales y su impacto en la reforma laboral

Tanto en el gobierno como en la Nueva Mayoría saben de esta “molestia” y “preocupación” por lo que se observa como un trato preferencial con los empresarios, que la sensación es más profunda que los tradicionales resquemores o desconfianzas, pues pasan por que en la multisindical consideran que la Mandataria “está ponderando mucho a los empresarios” y ha dejado al margen a los trabajadores.

No es un tema que se haya tratado oficialmente en la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), no ha sido parte de las actas de sus sesiones, pero sí ha sido comentado y conversado varias veces entre sus dirigentes. Es más una sensación ambiente que atraviesa a la multisindical: la incomodidad por lo que consideran una excesiva presencia de empresarios en las giras al exterior de la Presidenta Michelle Bachelet y el efecto que ello pueda tener en el rumbo que tome la reforma laboral.

Este temor ya ha traspasado las paredes de la CUT y tanto en el gobierno como en la Nueva Mayoría saben de esta “molestia” y “preocupación” por lo que se observa como un trato preferencial con los empresarios, que la sensación es más profunda que los tradicionales resquemores o desconfianzas, pues pasan por que en la multisindical consideran que la Mandataria “está ponderando mucho a los empresarios” y ha dejado al margen a los trabajadores.

La preocupación no es gratuita, considerando que todos los actores involucrados en la reforma laboral –entiéndase gobierno, trabajadores y parlamentarios– concuerdan en que durante las primeras semanas de octubre la reforma laboral efectivamente “estuvo en peligro”, ya que las señales desde La Moneda apuntaban a inclinarse y hacer eco de las demandas empresariales y de sectores de la derecha en cuanto a postergar dicha enmienda, considerando el escenario de desaceleración económica del país.

Esa situación puso nerviosos –confiesan– a todos los partidarios de la reforma laboral, pero la semana pasada fue clave, porque ante este escenario de intranquilidad la Presidenta Bachelet optó por dar –en privado– señales concretas de tranquilidad a algunos de los principales actores involucrados en el tema. Es más, dicen que desde entonces que hay certeza de que la Mandataria “finalmente se convenció de que la reforma laboral debe ir a todo evento y antes de fin de año”.

El punto ahora pasa por el tipo de reforma por la que se jugará La Moneda. Y es ahí donde entra el factor de las giras internacionales, que –más allá de la agenda oficial de actividades y reuniones de negocios– son instancias de diálogo más fluido, para generar cercanías y vínculos, limar y exponer puntos de vista, viajes a los que –destacan– se ha llevado varias veces a empresarios y ministros del sector, pero a ningún representante del mundo sindical ni a la titular de Trabajo, Javiera Blanco.

El sábado 25 de octubre, Bachelet salió del país en una gira por Alemania y España, acompañada de varios ministros –Economía, Minería y Energía–, algunos parlamentarios –como el senador DC Jorge Pizarro– y, otra vez, con una nutrida lista de empresarios, entre los que destacan los presidentes de la Confederación de la Producción y el Comercio (CPC), Andrés Santa Cruz; de la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa), Hermann Von Mülenbrock; de Asexma, RobertoFantuzzi; de Asimet, Gastón Lewin. El periplo concluye este viernes 31, cuando la Mandataria regresa a Chile, pero unos días después, el 6 de noviembre, vuelve a salir, esta vez rumbo a China, para participar en el Foro APEC, donde también viajará con representantes del mundo empresarial.

El impacto de los viajes no es un tema menor. La misma suspicacia por la cercanía con el empresariado surgió, con menor intensidad eso sí, con el viaje a Estados Unidos de Bachelet a fines de septiembre para participar en la reunión anual de Naciones Unidas, gira que tuvo un fuerte tenor económico, a la que también asistió Santa Cruz, y de la que se dijo en esos días que sería un factor que podría influir en las decisiones de la Presidenta sobre la reforma laboral.

No son pocos los que recuerdan, además, que a principios de julio la Mandataria también fue a Estados Unidos –en pleno debate de la reforma tributaria– también acompañada por Santa Cruz, Von Mülenbrock y figuras del sector, como Andrónico Luksic, periplo que se centró en dar señales de tranquilidad para la inversión en Chile ante el escenario de reformas del gobierno. Solo unas semanas después, vino el polémico acuerdo con la derecha “en la cocina del Senado”, como señaló el senador Zaldívar, para morigerar la reforma tributaria y asegurar los votos para su aprobación, previa orden de la propia Mandataria a su ministro de Hacienda, Alberto Arenas, para sellar un acuerdo.

Si bien la decisión de presentar esta enmienda es un hecho, las semanas siguientes son claves –recalcan en el gobierno– para afinar los temas del proyecto, que debería presentarse en la segunda quincena de noviembre, más cerca de fin de mes, confiesan en el oficialismo. Una fecha ante la cual, si bien cumple con lo establecido en el compromiso que asumió el gobierno con la CUT, que precisó como plazo siempre durante el último trimestre de este año, desde la multisindical afirman que también se les había dicho que se privilegiaría que fuera en octubre, lo que no sucedió.
Gallitos y mensajes

En todo este escenario, la CUT ha tenido un rol bastante pasivo, al menos públicamente. En el mundo político se precisa que la presidenta de la multisindical, Bárbara Figueroa, ha sido excesivamente cauta y no ha cumplido el rol que le corresponde, de presionar públicamente a La Moneda para impulsar la reforma laboral, opinión que es compartida en el gobierno y en sectores del Ministerio del Trabajo.

Dicen que Figueroa, en su condición de militante comunista, está “pecando” precisamente de ser demasiado oficialista y, por ello, ha contenido el despliegue de un papel más protagónico para “pelear” la reforma laboral. Craso error para muchos en el oficialismo, porque precisan que le ha regalado terreno al secretario general de la CUT, Arturo Martínez, ya que ambos han protagonizado un comentado gallito interno de liderazgo en la multisindical.

Martínez precisó que “a la CUT le falta más potencia, ser más activa y no esperar la agenda que sale desde el gobierno, porque la Central tiene sus temas propios” que son mucho más amplios que los del Ejecutivo. Sobre Figueroa dijo, puntualmente, que “la ministra del Trabajo aparece más de izquierda que la presidenta de la CUT” a la hora de hablar de la reforma.

Ha sido Martínez, reconocen en el propio gobierno, quien ha puesto cierto grado de presión pública con declaraciones las últimas semanas. “Durante la campaña presidencial no sólo se llamó a votar por la Presidenta Bachelet, sino un Parlamento para Bachelet para hacer las reformas, y se cumplió el objetivo, por tanto no hay razón para que el proyecto de ley se empiece a negociar en el Congreso”, aseguró el 17 de octubre, agregando que está latente el temor del rumbo que vaya a tomar la enmienda, porque se “ha visto anuncios en los últimos días de varias comisiones en RN, la UDI, los empresarios, es claro que van a querer incidir en el proyecto durante la discusión en el Parlamento si es que no pueden incidir en el gobierno; por eso ese temor está ahí”.

Esta semana, en el Diario Financiero, Martínez advirtió que la CUT no quiere “cualquier reforma, no se trata de una reforma para cumplir, se trata de una reforma que termine con la situación que tenemos. No se saca nada con reformar la ley de negociación colectiva, si no se tiene sindicatos para hacerlo y si no resolvemos el tema del despido, no vamos a tener sindicatos porque los empresarios van a despedir trabajadores cuando quieran” y añadió que “desde el punto de vista de la Nueva Mayoría no hay una justificación para decirnos que no hay votos para hacer la reforma, esta no necesita quórum calificado, necesita mayoría y la coalición que gobierna tiene mayoría. Y queremos que se ejerza esa mayoría porque tienen un compromiso con nosotros”.

Dicen que Figueroa, con su disciplina con el gobierno, ha hipotecado parte de su liderazgo y que si la reforma resulta más blanda de lo esperado, estaría en riesgo de una “desestabilización interna” en la multisindical. Por lo mismo, se le han mandado varios mensajes políticos en privado a la presidenta de la CUT para que asuma estas semanas un papel más enérgico.
La bandera

No una, sino que varias veces se le ha planteado al ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, la idea de que tome la bandera de la reforma laboral como uno de sus temas emblemáticos. Esa es la aspiración desde el Ministerio del Trabajo y es la postura que se ha puesto sobre la mesa en varios comités políticos por más de un timonel de la Nueva Mayoría.

El gran argumento que se esboza es que la reforma laboral es un tema que genera unidad y cohesión en la Nueva Mayoría, dos características que por estas semanas han estado bastante ajenas en la coalición oficialista, llegando a niveles muy tensos de cruce de declaraciones entre la DC, el PC, el PS y el PPD.

Es que la reforma educacional ha llevado a un estado “bien complejo y delicado” de las relaciones internas en el conglomerado y, visto de ese modo, la reforma laboral surge como un elemento en que no hay discrepancias, que “une desde las DC hasta el PC”, por lo que no le vendría mal a La Moneda –recalcan– contar con ese alineamiento público, que ayude a limar las asperezas. Sin embargo, Peñailillo estaría más alineado con Arenas, ante el temor por un escenario económico adverso prolongado en el tiempo.

Hasta el minuto ha sido público el gallito entre Arenas y Blanco por el liderazgo de la enmienda. Ya a finales de septiembre se hablaba en el gobierno del intento del jefe de la billetera fiscal por “tener el control” del debate laboral y, así, manejar los contenidos de la reforma con un ojo puesto en el sector empresarial, considerando que se le sindicó en su momento como uno de los que se inclinaba por postergar esta agenda, dada la desaceleración económica.

Es comentado en el oficialismo que el ministro Arenas quedó “muy débil” y con un “piso precario” debido al desgaste político que significó la reforma tributaria, que es evidente que está tratando de recomponer su relación con el empresariado, pero que, a pesar de eso, entiende que está obligado a un trabajo conjunto con Blanco, porque –confiesan– en ese gallito el mayor perjudicado y derrotado sería él.

El Mostrador

Más notas sobre el tema